Investigación

¿Podría ser el polvo lunar la solución al cambio climático?

Proponen ‘colocar’ partículas del satélite terrestre como parasol para rebajar la temperatura terrestre

Observación de la Tierra tomada por la tripulación de la Expedición 35 a bordo de la ISS. El Sol y partes de la ISS están a la vista.

Observación de la Tierra tomada por la tripulación de la Expedición 35 a bordo de la ISS. El Sol y partes de la ISS están a la vista. / NASA

Ramón Díaz

Los científicos llevan años buscando alternativas para mitigar los efectos del cambio climático. Una de las posibles soluciones que han expuesto es la colocación de ‘pantallas’ entre el Sol y la Tierra. Investigadores de Estados Unidos acaban de comprobar mediante simulaciones por ordenador que las propiedades de las partículas lunares son adecuadas para funcionar como parasol y bloquear la suficiente radiación solar como para bajar la temperatura terrestre entre el uno y el dos por ciento. El equipo cree que el polvo podría ser lanzado desde la superficie lunar o desde una estación espacial.

Los investigadores exponen una notable ventaja del polvo lunar sobre otras alternativas: "A diferencia de las estrategias basadas en la Tierra, la mitigación del cambio climático con este enfoque no tiene impactos a largo plazo en la Tierra o su atmósfera".

Han calculado que se necesitan aproximadamente 10 millones de toneladas de material cada año para lograr el efecto deseado en el clima de la Tierra, aunque el resultado concreto dependerá de las propiedades del polvo y de cómo se despliegue la nube.

Las posibles fuentes de polvo estudiadas incluyeron las extraídas de la Tierra, la Luna o incluso un asteroide desviado. "Debido a que los granos de polvo entre la Tierra y el Sol tienden a perder la alineación, deberán reponerse. La falta de control de una nube de polvo también puede limitar su eficacia como escudo solar", recoge el estudio.

Las simulaciones realizadas con parasoles controlables muestran que puede ser necesario un sombreado no uniforme de la Tierra para mitigar el cambio climático en todo el planeta. La ventaja es que como la persistencia de las nubes de polvo puede ser corta podría lograrse el control estacional del nivel de sombra.

Sin impacto en la atmósfera terrestre

Después de considerar una gran variedad de tipos de polvo y estrategias de despliegue, los autores se decidieron por un escenario como "el más prometedor para impactar en el clima terrestre": el polvo lunar. Explican la razón: "se puede extraer y lanzar en trayectorias balísticas que se cruzan cerca de la línea de visión Tierra-Sol".

Visra de la superficie de la Luna.

Vista de la superficie de la Luna. / Science & Society Picture Library

"Hemos identificado órbitas que permiten que los granos de polvo proporcionen sombra durante días, casi tanto como el polvo desplegado cerca del lugar conocido como 'L1', el punto de Lagrange Tierra-Sol"(donde la atracción gravitatoria de la estrella y el planeta se compensan y alcanzan un equilibrio). Sería el lugar ideal para colocar la plataforma espacial desde la cual lanzar el polvo.

Los científicos analizaron un segundo escenario, disipando polvo lunar desde una plataforma situada en la superficie de la Luna hacia el Sol. Comprobaron que las propiedades inherentes del polvo lunar eran las adecuadas para funcionar eficazmente como parasol.

Las ventajas que los científicos observan en esta solución incluyen "un suministro inmediato de polvo lunar, así como un bajo costo de energía cinética en comparación con un lanzamiento desde la Tierra".

Además, los granos de polvo individuales en esas trayectorias se desalinean rápidamente, "limpiando el sistema Tierra-Luna sin impacto en la atmósfera terrestre". Así que no hay necesidad de manipular activamente las órbitas para eliminar el polvo cuando la protección solar ya no resulta beneficiosa, destacan los autores.

"Instamos a considerar un lanzamiento desde la Luna y órbitas similares a las identificadas aquí (desde una estación espacial situada entre la Tierra y el Sol, preferiblemente en el punto de Lagrange). Esta estrategia requiere un orden de magnitud menor de energía que los lanzamientos desde la Tierra", señalan los investigadores.

Un posible efecto negativo

"Una vez que se establezcan las instalaciones de lanzamiento en la Luna, se podrían cargar grandes cantidades de polvo de forma rápida y continua, factores que podrían ser esenciales si los humanos no corrigen el rumbo sobre el cambio climático", exponen.

"No somos expertos en cambio climático ni en la ciencia espacial necesaria para trasladar masas de un lugar a otro. Sólo estamos explorando diferentes tipos de polvo en una variedad de órbitas para ver la eficacia de este enfoque", aclaran los investigadores.

Para las simulaciones, el equipo aplicó al concepto de polvo lunar una técnica utilizada para estudiar la formación de planetas alrededor de estrellas lejanas, su objeto de estudio habitual.

El Sol al atardecer.

El Sol al atardecer. / unsplash

Ese fue el origen de la investigación: la formación de planetas levanta polvo astronómico, que forma anillos alrededor de las estrellas anfitrionas. Estos anillos interceptan la luz de la estrella central y la irradian de una forma que puede detectarse.

"Si tomamos una pequeña cantidad de material, lo ponemos en una órbita especial entre la Tierra y el Sol y lo rompemos, podríamos bloquear una gran cantidad de luz solar con poca cantidad de masa", explica Ben Bromley, de la Universidad de Utah.

Algunos expertos han alertado de que esta solución, al menos parcial, al cambio climático, podría generar un efecto negativo, el de "dar a los contaminadores una excusa para no actuar".

Los resultados de la investigación se han publicado en la revista ‘Plos Climate’. Los autores son científicos del Centro de Astrofísica de Harvard y Smithsonian y de la Universidad de Utah, quienes matizan que su estudio sólo explora el impacto potencial de esta estrategia y no evalúa si los escenarios descritos son logísticamente viables.

Estudio de referencia: https://journals.plos.org/climate/article?id=10.1371/journal.pclm.0000133