Gómez Ulla: pionero en la medicina militar con su revolucionario sistema de evacuación
Cuando salvar una vida dependía de una mula: el legado del cirujano militar Gómez Ulla no solo recae en el hospital de Latina que, hoy por hoy, responde a su nombre
En un conflicto bélico, un simple microsegundo puede marcar la diferencia entre una herida y no contarlo. La rapidez de reacción es esencial: no hay tiempo para la reflexión ni caben los arrepentimientos. Esta realidad la conocía bien el cirujano militar español Mariano Gómez Ulla, quien, al igual que muchos otros profesionales sanitarios y soldados de su época, comprendía que en el frente cada instante cuenta.
El uso de mulas salva vidas
Las ambulancias tradicionales no solo eran ineficaces en el campo de batalla, sino que se convertían en blancos fáciles para el enemigo. Consciente de ello, Gómez Ulla ideó un sistema de evacuación rápida de heridos mediante el uso de mulas, lo que permitía el transporte en condiciones extremas y reducía considerablemente los tiempos de atención. Esta innovadora solución no solo salvó innumerables vidas, sino que también reflejó su compromiso con la medicina militar. Todo ello, junto a su labor en algunos de los conflictos más relevantes del siglo XX —como las guerras de Marruecos, la Guerra Civil Española o las dos Guerras Mundiales— consolidó su figura como uno de los grandes referentes de la sanidad militar.
En reconocimiento a su legado, el que fuera el hospital militar, ubicado en el distrito madrileño de Latina, lleva hoy su nombre como homenaje a su labor: Hospital Central de la Defensa "Gómez Ulla".
Así se llamó a una fórmula inventada por él para dar asistencia inmediata en primera línea de combate
Esta revolucionaria idea de Gómez Ulla consistió en crear hospitales de guerra transportables, unidades médicas móviles que reducían significativamente el tiempo de espera para atender a los soldados heridos. Al poder desplazarse junto a las operaciones militares en mulos, evitaban largos y peligrosos traslados, mejorando así la capacidad de respuesta sanitaria y transformando para siempre la forma de brindar asistencia médica rápida, eficaz y cercana en el campo de batalla.
Se crea el hospital militar que, posteriormente, recibirá su nombre

Mariano Gómez Ulla: un compostelano figura de la cirugía europea / Fondo Alsina Fernando Ponte Hernando. Profesor de Historia de la Ciencia USC
Aunque hoy forma parte del paisaje cotidiano del barrio madrileño de Carabanchel, la historia del Hospital Militar Central no fue fácil ni inmediata. La idea de contar con un hospital exclusivamente militar en Madrid se remonta al siglo XVIII, cuando durante el reinado de Carlos III se planteó por primera vez su creación. Aunque en ese momento no se logró construirlo, sí se dio un primer paso importante: se prohibió que los soldados fueran atendidos en salas improvisadas dentro de los cuarteles, estableciendo en su lugar acuerdos con hospitales civiles para tratarlos.
A lo largo del siglo XIX, entre problemas de presupuesto y dificultades para encontrar una ubicación adecuada, el proyecto fue avanzando lentamente. Finalmente, en 1841 comenzó la construcción del primer hospital militar de Madrid, pero el edificio fue destruido por un incendio en 1889, dejando una vez más sin instalaciones propias a los soldados heridos. Fue entonces cuando el Ministerio de la Guerra retomó la búsqueda de un lugar definitivo, eligiendo finalmente el barrio de Carabanchel. Las obras comenzaron en 1890, y aunque el edificio aún no estaba terminado, la necesidad obligó a abrirlo parcialmente en 1896 para atender a los heridos repatriados de las guerras de Ultramar, que desbordaban los hospitales existentes.
El Hospital Gómez Ulla trata a civiles desde el año 2008
Con el paso del tiempo —y a medida que aumentaban los conflictos— el hospital fue creciendo y adaptándose a las nuevas necesidades. Durante la Guerra Civil sufrió importantes daños, lo que obligó al cierre de varias salas entre 1936 y 1940, año en que comenzó su reconstrucción. El 5 de junio de 1946, en reconocimiento a la figura del general-médico Mariano Gómez Ulla, fallecido poco antes, el hospital adoptó oficialmente su nombre. Desde entonces, ha sido un símbolo de la sanidad militar española. En 2008, un acuerdo entre el Ministerio de Defensa y la Comunidad de Madrid marcó un nuevo hito: comenzó también a atender a la población civil.
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