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INVERSIÓN

Gestión activa vs pasiva

A diferencia de la “gestión pasiva”, la “gestión activa” emplea gestores que aplican con dinamismo cambios en las carteras atendiendo a un proceso de inversión que persigue rentabilidades superiores a las del mercado, o bien, batir un índice predefinido

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Estrategias de Inversión

Con la aparición de las Fintech, y más concretamente de la gestión automatizada de carteras, representada por los Roboadvisors, se consolidaba con fuerza el mundo de los ETFs, que ya venía experimentando un cierto auge, y auspiciaba de forma exponencial el patrimonio de la “gestión pasiva”.

En la medida en que la gestión pasiva basada en ETFs aplica comisiones significativamente más bajas, dado que se centra en comprar y mantener índices a largo plazo, sin requerir gestión, lo natural sería pensar que sufre más que cualquier otro fondo de inversión con un gestor durante períodos bajistas. Es en estos momentos cuando conviene realizar un análisis a fondo y replantearse si las estrategias aplicadas en la cartera están alineadas con los parámetros de rentabilidad objetivo y riesgo deseados.

A diferencia de la “gestión pasiva”, la “gestión activa” emplea gestores que aplican con dinamismo cambios en las carteras atendiendo a un proceso de inversión que persigue rentabilidades superiores a las del mercado, o bien, batir un índice predefinido. La “gestión activa” está caracterizada por un elevado grado de seguimiento y control de las inversiones por parte el gestor, así como en la búsqueda de oportunidades que superen las rentabilidades de mercado. Como contraprestación, obviamente los productos de gestión activa tendrán un mayor coste para el inversor.

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La volatilidad que vivimos a día de hoy y que no tiene visos de desparecer a corto plazo no es evitable por ninguna de las modalidades de gestión. Cuando tiene lugar un evento sobrevenido, es imposible que no te toque, en menor o mayor medida. Sin embargo, no hay que olvidar que la experiencia del gestor es un grado, y haber navegado en aguas turbulentas en varias crisis anteriores aporta cierta tranquilidad, dado que se gestiona con perspectiva y utilizando técnicas que pueden haber funcionado en anteriores episodios comparables.

Con todo, y aunque ambos estilos de gestión no son excluyentes, sino más bien complementarios, en estos tiempos tan convulsos quizás no deberíamos dejar todo nuestro patrimonio confiado a los ordenadores. La ágil mente humana todavía tiene algo que decir…