VECINOS CON HISTORIAS (Y TALENTOS)
Cómo acaba Silvia, una chica de Arganzuela, en los escaparates de Nueva York, Londres o Tokio
Silvia Hijano Coullaut sigue la tradición de su familia 'Coullaut', que desde su tatarabuelo ya se dedicaron al mundo de la litografía y el papel

Silvia, en su taller 'Libracos', en el distrito de Arganzuela. Desde allí hace arte que va directo a las grandes capitales mundiales / Juan Luis Martín
Todos en nuestra infancia hemos tenido alguna vez un libro que, al abrirlo, sus páginas cobraban dimensión. Eran divertidos cuanto menos. A esto se le conoce como Pop-up, la "arquitectura del libro", y es un arte que en pleno 2025 es cada vez más escaso. Pero Arganzuela es la excepción de Madrid, gracias a Silvia Hijano, que se dedica a ello desde su taller Libracos, y le hacen encargos marcas de lujo, que usan sus trabajos para mostradores en las grandes capitales del mundo. Casi nada.
Y su trabajo, más allá de usar una máquina de corte, es completamente manual, todo con sus manos.

Taller 'Libracos', en Arganzuela / Juan Luis Martín
Tradición en su familia desde 1875
Su tatarabuelo (1875) ya tuvo relación con el mundo de la litografía (técnicas de impresión) y desde ahí todas las generaciones de la familia han seguido la tradición. Su bisabuelo tuvo una litografía en Madrid en la plaza de los Mostenses y su abuelo tuvo una imprenta en la calle Mantuano en los años 50. Y ahora ella, la tataranieta, sigue la tradición con su Pop-up, lo que es "un orgullo".

Arriba a la izquierda de la imagen se encuentra Luis Coullaut, abuelo de Silvia, en su litografía ubicada en la calle Mantuano (años 50). Y el logotipo de la derecha es de la litografía que tuvieron sus bisabuelos en la plaza de los Mostenses (años 20) / CEDIDA
Silvia cuenta que, por esta tradición familiar, "siempre escuché muchas historias y decidí estudiar encuadernación y artes del libro (duración de dos años). Aunque no lo tenía pensado, en 2008 monté Libracos y hace 10 años me vine a Arganzuela. Me va bien, me gusta lo que hago", afirma esta artista que explica que "no hay más talleres en Madrid, e imparto clases online a más de 100 alumnos de 70 países (12,50 euros mensuales)".
Matiza que son tan pocos los que siguen haciendo este arte y pueden enseñarlo que "algunos alumnos incluso aprenden español para ver mis clases, porque no tienen muchas más opciones".
Sus trabajos están en muchas de las grandes capitales del mundo, y todos ellos salen del mismo sitio: calle de Mazarredo, número 14, donde se encuentra su taller Libracos. Y, ojo, porque es un taller y por lo tanto no está abierto al público para comprar. Desde aquí Silvia trabaja a diario para seguir sorprendiendo a medio planeta con su "arquitectura del libro".

Su abuelo Luis pintando mapas en su taller de Madrid en los años 50. Jamás se hubiera imaginado que su nieta, 75 años más tarde, también haría arte con el papel / CEDIDA
¿Por qué llamó a su tienda Libracos? "Porque mi madre siempre me dice que hago libros muy grandes, hago Libracos... y así se quedó", confiesa entre risas. Y sí que son Libracos, ya que "algunos trabajos llegan al metro de altura", afirma.
Lo que más me gusta es darle sentido a una estructura, a una dimensión
Trabaja con marcas de lujo y sus trabajos ya están en las grandes capitales del mundo
Le hacen encargos grandes marcas y, en la mayoría de sus casos, los trabajos que realiza acaban en las grandes capitales del mundo: Tokio, Nueva York, Londres o París son algunos de los ejemplos en los que el Pop-up de Silvia ya es visto por millones de personas semana tras semana. Y ello pone a Arganzuela en el mapa, lo que es un orgullo para el distrito y para la ciudad de Madrid.

Estos trabajos de Pop-up son para la marca de maletas Globe-Trotter: el de la izquierda, en mostradores de Nueva York, y el de la derecha en París / CEDIDA
Prestigiosas marcas y de lujo como Loewe, Globe Trotter, Meliá, UNA Vodka o Bulgari son algunas de las que contactan con Silvia para que ella realice estos "trabajos comerciales", como ella misma define. Puede tardar "unos 5 meses" en finalizar un proyecto, y por ello suele recibir y aceptar entre 3 y 4 clientes al año, porque son encargos "grandes y a largo plazo".
¿Cómo es el proceso de trabajo del Pop-up?
Se ayuda de una máquina de corte, pero su herramienta más imprescindible son sus manos, con las que realiza (casi) todos los pasos del proceso. El material que usa es papel de cartulina. "Todo el montaje debe ser y es manual", confiesa Silvia, y por ello no teme al avance de las tecnologías.
Y hace arte con los siguientes pasos:
- Saber qué quiere la marca, para después ofrecerles una propuesta.
- Muestra propuesta a la marca y esta le dice si le gusta o no, para empezar.
- Prueba y prueba con diferentes maquetas, que suelen ser en blanco.
- Ilustrarlo "con diferentes trabajos de gráfica", explica.
- Se presenta de nuevo el proyecto realizado a la marca.
- Proyecto final. Si a la marca le gusta, hora de realizar el trabajo final.
- ¡Y listo! Una vez terminado, el trabajo va directo a los mostradores.
A Silvia solo queda decirle que siga haciendo arte con su cabeza y manos, porque cada vez quedan menos oficios de este tipo con el avance de la tecnología, ¡a seguir haciendo Libracos!
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