Crónicas Mundiales

Heroico Brown: campeón del mundo sin equipo y con el brazo en cabestrillo (1986)

Llegó al Mundial con las rodillas destrozadas y sin equipo, pero acabó marcando en la final y convertido en un ídolo en Argentina

Brown fue campeón del mundo en 1986

Brown fue campeón del mundo en 1986 / Getty

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Tuvieron que suceder una serie de hechos imprevisibles para que el 29 de junio de 1986, un jugador llamado José Luis Brown se elevase por encima de compañeros y rivales y conectase un cabezazo ganador en la final de un

Mundial

, que acabaría ganando de la forma más heroica, lesionado y negándose a ser sustituido.

La del ‘Tata’ Brown, libero argentino, campeón del mundo en 1986, es una de esas historias que solo crecen al amparo de un torneo como el

Mundial

de fútbol: llegó a la selección casi de rebote, cuando ni siquiera tenía equipo, con las rodillas machacadas, y acabó marcando en la final ante Alemania.

Brown fue un defensa de su época: nacido en 1956 en Ranchos, provincia de

Buenos Aires

, destacó sobre todo como central y libero en Estudiantes de la Plata, donde jugó a las órdenes de Bilardo. Jugó 290 partidos en Primera y marcó 27 goles con Estudiantes. 

Más tarde jugó en el Nacional de Medellín y

Boca Juniors

, antes de firmar por el Deportivo Español (club fundado por emigrantes españoles en Buenos Aires), el club que en enero de 1986 le comunicó que no le renovaría el contrato debido a sus problemas de rodilla. 

Sangre en los descansos

Brown tenía casi 30 años y las rodillas muy tocadas: en los descansos de los partidos, los médicos le tenían que sacar sangre de las rodillas para reducir la inflamación que sufría. Años después, ya retirado, explicó que tuvo que operarse ocho veces de la rodilla derecha y dos veces de la izquierda.

Bilardo, que lo conocía bien, lo llamó para el

Mundial de México

. En teoría como suplente, ya que el titular sería Daniel Passarella. 

Ya en México, Passarella sufrió un cólico –el mal de Moctezuma, según publicaron algunos medios- que le hizo perder seis kilos en pocos días, así que a Brown le tocó ser titular. Se enteró horas antes del primer partido, ante Corea del Sur. ‘Mirá que jugás vos’, le dijo Bilardo cuando se lo encontró en el hall del hotel. 

Y Brown jugó: jugó los siete partidos de Argentina en ese Mundial. Le seguían sacando sangre de las rodillas, pero jugó

Jugó la final, donde inscribiría su nombre en la historia del fútbol porque fue el autor del primer gol, con un espléndido remate de cabeza. 

Pero ya en la segunda parte, Alemania empató: 2-2. El técnico germano,

Franz Beckenbauer

, había metido en el campo a

Dieter Hoeness

, un delantero corpulento, con la misión de entorpecer la salida de balón y el juego posicional de Brown.

Súplicas a Bilardo

En un duro choque entre ambos, el argentino salió malparado, con una luxación en el hombro derecho. Brown miró al banquillo y suplicó a Bilardo que no le sustituyera. 

Y emulando a Beckenbauer en 1970, jugó los minutos restantes –algo más de media hora- con el hombro derecho inmovilizado en un cabestrillo improvisado: se agujereó con los dientes la camiseta, a la altura del obligo, para introducir el dedo pulgar y mantener el brazo derecho pegado al cuerpo. 

Así acabó el partido, que

Argentina ganó 3-2

Brown encontró equipo después del Mundial: jugó en el Brest francés y en el

Murcia

. Se retiró en 1989, tras jugar en Racing de Avellaneda: inició una carrera como entrenador y comentarista deportivo que se vio truncada cuando le diagnosticaron Alzheimer, a los 59 años. 

Falleció en agosto de 2019, a los 62 años.