BOLSA
Almirall, CIE… las empresas ‘value’ viven mejor fuera del lánguido Ibex
Estas empresas tienen, desde hace tiempo, a un enemigo en los grandes índices selectivos, aunque es indudable que pertenecer a los índices selectivos encierra un componente de glamour. Pero hoy, con la gestión indexada, estar en un índice acarrea casi todo lo malo y muy poco de lo bueno
Paneles del Ibex 35 con la evolución de distintos valores, en una imagen de archivo en el Palacio de la Bolsa de Madrid. /
Hace pocos días se ha sabido que Almirall y CIE Automotive dejaban de ponderar en el selecto índice Ibex 35 a partir del 22 de junio, algo que puede considerarse una noticia negativa para una compañía cotizada. Pero no es exactamente el caso de estas dos firmas, consideradas empresas ‘value’, es decir, seleccionadas por inversores que profesan este estilo de gestión, basado en la selección de firmas por sus buenos datos fundamentales, al margen de modas o tamaños. Estas corporaciones pelean por sus resultados y su negocio con gestores que también son los dueños. Y, por tanto, corren el mismo riesgo que cualquier accionista.
Los dos casos citados tienen también un perfil de empresa familiar, por lo que su estilo de gestión es radicalmente distinto al de las grandes corporaciones. Su negocio tiene un gran sustrato industrial, cosa que no abunda en un índice lleno de bancos, empresas de telecomunicaciones, así como energéticas o constructoras, muy dependientes de la regulación y el sector público.
Las empresas ‘value’ no lideran las clasificaciones de los mayores bonus ni ocupan titulares con nombramientos de consejeros rimbombantes, pero de poca trayectoria en sus sectores. Vigilan al céntimo sus costes y sobre todo el beneficio, porque es el que se reparten a ellos mismos. Y a los demás accionistas, claro.
Son célebres por escatimar en cierta medida los coches de empresa para sus ejecutivos, los gastos suntuarios de representación y las remuneraciones, a no ser que vayan ligadas a los resultados. Los gestores de estilo ‘value’ las tienen en cartera, ya que suelen contener valor no aflorado y potencial de crecimiento tanto de beneficios como de generación de caja.
El glamour del Ibex
Estas empresas tienen, desde hace tiempo, a un enemigo en los grandes índices selectivos, aunque es indudable que pertenecer a los índices selectivos encierra un componente de glamour. Pero hoy, con la gestión indexada, estar en un índice acarrea casi todo lo malo y muy poco de lo bueno: hace años, ingresar en un índice selectivo daba llegada a numerosos fondos internacionales que no se molestaban en tomar posiciones en compañías que no formaran parte de indicadores selectos.
De esta manera, una compañía mediana que había hecho bien las cosas podía comenzar explicar a grandes fondos que antes no le prestaban atención su trayectoria y gestión, lo cual podía incidir aun más positivamente en la cotización.
Pero ese mundo casi ha terminado: quien quiere comprar ‘España’, lo hace a través de una cesta de índices, ETF, futuros… Lo cual es bueno si el índice sube. Pero no ha sido el caso: el Ibex es el único índice europeo que no ha tocado máximos históricos durante la pandemia. De hecho, los máximos del índice español se fijaron en noviembre de 2007 y desde entonces no se han vuelto ni a rozar.
En esa época, el Ibex llegó a superar los 16.000 puntos. Hoy, se esfuerza por mantener los 8.000. Una trayectoria casi lamentable.
Lo que sí influye de manera positiva en los recién llegados a un índice es que se tienen que ‘poner las pilas’ en materia de gobernanza: mejorar la ESG, mayor transparencia, paridad en el consejo…
El índice te anula
Lo cierto es que consultoras como McKinsey señalan que, a la hora de ponderar en un índice selectivo, el mercado reconoce apenas un 30% de los fundamentales de un valor. Lo demás es ‘efecto índice’. Queda sepultado por la evolución que sigue el indicador. Y hay algunas empresas medianas que se quejan de que este porcentaje es aun menor.
Es decir, dependen de si España presenta buenos o malos datos de PIB, de deuda pública, de inflación… De si un banco quiebra o una eléctrica es objeto de una operación.
En ambos casos, ahora las dos compañías evolucionarán en Bolsa al calor de sus resultados y su operativa, no por el ‘efecto índice’. En los años en los que estas compañías han estado en el índice, la cotización ha evolucionado de manera muy similar al propio Ibex. Cuando están fuera, tienen el reconocimiento individual del mercado, cosa que en un índice es imposible.
Por cierto, los principales gestores value tienen Almirall y CIE en cartera. Y varios gestores han mandado mensajes a estas compañías, dando la enhorabuena por la salida del índice selectivo. Por algo será.
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