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BANCO CENTRAL EUROPEO

Un euro débil: la gran amenaza de Christine Lagarde en el BCE

El mercado prioriza al dólar por las mejores expectativas de crecimiento de la economía estadounidense frente a las incógnitas que representa el Viejo Continente y porque la Reserva Federal ha empezado el camino de la normalización monetaria mucho antes que el BCE

Christine Lagarde, en el Banco Central Europeo. EPC

Christine Lagarde, en el Banco Central Europeo. EPC

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 El euro se deprecia un 10,8% frente al dólar estadounidense en lo que va de año. La divisa comunitaria se aprecia un 9,9% frente al yen japonés, un 3,3% frente a la libra esterlina y un 4% frente a la corona sueca pero cae frente al resto de grandes divisas mundiales como el franco suizo, el dólar canadiense, el dólar australiano, el real brasileño o la rupia india.

La debilidad de la divisa común se hace patente en un momento de alta inflación donde los países de la eurozona deben importar materias primas energéticas y donde el dólar es clave a la hora de abonar gas natural y petróleo a los países productores. El mandato del Banco Central Europeo (BCE) no pasa por el control y estabilidad del euro, pero es un factor inflacionista de primera magnitud: una divisa común depreciada encarece las compras de gas natural y petróleo y añade mayor presión al encarecimiento generalizado que vive la economía europea.

La paridad del euro contra el dólar, que se ha perdido durante buena parte del verano, es positiva, sin embargo, para las compañías europeas exportadoras ya que ganan competitividad al poder vender a precios más baratos frente al dólar. En el Banco Central Europeo (BCE) son conocedores que una subida de tipos de interés puede que no sea efectiva para frenar el alza de la inflación actual en la eurozona, que viene condicionada en gran medida por la guerra entre Rusia y Ucrania.

Sin embargo, el mercado prioriza al dólar por las mejores expectativas de crecimiento de la economía estadounidense frente a las incógnitas que representa el Viejo Continente y porque la Reserva Federal ha empezado el camino de la normalización monetaria mucho antes que el BCE. El organismo monetario que preside Christine Lagarde se ha visto obligado a incrementar el coste del dinero para contener los precios, pero además porque una mayor rentabilidad de la deuda de EEUU atrae capitales desde la Unión Europea. Esto a su vez supone una forma de depreciar el euro, ya que para comprar bonos del Tesoro estadounidense habría que ir al mercado de divisas y cambiar euros por dólares, lo que supone caídas para la divisa comunitaria.

“El euro tiene dos problemas principales. El primer problema es el propio dólar estadounidense que presenta un ‘momentum’ muy fuerte, tiene una fortaleza suficiente como para no plantearse una operación contraria y además al euro le faltan catalizadores. Podría estar haciéndose un suelo en la paridad debido a que la valoración a largo plazo, por paridad de poder adquisitivo, nos muestra que el euro está infravalorado en niveles máximos desde 2014. Esta infravaloración tiene un sentido, la diferente evolución de los tipos de interés en EEUU y en la eurozona, el diferencial entre las importaciones y las exportaciones que es muy desfavorable para la eurozona”, comenta Tomás García-Purriños, gestor de carteras de Santander AM.

“De hecho, hemos visto que la balanza comercial alemana presenta por primera vez en muchos años déficit. También los diferenciales de crecimiento que son más favorables a EEUU. No hay catalizadores que nos muestren que en el corto plazo esto va a cambiar. Para ver que este suelo entre EUR/USD es de corto o medio plazo depende de cómo evolucione el crecimiento, las exportaciones europeas pese a la debilidad del euro o el tensionamiento de las primas de riesgo en los países europeos en medio de la subida de tipos del BCE”, añade.

EEUU, aliado energético de la UE

Se da, además, la paradoja de que Estados Unidos ha triplicado sus importaciones de gas natural licuado (GNL) a Europa desde el comienzo del conflicto bélico en Europa del este. La Unión Europea (UE) quiere elevar los inventarios de almacenamientos de gas natural con el objetivo de estar preparado de cara al invierno y poder asumir sin cortes de suministro los meses más duros de frío. El ‘fracking’ en la industria gasística estadounidense genera gas en abundancia y precios competitivos en un momento en el que la UE quiere reducir a cero su dependencia energética de Rusia. Catar, Nigeria o Argelia son otros de los socios comerciales que están incrementando sus importaciones al Viejo Continente gracias a la guerra.

EEUU exportó el 74% de su gas natural licuado (GNL) a Europa, en comparación con un promedio anual del 34% el año pasado, según las estimaciones de Natural Gas Monthly y EIA publicadas en abril. En 2020 y 2021, Asia había sido el principal destino de las exportaciones de GNL de EEUU, representando casi la mitad de las exportaciones totales, recoge El Periódico de la Energía. Estados Unidos se convirtió en el mayor proveedor de GNL de la UE y el Reino Unido en 2021, representando el 26% de las importaciones totales. En los primeros cuatro meses de 2022, las importaciones de GNL de Estados Unidos a la UE y el Reino Unido se han más que triplicado, en comparación con 2021, con un promedio de 7,3 miles de millones de pies cúbicos (Bcf/d) y representando el 49% de las importaciones totales, según datos del observador empresarial Cedigaz.

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La semana pasada Rusia cortó el suministro a través del gasoducto 'Nord Stream 1', clave para la llegada de gas al centro de Europa, permanecerá interrumpido hasta nuevo aviso. Primero, la gasística Gazprom alegó problemas técnicos y posteriormente el Kremlin reconoció que el corte era en respuesta a las sanciones occidentales y condicionó la reactivación al levantamiento de estas medidas.

Este mismo lunes, Credit Suisse señaló en un informe que el cierre indefinido del Nord Stream 1 supondrá que la recesión pronosticada en la Unión Europea pueda ser aún más severa que la previsión actual de -0,2% en 2023 y el descenso de la inflación podría ser más lento. Los analistas prevén que el BCE no tendrá más opción que seguir incrementando los tipos: se espera otra subida de 75 puntos básicos en octubre y que para el primer trimestre 2023 los tipos lleguen al 2,5%. El documento hace hincapié en la exposición de Alemania al gas ruso y se estima que el país tendrá que reducir su consumo hasta un 15% frente a los niveles habituales. El banco suizo advierte que la subida en el precio del gas y la electricidad seguirá pesando sobre el gasto de los consumidores y las empresas, lo que propiciará una recesión.