Miss Golondrina: la primera piloto española de la historia se formó en Latina

Clara Campoamor impulsó el voto femenino, Carmen de Burgos fue la primera periodista del país y Federica Montseny fue la primera mujer en ocupar un ministerio en España. Todas ellas son mujeres pioneras, cada una en lo suyo.

Y aquí queremos destacar a una más desconocida pero de igual importancia: se trata de María de la Salud Bernaldo de Quirós Bustillo, primera mujer en volar en España y conseguir el título de piloto de aviación (1928). El primer barón fue Benito Logorri siete año antes, lo que refleja lo que consiguió María.

No fue un camino de rosas ni mucho menos

En 1911 el rey Alfonso XIII creó el aeródromo de Cuatro Vientos por la necesidad militar de generar promociones de aviadores. Y María lo tenía claro a pesar de que por aquel entonces su deseo era una utopía: ella quería trabajar... y en el aire.

Primero no le querían dejar entrar en la escuela, pero se cree que acabó accediendo por pertenecer a una familia poderosa. Aunque incluso después de acceder, su profesor, José Rodríguez de Lecea, le insistía en que se marchara de allí. 

Ella, fuerte de mente, aguantó y consiguió convertirse en la primera aviadora de España. Tenía tal talento que hizo cambiar radicalmente de opinión a su profesor. Acabó obteniendo el título, pero su carrera fue cuanto menos fugaz, tan solo de 1928 a 1930, solo hay constancia de que volara dos veces y su primer vuelo fue el 7 de septiembre de 1928 y, probablemente, ya que ningún documento lo certifica, fue de la escuela de Getafe a Cuatro Vientos, y sería todo un acontecimiento nacional.

Pero ahí acabaría su sueño: por aquel entonces el jefe de la aviación era Alfredo Kindelán y era tal el talento y la bondad de María que sus 100 compañeros pilotos (que le apodaron ‘Miss Golondrina’) e incluso el profesor que antes no la quería en la escuela redactaron y mandaron una carta al propio Kindelán para solicitarle que le otorgara el título honorífico como ellos mismos tenían y que por lo menos le dejara volar aunque fuera en espacios civiles, ya que en militares era totalmente inviable.

El jefe de la aviación se mostró intratable y jamás accedió a lo que le solicitaron.

Se marchó a Asturias para seguir su sueño

No lo dudó ni un segundo. Su pasión era volar y se marchó a Asturias, donde acabó dando clases a más pilotos, pero únicamente teóricas, aunque por aquel entonces se comentaba que volaba en secreto por el poder de su familia, lo cual era una ventaja.

El caso de María es solo un ejemplo de lo que tuvieron que luchar «las primeras mujeres en lo suyo». De hecho, después de ella no hubo más pilotos mujeres hasta la democracia.

Falleció en 1983 sin ningún reconocimiento, aunque después de su muerte le pusieron su nombre a una calle de Ciudad Rodrigo (Salamanca), donde vivió varios años, Iberia le dio a un avión su nombre y Correos usó su imagen un sello. Ahora, mirará desde el cielo orgullosa de lo que logró.