BUENOS AIRES EN MADRID
De jugar en la selección argentina de voleibol a abrir la meca del yoga en Madrid: "Transformé un bazar abandonado en un templo"
Kathi Rüd es la fundadora de Casa Kavi, un estudio de yoga ubicado en el barrio de Chamberí, donde cada vez se concentran más negocios argentinos

Kathi Rüd es la fundadora de Casa Kavi, un estudio de yoga ubicado en el barrio de Chamberí. / ALBA VIGARAY

Una crisis existencial lo cambió todo. Y, gracias a ella, entre otras cosas, cientos de madrileños son más flexibles. Literalmente. “Tras una etapa de éxito profesional llegó otra de desconexión personal que me llevó a replantear todo. De ese proceso -una especie de renacimiento- nació este proyecto: un espacio de yoga, movimiento y conciencia que busca acompañar a las personas en su propio camino de regreso a sí mismas a través del cuerpo como puerta hacia el alma”, explica Kathi Rüd, fundadora de Casa Kavi. Argentina de nacimiento y atleta profesional desde pequeña, pasó gran parte de su vida jugando en la selección argentina de voleibol.
Sin embargo, de un día para otro, decidió dar el salto y abrir su propio negocio en la otra punta del mundo. “El emprendimiento corre por mis venas, pero jamás pensé que podría hacerlo. Vengo de una familia de emprendedores: mi abuelo y mi padre en Buenos Aires y, ahora, mi marido, Alexander, con quien comparto todo esto”, explica señalando a lo que podría ser un templo para quienes practican esta disciplina. Hay quien no la entenderá, pero, para ella, este viaje profesional es lo más parecido a un embarazo. “Requiere gestar con paciencia, atravesar el caos, confiar en el proceso y, cuando finalmente nace, aprender a acompañarlo hasta que pueda caminar solo”, dice.

Casa Kavi, estudio de yoga en Madrid. / ALBA VIGARAY
Casa Kavi fue eso, precisamente. Dos años de preparación de los que ahora se acuerda con alegría: “Fue un largo proceso hasta ver cómo un antiguo bazar abandonado se transformaba en un templo de calma y consciencia”. Un templo que nació de la necesidad de reconectar con una misma y que hoy se erige en pleno centro de Madrid, donde la vida jamás se detiene. Ni los domingos por la tarde. “La capital está en pleno auge y se ha vuelto un punto de encuentro natural entre culturas. Una ciudad moderna, abierta, con fuertes raíces y un espíritu cosmopolita”, relata.
En Chamberí
Con el tiempo, Madrid se ha convertido en la ciudad elegida por miles de forasteros de todo el mundo para vivir, emprender o, simplemente, observar. Algunos, más valientes que otros, deciden comenzar una nueva andadura profesional por su cuenta. “Los argentinos somos naturalmente creativos, buscadores y muy resilientes. Emprender forma parte de nuestra cultura y llegar a esta urbe implica una inversión económica y emocional importante. Creo que traemos una mirada bohemia y sensible, un gusto por la estética y el detalle y una manera de crear desde el alma que conecta muy bien con los españoles. Madrid, además, se siente muy cercana a Buenos Aires. Hay afinidad, calidez y un lenguaje común de emoción y pasión por la vida”.

Casa Kavi, estudio de yoga en Madrid. / ALBA VIGARAY
La capital continúa expandiéndose. En realidad, no ha dejado de hacerlo desde hace años. Y esa, entre otras cosas, es la razón por la que Kathi está aquí: “Es la capital hispanohablante de Europa, llena de energía creativa e inversión”. No es casualidad que la gran mayoría de comercios de origen argentino, como el suyo, se concentren en el barrio de Chamberí. “Fue un flechazo, amor a primera vista. Tiene algo que me recuerda a Palermo, en Buenos Aires: una mezcla entre tradición, modernidad y vida de barrio, con vecinos de todas las edades y la Plaza de Olavide que es puro encuentro. Se respira autenticidad y, al mismo tiempo, se está transformando en el epicentro de una nueva forma de vivir el bienestar y la cultura. Aquí sentí que Casa Kavi tenía que estar”, confiesa.
Comunidad "yogui"
Las tendencias van y vienen. Sin embargo, la argentina no ve un final para esta. “Madrid está atrayendo a muchísimos emprendedores latinoamericanos que traen una nueva manera de entender los negocios: más humana, más conectada, experimental… Mientras la ciudad siga abriéndose al mundo, seguirá recibiendo soñadores que, como nosotros, vienen a aportar su arte al tejido madrileño”, sostiene. Aún no ha pasado un año desde su apertura, pero Rüd ya se ha convertido en maestra de quienes buscan un oasis en medio del caos que supone el distrito: “No es sólo un estudio, es un hogar. Nuestro enfoque es holístico, trabajamos el cuerpo como herramienta de autoconocimiento para llegar al espíritu”.

Casa Kavi, estudio de yoga en Madrid. / ALBA VIGARAY
El yoga se encuentra con la danza, el canto y la respiración en un mismo espacio, donde cada uno lleva su ritmo y escribe sus propias recetas: “Cada rincón está pensado para invitar a la introspección y a la conexión con lo esencial”. Con una clientela mayoritariamente femenina, Kathi abre sus puertas a todo aquel que quiera “moverse de una manera más consciente, que sienta el deseo de volver a sí mismo, que valore la estética, el detalle y el cariño con el que se hacen las cosas en presencia, a quienes entiendan el cuerpo como una puerta hacia el bienestar integral”.
En este tiempo, la exdeportista ha creado una comunidad “yogui” en el barrio. “Desde el primer día sentimos una gran curiosidad y cariño por su parte”, suma. Con una melodía de fondo, olor a incienso y una arquitectura que abraza a cualquiera que cruce la puerta, Kathi se desvanece para dar comienzo a una nueva clase. El día solo acaba de empezar.