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ACCIONES

¿Son realmente buenos los dividendos a la hora de invertir?

Como todo, depende del perfil del inversor. Si le atrae la idea de comprar una acción y esperar a recibir un flujo constante de pagos, tiene que saber que la inversión por dividendos no es automáticamente una gran inversión. De hecho, en algunas ocasiones es mejor excluir este tipo de acciones de cartera. Estos son los motivos.

Paneles del Ibex 35 con la evolución de distintos valores, en una imagen de archivo en el Palacio de la Bolsa de Madrid.

Paneles del Ibex 35 con la evolución de distintos valores, en una imagen de archivo en el Palacio de la Bolsa de Madrid. / Europa Press/Alberto Ortega

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Silvia Morcillo / Estrategias de inversión

Las empresas pagan dividendos a sus accionistas como una “prima” derivada de la buena marcha del negocio. Pero, si la empresa decide destinar ese “excedente” a pagar dividendos en lugar de reinvertirlos en la mejora del negocio y el crecimiento, es posible que su crecimiento se ralentice e incluso que su comportamiento al alza en bolsa sea más lento. 

Además, si su estrategia de inversión se basa en comprar compañías de crecimiento - aquellas en las que el inversor espera un rápido crecimiento de los beneficios y, por tanto, de su potencial en bolsa - puede que comprar acciones con altos dividendos no le funcione pues, a menudo, éstas no suelen retribuir al accionista hasta que no alcanzan determinada madurez en el mercado. 

Por otro lado, tiene que pensar en su factura fiscal. Si tiene acciones de dividendos dentro de un plan de jubilación con ventajas fiscales no estará sujeto a impuestos anuales pero si tiene acciones de dividendos, tendrá que tributar por los dividendos que reciba y eso le podría elevar la factura impositiva. 

Por último, este tipo de acciones pueden llevarle a tomar malas decisiones de inversión. Es fácil dejarse llevar por el encanto de un generoso dividendo pero eso le podría llevar a invertir su dinero en negocios que no son del todo sólidos. 

Es un gran error pensar que las empresas que pagan grandes dividendos pueden permitírselo y, por tanto, es evidente que lo están haciendo bien. Las empresas que pagan grandes dividendos no necesariamente van bien económicamente. Y si no hace esa distinción, podría acabar realmente descontento con las acciones en las que invierte.

Las acciones de dividendos pueden ser una gran inversión que le ayude a alcanzar sus objetivos financieros. Pero si éstas no cumplen con sus objetivos financieros quizás sea una buena alternativa dejarlas de lado. Y es importante ser consciente de este hecho antes de ir a la caza de dividendos, dejando pasar la oportunidad de poner su dinero en empresas de calidad que tienen más probabilidades de recompensarle a largo plazo por la buena evolución de la acción.

Discriminar entre un buen y un mal dividendo

Si quiere invertir vía dividendos, lo primero que tiene que hacer es familiarizarse con lo que son las acciones de dividendos y por qué pueden ser buenas inversiones. Una vez que comprenda bien cómo funcionan los dividendos, algunos conceptos clave pueden ayudarle a encontrar excelentes acciones de dividendos para su cartera.

Ratio de pago. El ratio de reparto de un valor es la cantidad de dinero que la empresa paga por acción en dividendos dividida por sus beneficios por acción. En otras palabras, le indica el porcentaje de los beneficios que una acción paga a los accionistas. Un ratio de reparto razonablemente bajo (por ejemplo, del 60% o menos) es una buena señal de que el dividendo es sostenible.

Historial de subidas. Es una muy buena señal cuando una empresa aumenta su dividendo año tras año, especialmente cuando puede seguir haciéndolo durante las recesiones y otros momentos económicos difíciles como la pandemia de covid-19.

Crecimiento constante de los ingresos y las ganancias. Cuando busque las mejores acciones de dividendos para el largo plazo, priorice la estabilidad en las empresas que considere. Los ingresos erráticos (que suben un año y bajan al siguiente) y los beneficios desordenados pueden ser señales de problemas.

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Ventajas competitivas duraderas. Esta es quizás la característica más importante. Una ventaja competitiva duradera puede presentarse de varias formas, como una tecnología propia, altas barreras de entrada, altos costes de cambio de clientes o una marca potente, por citar algunos ejemplos.

Alto rendimiento. Un alto rendimiento es obviamente preferible a uno más bajo, pero sólo si se cumplen los otros cuatro criterios. Un dividendo alto sólo es tan fuerte como el negocio que lo sustenta, así que compare la rentabilidad de los dividendos después de asegurarse de que el negocio es saludable y el pago es estable.