La caza causa 57 muertos en 15 años en España: ¿deben tener licencia los menores?

Polémica por la posibilidad de fomentar la actividad cinegética entre los jóvenes

La caza causa 57 muertes en 15 años en España y causa polémica por el papel de los menores

La caza causa 57 muertes en 15 años en España y causa polémica por el papel de los menores / Pixabay

Verónica Pavés

La caza ha provocado casi 1.000 accidentes de distintos tipos en España entre 2007 y 2022. De estos incidentes, 57 han acabado en muerte y alrededor de medio millar han conllevado lesiones de diferente consideración. En lo que va de este año 2022 en toda España se han producido 8 heridos y el fallecimiento de una persona durante el transcurso de actividades cinegéticas. A raíz de estos datos, proporcionados por el Sistema Integral de Gestión Operativa de la Guardia Civil, los expertos y varias ONG, como la Fundación Franz Weber, expresan su total oposición a la intención manifestada por el Ministerio de Agricultura de fomentar la caza entre menores de edad.

Defendida por un amplio colectivo -en España hay al menos 725.000 licencias de caza expedidas- y criticada por otros tantos, la cinegética se ha convertido en una de las actividades más controvertidas en nuestro país. Quienes la defienden la consideran un acto tradicional que se está perdiendo y necesita ser fomentado, pues aseguran que ayuda a conservar la naturaleza, controlar superpoblaciones y es una forma de generar riqueza en el medio rural, al tiempo que previene daños y accidentes provocados por animales de caza (jabalíes, corzo y ciervos) en la agricultura y en la carretera.

Sin embargo, los grupos ecologistas y científicos consideran que la caza incentiva todo lo contrario. En el último

informe de Ecologistas en Acción

se pone de manifiesto que la caza no sirve para gestionar la fauna ni controlar sobrepoblaciones. De hecho, en una sentencia del Tribunal Supremo se afirma que “la caza y la pesca, lejos de servir a los fines de erradicación de las especies catalogadas [como exóticas e invasoras], más bien determinan su mantenimiento indefinido, cuando no el agravamiento del status quo actual, dificultando, si no haciendo imposible, su erradicación”.

Cazador con un perro

Cazador con un perro / Pixabay

Como defiende la psicóloga Virginia Portillo, “la forma en la que se desarrolla la caza no permite controlar especies por muchas razones”. Esta experta en los procesos mentales que influyen en la violencia resalta que durante las actividades cinegéticas no se discrimina entre machos y hembras, no se mide la densidad poblacional antes, durante y después de caza, y “no se controla si se agrede o mata a especies no autorizadas”.

Tampoco es compatible con la conservación de la biodiversidad, dado que acaba cada año con 20 millones de animales, según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura. Teniendo en cuenta que aproximadamente el 80% del territorio nacional forma parte de algún coto de caza -46 millones de hectáreas de las más de 50 millones con las que cuenta España-, Ecologistas en Acción considera que, además, esta actividad no está beneficiando al mundo rural, sino entorpeciendo la posibilidad de aprovecharlo mejor, pues este tipo de actividades interfiere directamente con cualquier otra fórmula para el disfrute del medio natural.

Preocupación por los menores

A tenor de estos datos, la ONG internacional Fundación Franz Weber ha puesto de relieve su preocupación porque la nueva estrategia cinegética del Ministerio de Agricultura -que se encuentra en fase de consulta- incluye acciones de fomento de la caza en jóvenes. Concretamente, a través de sus casi 150 páginas, el documento detalla propuestas para que la actividad cinegética tenga continuidad a largo plazo, mediante la incorporación de jóvenes y mujeres a la caza y a otras actividades dentro del sector, la promoción del asociacionismo, la divulgación y protección de los valores culturales de la caza y la promoción de nuevas oportunidades de profesionalización del sector.

En varias comunidades autónomas pueden obtener la licencia para disparar con tan solo 14 años, lo que favorece la presencia de menores de edad en actividades con riesgo de muerte o lesión invalidante, según recalcan los detractores de dicha actividad.

Además, como las competencias están transferidas a las comunidades autónomas, hay regiones como Cantabria y Castilla y León donde se han impulsado incentivos (con rebajas o bonificaciones totales de las tasas para la obtención de licencias) para los menores de edad. En el caso cántabro el gobierno regionalista estudia autorizar que niños de cualquier edad acompañen a adultos durante las cacerías.

Cazadores

Cazadores / Agencias

“Si normalizamos la violencia, si la avalamos, si la subsidiamos desde el Estado, si damos carta abierta a portar armas, a matar animales, la sociedad que estamos construyendo es de violencia y no puede ser otra”. Así lo resume la Portilla, que alude a la existencia de múltiples estudios científicos que confirman “la afectación a nivel psicológico y en la propia arquitectura del cerebro en niñas y niños expuestos a situaciones de violencia”. Según la experta, esta actividad tan violenta puede “causarles traumas severos muy parecidos o equivalentes a los que sufren las víctimas de abuso físico”. 

Pero no son solo las consecuencias psicológicas las que preocupan a los colectivos que se oponen a esta práctica. Y es que en los últimos años, las víctimas de la caza también están siendo niños. Ejemplo de ello es el del cazador que acabó con la vida de un niño de tan solo cuatro años en una montería en Guillena (Sevilla) mientras acompañaba a su progenitor en uno de los puestos de tiro, o el menor de 13 años que recibió un tiro fortuito en Villalba de los Alcores (Valladolid). También se han registrado casos de menores como ejecutores de disparos accidentales o negligentes, como el que acabó con la vida de un padre durante una batida en Azuaga (Badajoz).

Por esta razón, Portilla invita a la “reflexión urgente” teniendo en cuenta el estado de desarrollo de la nueva regulación que está preparando el Gobierno estatal: “Es el momento de decidir si estamos caminando hacia la sociedad que queremos vivir y en la que vivirán futuras generaciones”, asegura.

Los cazadores, contra la “deriva animalista”

Los cazadores, por su parte, no solo defienden que los menores puedan tener acceso directo a la caza, sino que ven un peligro en los nuevos contenidos favorables al bienestar animal que se prevén en el nuevo currículo de la ESA y Bachillerato.

Según ha denunciado hace pocos días la

Federación Española de Caza

, en la nueva normativa se incluye el concepto de ‘derechos de los animales’ o el de ‘animales como seres sintientes’ que suponen “un nuevo ataque al sector cinegético y un adoctrinamiento sin precedentes del animalismo, amparado por el Gobierno de España”.

En la ESO, el concepto de ‘derechos de los animales’ se recoge dentro de la asignatura de Valores Cívicos y Éticos y el de ‘seres sintientes’ en la Biología y Geología. Este hecho “no solo imposibilitará la práctica cinegética, sino que condenará al mundo rural a través de un cambio de modelo social”, ha afirmado el presidente de la Federación, Manuel Gallardo.

La Federación de Caza quiere que no se aborden estas temáticas “desde la persepctiva animalista” y que, además, “se dé a conocer la importancia vital que tiene la actividad cinegética desde el punto de vista económico, social, medioambiental y cultural”.

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