Investigación

Las sorprendentes formas en que los animales perciben el paso del tiempo

Algunas especies son capaces de detectar los cambios en su entorno a mucha mayor velocidad que los humanos

Una libélula junto a una tela de araña.

Una libélula junto a una tela de araña. / pixabay

Ramón Díaz

Ni siquiera los físicos se ponen de acuerdo a la hora de explicar qué es el tiempo. Pero sí hay consenso en aceptar la teoría de la relatividad de Einstein, que viene a decir que el tiempo es relativo. Una investigación científica ha revelado que las distintas especies –incluido el ser humano– perciben el tiempo –o mejor dicho, su paso– de maneras muy distintas. La conclusión es que los animales que perciben el tiempo más rápido son los más pequeños, los que pueden volar o y los depredadores marinos.

Todos los animales –también los humanos– detectan el paso del tiempo gracias a su reloj biológico interno, y todos actúan conforme a ritmos biológicos. El ‘reloj’ está en el hipotálamo, concretamente en la glándula pineal y los núcleos supraquiasmáticos, y se ajusta por parámetros externos como la luz del sol, la temperatura, las estaciones, las fases lunares…

Ese ‘reloj’ interno impulsa comportamientos como el cortejo, la hibernación, las migraciones… Y, según los científicos, también se encuentra en plantas, hongos, levaduras y bacterias.

El estudio sobre la percepción del tiempo, el más grande de su tipo hasta la fecha, analizó la velocidad a la que ejemplares de más de 100 especies animales perciben los cambios en el mundo, lo que se conoce como percepción temporal.

Los investigadores encontraron que los animales con estilos de vida acelerados tienen sistemas visuales que pueden detectar cambios a un ritmo mayor.

Un ejemplo: especies como las moscas azules (Calliphoridae sp.) o las libélulas (Anisoptera sp.) pueden detectar cambios a una velocidad altísima, con una visión que puede manejar 300 hercios (capaz de percibir cambios 300 veces por segundo). Para ellos el tiempo pasa mucho más despacio. Es la suya una percepción significativamente más rápida que la de los humanos, que podemos ver a 65 hercios.

Un papamoscas y una estrella de mar

En los vertebrados, los ojos más rápidos pertenecen al papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), un ave paseriforme que puede ver a 146 hercios. El salmon (Salmo salar) marcó a 96 hercios y los perros (Canis familiaris) a 75 hercios.

Un papamoscas cerrojillo.

Un papamoscas cerrojillo. / pixabay

"Tener una visión rápida ayuda a una especie a percibir cambios rápidos en el medio ambiente. Una percepción detallada de los cambios es muy útil si el animal se mueve rápidamente o si necesita identificar la trayectoria de una presa en movimiento", explica Kevin Healy, de la Universidad de Galway, en Irlanda, y uno de los autores del estudio.

Los ojos más lentos observados por los científicos pertenecen a la estrella de mar corona de espinas (Acanthaster planci) que ven a solo 0,7 hercios, según ha desvelado la Sociedad Ecológica Británica. Para esta especie el tiempo pasa rapidísimo. Claro que su expectativa media de vida es de 16 años.

"Al observar una gama tan amplia de animales, desde libélulas hasta estrellas de mar, nuestros hallazgos muestran que la percepción del tiempo de una especie está relacionada con la rapidez con la que puede cambiar su entorno", apunta Healy.

"Esto puede ayudar a nuestra comprensión de las interacciones depredador-presa o incluso cómo aspectos como la contaminación lumínica pueden afectar a algunas especies más que a otras", añade.

Uno de los hallazgos inesperados de la investigación es que muchos depredadores terrestres tienen una percepción del tiempo relativamente lenta en comparación con los depredadores acuáticos.

Los autores del estudio creen que esta diferencia se debe deberse a que en los ambientes acuáticos los depredadores pueden ajustar continuamente su posición cuando se lanzan sobre la presa, "mientras que en los ambientes terrestres los depredadores que se lanzan sobre la presa, como las arañas saltadoras (Salticidae sp.), no pueden hacer ajustes una vez que han lanzado", expone.

El caso de los porteros de fútbol

La percepción temporal rápida es energéticamente costosa y está limitada por la rapidez con la que las neuronas vinculadas a las células de la retina en el ojo pueden recargarse. "De ahí que las especies que no requieren una visión rápida utilicen esta energía para otros requisitos, como el crecimiento o la reproducción", apuntan los investigadores.

Varias estrellas de mar corona de espinas sobre un arrecife de coral.

Varias estrellas de mar corona de espinas sobre un arrecife de coral. / Oceanwide Images

Son los animales más ágiles, los que tienen que moverse muy rápido para esquivar a los depredadores o para atrapar presas veloces, los capaces de procesar señales visuales a gran velocidad. Suelen ser animales pequeños y con metabolismos muy rápidos, así que para ellos el tiempo parece discurrir más despacio.

Pero la variación en la percepción del tiempo también difiere entre ejemplares de la misma especie. Así, por ejemplo, algunos estudios sugieren que los porteros de fútbol ven cambios a un ritmo mayor que sus compañeros de campo, y que el café puede aumentar temporalmente ese ritmo, aunque a pequeña escala.

¿Cómo se midió la percepción del tiempo en las diferentes especies? Aprovechando decenas de estudios anteriores que habían utilizado luces parpadeantes para medir la respuesta de los animales.

Al encenderse la luz se registra la velocidad con la que el nervio óptico envía información al cerebro, utilizando dispositivos especiales llamados electrorretinogramas, que miden la rapidez con la que cada animal detecta la velocidad de un parpadeo de luz, lo que los científicos denominan ‘frecuencia crítica de fusión de parpadeo’.

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