Empieza la primavera 2022: así despierta la naturaleza en España

El calentamiento adelanta cada vez más la llegada de la primavera biológica

Llega la primavera y la naturaleza despierta

Llega la primavera y la naturaleza despierta / shutterstock

Joan Lluís Ferrer

Este domingo, día 20 de marzo, a las 16.33 horas (horario de la Península) empieza oficialmente la primavera, al producirse el equinoccio, es decir, cuando la duración del día y la noche prácticamente coinciden. A partir de ahora, las horas con luz solar durante el día se irán alargando rápidamente, dado que el Sol saldrá cada mañana más de un minuto antes que el día anterior, mientras que, por la tarde, se pondrá tras el horizonte un minuto más tarde cada día. Es decir, cada jornada durará unos tres minutos más que la anterior, y ello culminará el 21 de junio, cuando se vive el día con más horas de sol.

Por lo que se refiere a la meteorología, la AEMET ha anunciado que este año la primavera será más cálida y seca de lo normal, con una temperatura media de 13,6ºC. La Agencia afirma que los meses de abril, mayo y junio serán “por lo menos” 0,5ºC más cálidos que lo habitual en la Península y Baleares. Ya el invierno que ahora despedimos ha sido el segundo más seco desde 1961. Se consolida así la tendencia al progresivo calentamiento global pronosticado por todos los informes científicos debido al cambio climático.

Este hecho, es decir, que cada año se vaya adelantando la llegada de las temperaturas altas tiene consecuencias visibles sobre la naturaleza. Muchas plantas florecen antes, pero en cambio no lo hacen al mismo tiempo que otros seres vivos que dependen de ellas, produciéndose un ‘desacoplamiento’ en los ritmos naturales que perjudican a muchas especies.  Por ejemplo, las flores y las mariposas ya no salen al mismo tiempo, sino cada vez con más días de diferencia.

La naturaleza se viste de gala

En todo caso, la primavera es siempre la estación en que la naturaleza parece vestirse de gala, exhibiendo un estallido de colores y aromas que evidencian el máximo de actividad de plantas y animales.

Almendro en flor

Almendro en flor / pixabay

El florecimiento de los almendros o de los cerezos es uno de los primeros síntomas de la llegada de la primavera. Todo el reino vegetal se une a este estallido de energía y, con él, proliferan también las alergias debidas a la propagación de polen en el aire, cada vez más tempranas.

También es ahora cuando empiezan a llegar a los humedales españoles y otros ecosistemas una gran variedad de aves migratorias para llevar a cabo su reproducción. Las golondrinas y vencejos, importantes insectívoras que mantienen a raya las poblaciones de insectos, han salido ya de sus cuarteles de invierno para emprender vuelo hacia la Península.

Las anátidas, limícolas y zancudas (flamencos, garzas) y determinadas rapaces llegan todos los años a Doñana y otras áreas húmedas de la Península.

Asimismo, es la época de cortejo por excelencia del oso pardo, y son también las fechas en que nacen las crías de conejos, ciervos, gamos, jabalíes o cabras monteses.

Todo obedece a un diseño natural que actúa como un reloj que regula los ciclos reproductivos de todo el mundo animal y vegetal. Y, sin embargo, este engranaje está empezando a fallar por el calentamiento global.

La primavera biológica empieza cada año un poco antes

Una investigación llevada a cabo por Jian Wang, de la Ohio State University de EEUU, y por Josep Peñuelas, profesor de investigación del CSIC en el Centro de Investigación y Aplicaciones Forestales (CREAF), relaciona por primera vez la falta de lluvia y el despertar prematuro de la naturaleza. Este estudio prevé en concreto un adelanto de la primavera biológica de entre 1,2 y 2,2 días por década como consecuencia de la merma en la frecuencia de precipitaciones prevista para este siglo. 

Las golondrinas ya se dirigen hacia España

Las golondrinas ya se dirigen hacia España / pixabay

Menos precipitación significa menos nubosidad, lo que da más horas de sol, temperaturas más altas al mediodía, y noches más frías que avanzan la acumulación de frío requerida para la brotación de las hojas. El cóctel de condiciones confunde las plantas y las hace brotar antes.

“Aunque este estudio habla de clima, y ​​no debemos confundir la meteorología de este invierno con la climatología, sí que la situación que estamos viviendo nos ayuda a comprender cómo la falta de nubosidad llega a confundir nuestras plantas”, explica Josep Peñuelas. 

Para llevar a cabo la investigación el equipo midió los flujos de carbono de la vegetación, ya que cuando las plantas se despiertan comienzan a realizar la fotosíntesis y cambian los flujos de carbono. También registraron in situ la salida de las hojas y comprobaron a gran escala con imágenes de satélite los cambios en el verdor de la vegetación

La falta de nubes las confunde

El hecho es comprensible. Si los inviernos cada vez tienen menos lluvias esto significa que hay menos nubes. Los cielos despejados dan contrastes fuertes de temperatura entre el día y la noche y la temperatura de día también sube mucho más arriba.

De la misma forma, sin el filtro de la nubosidad las plantas reciben radiación solar durante muchas más horas. De noche, a la inversa, el ambiente se enfría rápidamente y hiela fácilmente.

Todo ello confunde a las plantas porque lo perciben como las señales típicas que la primavera ya ha llegado: acumulan antes las horas de frío y de radiación que necesitan y, junto con los contrastes de temperatura típicos de la primavera, despiertan de la dormición invernal antes de hora. 

Las mariposas y las flores no salen al mismo tiempo

Las mariposas y las flores no salen al mismo tiempo / pixabay

“Si las plantas brotan antes, comienzan antes a hacer la fotosíntesis y eso afecta a los ciclos de carbono de todo el mundo. Saber que el descenso en la frecuencia de lluvias también afecta a este ritmo natural es un conocimiento clave a tener en cuenta en las predicciones de cambio climático”, determina Peñuelas. 

Según el informe, las altas temperatura y la baja pluviosidad causan un desacoplamiento entre la época de floración y la época de vuelo de las mariposas hasta el extremo de que “los momentos de máxima floración y de máxima abundancia de las mariposas se separan una media de 70 días” y aún más en los años de sequía.

Del mismo modo, según la Sociedad Española de Ornitología (SEO), la golondrina común adelanta su llegada a la Península aproximadamente un mes en relación a mediados del siglo pasado. La misma tendencia se observa en otras especies.

Estudio de referencia:

https://www.nature.com/articles/s41558-022-01285-w