LA OTRA CARA DEL MUNDIAL

Así es pernoctar en Qatar: hoteles de un solo huésped y con estrellas "de pega"

Como el país que acoge el Mundial es una dictadura (conviene repetirlo muchas veces), decidió cercenar el libremercado hotelero para este mes y gestionarlo todo a través de una agencia estatal

Archivo - Bandera del Mundial de fútbol en las calles de Doha

Archivo - Bandera del Mundial de fútbol en las calles de Doha / Christian Charisius/dpa - Archivo

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Hace unos días, uno de los primeros de estancia en

Doha

, todavía sin partidos en la agenda, quedé a cenar con un compañero. Quedamos en la puerta de su hotel y allí me dirigí. Él llegaba del centro de prensa y su autobús (la

organización facilita lanzaderas privadas y gratuitas a los periodistas) se quedó atrapado en un atasco, así que me tocó esperarle durante media hora. Nada sorprendente, otro día hablaremos del tráfico de esta ciudad. El caso es que en ese tiempo me di cuenta de que no estaba entrando ni un solo cliente en el hotel. Al final, mi compañero llegó, subió a dejar su mochila y después le comenté mi extrañeza.

Es que sospecho que soy el único huésped que hay en todo el hotel. Bajé a desayunar el otro día y no había nadie, avisaron para atenderme y las neveras estaban vacías. Y tampoco me he cruzado con nadie. Así que, sí, es probable que no haya nadie más en este hotel”.

En efecto, no había ni una luz en las ventanas de un hotel recién inaugurado, que responde a un patrón que, a tenor de los testimonios de los visitantes, parece repetirse: edificios con una estética espectacular que por dentro son más bien poca cosa. O una cosa muy por debajo del precio que cobran, que no es precisamente pequeño.

“Mi hotel en realidad es de una estrella y le han puesto tres más de pega para el Mundial”, comentaba, entre bromas o no tanto, otra periodista en el centro de prensa uno de estos días. Y en mi caso, duermo solo en una habitación con dos camas individuales por motivos que aún no entiendo. En la reserva figura una sola cama de matrimonio en una habitación “Deluxe King Accessible” y eso comenté en la recepción.

Habitación 'accessible'

“Señor, ¿sabe lo que significa ‘accessible’?”, me preguntó uno de los recepcionistas en inglés. “No, lo siento, no lo sé”, respondí yo, confiando en que él me lo explicaría. Pero no, resulta que él no tenía ni idea. Se lo preguntó a la compañera que tenía a su lado: misma ignorancia. Acabaron llamando, aunque les dije que no hacía falta, a una tercera persona (una encargada del hotel, deduje) que solo acertó a decirme que la única habitación ‘accessible’ del hotel es la que me habían adjudicado, aunque en la reserva pusiera otra cosa. Y me comentaron que al día siguiente verían si había posibilidad de cambio, pero nunca más se supo. Yo tampoco he vuelto a preguntar, a decir verdad.

Todo quedaba más claro hace unos meses, al hacer la reserva. Sobre todo en el momento de ver los precios de las habitaciones, altísimos. Como Qatar es una dictadura (conviene repetirlo muchas veces), decidió cercenar el libremercado hotelero para el Mundial y gestionarlo todo a través de una agencia estatal. Son cosas que se suelen hacer como opción en estos macroeventos, con la particularidad de que en este caso era la única vía para reservar.

Páginas como Booking solo servían para ver qué pinta tenían los hoteles, no para reservarlos, y para toparse con alguna advertencia que llama la atención al extranjero, como que un hombre y una mujer no pueden reservar una sola habitación si no están casados. Es decir, que si estás pensando en venir a Doha con tu novio o novia, quizá sea mejor buscar otro destino.

'Under Construction'

Qatar enviaba una lista con los alojamientos disponibles, anotando si tenían licencia de alcohol o no (los que la tenían era cuádruplemente caros) y el precio. En algunos había una anotación: ‘Under Construction’. Eran hoteles, nos explicaron, que ya estaban construidos, pero a falta de inauguración o catalogación. Como Google View solo tiene imágenes de las grandes avenidas de Doha, y no de las calles más pequeñas, había que hacer un acto de fe, pues ni así se podía comprobar cómo era el presunto hotel.

El otro problema de los 'Under Construction' era que los precios de las habitaciones en esos hoteles eran meramente orientativos y al hacer la reserva te tenías que comprometer a abonar la tarifa que finalmente determinaran. Fuera la que fuera.

El hotel de un solo huésped era uno de esos. Dice mi compañero que tiene televisión, pero que el enchufe en el que debería conectarse está todavía ‘Under Construction’. Lo mismo le ocurre con la nevera. Y que por la ducha salen algún río de agua sospechoso de vez en cuándo. Al menos tiene la garantía de que no procede de otro huésped. No es mal consuelo, si se piensa en frío.