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INVERSIÓN ESPECULATIVA

Fracaso estrepitoso de las criptomonedas en su afán de ser cobertura contra la inflación

Representación de varias criptomonedas.

Representación de varias criptomonedas.

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Estrategias de inversión

Cuando el Bitcoin se concibió hace más de una década, muchos apuntaban que podría convertirse en un ‘oro digital’, un depósito de valor a largo plazo que resistiera las tendencias económicas más generales y proporcionara una cobertura contra la inflación. Sin embargo, no solo no ha pasado la prueba de fuego de la espiral inflacionista en la que se han visto involucradas EEUU y otras economías occidentales, sino que los inversores han huido despavoridos.

Uno de los principales argumentos que más se ha repetido en los últimos años a favor del Bitcoin (y otras criptomonedas) es que puede suponer una cobertura contra la inflación, es decir, que su valor se mantendrá en el tiempo. La razón fundamental es que la oferta de la popular moneda digital está limitada a 21 millones, lo que crea escasez a medida que aumenta la demanda.

Sin embargo, con una espiral inflacionista que ha disparado los precios hasta máximos no vistos desde la década de los 80 del siglo pasado, la criptomoneda no ha demostrado ser más útil que cualquier otro activo de riesgo. El desplome del precio del bitcoin y otras criptomonedas en lo que va de año demuestra que la visión de que pueda servir como cobertura contra la inflación está muy lejos de la realidad a día de hoy. En su lugar, lo cierto es que los operadores han ido tratando a los criptoactivos como una inversión tecnológica especulativa más, con desplomes similares a los registrados por algunos valores del Nasdaq.

De hecho, desde el comienzo de este año, el movimiento del Bitcoin en el mercado ha reflejado estrechamente el del Nasdaq, un índice bursátil que está fuertemente ponderado hacia las acciones tecnológicas, según muestra un análisis realizado por la firma de datos Arcane Research. Esto significa que, cuando el precio del Bitcoin cayó más de un 25% en apenas un mes, hasta situarse por debajo de los 30.000 dólares (menos de la mitad de su máximo de noviembre del año pasado), la caída se produjo casi al mismo tiempo que el desplome de los valores tecnológicos, en un momento en que los inversores huyeron en desbandada ante el difícil escenario económico provocado por la guerra en Ucrania, la política de Covid cero de China y las subidas de tipos de interés en EEUU.

La fuerte volatilidad no es una novedad cuando se habla del Bitcoin y las criptomonedas, pero lo cierto es que lo parecido de su comportamiento con el de las tecnológicas en Bolsa muestra que a día de hoy su promesa de convertirse en un activo transformador sigue sin cumplirse. “Deslegitima el argumento de que el Bitcoin es como el oro”, explica Vetle Lunde, analista de Arcane. “Las pruebas apuntan a favor de que el Bitcoin es solo un activo de riesgo”.

Arcane Research asigna en su estudio una puntuación numérica entre 1 y -1 para captar la correlación de precios entre el Bitcoin y el Nasdaq. Una puntuación de 1 indicaría una correlación exacta, lo que significa que los precios se mueven en tándem, y una puntuación de -1 representaría una divergencia exacta.

Desde el 1 de enero, la media de 30 días de la puntuación de bitcoin-Nasdaq se ha acercado a 1, alcanzando 0,82 el pasado mes de mayo, lo más cerca que ha estado nunca de una correlación exacta de 1 a 1.

A una conclusión muy similar han llegado también los analistas de Bank of America Alkesh Shah y Andrew Moss, que destacan que el Bitcoin se ha negociado como un activo de riesgo al menos desde julio de 2021, con una fuerte correlación con Wall Street. De acuerdo con estos expertos, no hay que esperar al fuerte correctivo de los últimos meses para ver este fenómeno: el 31 de enero la correlación entre Bitcoin y el S&P 500 alcanzó un máximo histórico basado en su movimiento durante los 180 días anteriores. La correlación de Bitcoin con el Nasdaq 100 también estuvo cerca de sus máximos históricos.

Además, el Bitcoin se compara a menudo con el oro como depósito de valor efectivo. Pero la correlación entre el Bitcoin y el oro (XAU) se ha mantenido cerca de cero desde el 21 de junio, y se ha vuelto más negativa en los últimos dos meses, según el informe de Bank of America, lo que significa que el precio del Bitcoin no se ha movido en tándem con el oro ni mucho menos.

El papel de los inversores institucionales

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La convergencia de las criptos con el Nasdaq y el mercado de valores en general ha ido incrementándose en el transcurso de la pandemia del coronavirus, impulsada en buena parte por los inversores institucionales, entre ellos los hedge funds, que han vertido dinero en el mercado de criptodivisas.

A diferencia de los idealistas que impulsaron el entusiasmo inicial por el Bitcoin en la década de 2010, estos operadores profesionales están tratando la criptomoneda como parte de una cartera más amplia de inversiones tecnológicas de alto riesgo y alta rentabilidad. Algunos de ellos están bajo la presión de asegurar los rendimientos a corto plazo para los clientes y están menos comprometidos ideológicamente con el potencial de la criptomoneda a largo plazo. Y cuando pierden la fe en la industria tecnológica en general, eso afecta a sus operaciones con bitcoins. Por ello, los analistas esperan que esta correlación se mantenga en un futuro próximo.

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