Bar Alfonsillo: 98 años de historia tirando cerveza con oreja y gambas

Fundado en 1927, el Bar Alfonsillo tiene el honor de ser el más antiguo de Carabanchel.

“Antes solo había alrededor vaquerías y trigo. Mucha gente venía a comer al bar. Eran años muy difíciles y nos teníamos que ayudar. En aquella época, si no te pagaban de una manera, te pagaban de otra. Te podían pagar con lechugas y te hacían un favor. Antes nos ayudábamos más que ahora”, recuerda Alfonso, el propietario.  

El bar acoge a una clientela que se mantiene fiel pese al paso de los años. Cientos de carabancheleros consideran al local como su segunda casa: “El ambiente es muy familiar. Me alegro si suben las pensiones porque mucha gente mayor viene por la mañana a desayunar o a tomar sus cañas. Luego por la tarde viene gente más joven”.

El “Alfonsillo” cuenta con una amplia variedad de raciones y tapas que acompañan a la bebida. Sin embargo, como asegura Alfonso, la oreja es la seña de identidad del negocio: “La oreja es lo que más pide la gente. Lleva salsa brava y gusta mucho También se piden boquerones fritos o las gambas a la gabardina. Yo compro las gambas, las pelo y hago dos, tres o cuatro kilos a la semana”.

Otra de las especialidades es la cerveza. No todos los bares tienen el privilegio de estar catalogados como ‘maestro tirador’: “Mi padre puso uno de los primeros grifos de cerveza en Madrid. El galardón llegó en febrero de 2011 y mi padre murió en diciembre de 2010. Se murió sin poder disfrutar del reconocimiento”.

Del abuelo emprendedor a hoy, 3 generaciones detrás de la barra

Alfonso es el propietario de este establecimiento que ha pasado por tres generaciones familiares: “El bar lo montó mi abuelo. Antes estaba enfrente y lleva desde el 32 en el sitio de ahora. En el 29 nació mi padre y más tarde se hizo cargo él. Yo llevo con el bar desde el año 88”.

Alfonso ha vivido de cerca la transformación de Carabanchel: “Mis padres vivían encima del bar. Siempre he vivido en Carabanchel. Ha sido un barrio obrero. En los años 80, la droga hizo mucho daño. Murieron varios vecinos jóvenes. En los 90 había mucha industria y dábamos más de 100 cafés. Ahora pongo con suerte 50”, asegura

El local alberga historias que han marcado su vida: “Tengo 60 años y llevo trabajando en el bar desde los 12. Si me pongo a contar anécdotas con gente del barrio no paro. Vienen clientes habituales desde hace muchísimos años”.

En 2027, una fecha marcada en el calendario por el propietario, el bar será centenario: “Iré al Ayuntamiento para poder realizar algo especial. Me gustaría montar una pequeña carpa para invitar a todos los vecinos. El bar es la historia de mi vida. También la de mi padre y la de mi abuelo. Es algo muy bonito. Estoy muy orgulloso”.