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QUÉ FUE DE

Ismael Beiro, el ganador del primer ‘Gran Hermano’ que probó suerte en el mundo del 'trading' y quiso ser alcalde de Cádiz

El gaditano dio el salto a la fama tras convertirse en concursante del primer programa de telerrealidad español. Ahora se enfrenta a un futuro incierto

Ismael Beiro, ganador de la primera edición de 'Gran Hermano'.

Ismael Beiro, ganador de la primera edición de 'Gran Hermano'. / Facebook de Ismael Beiro

Madrid

El 23 de abril de 2000, diez ciudadanos españoles de a pie se encerraban voluntariamente en una misma casa para convivir al tiempo que eran vigilados las 24 horas del día por cámaras. Se trataba de los concursantes de Gran Hermano 1, un formato holandés que Telecinco adaptó de la mano de la productora Zeppelin y que escribió el primer capítulo de la historia de los programas de telerrealidad en nuestro país. Para sorpresa de pocos, aquella primera edición, presentada por Mercedes Milá, arrasó en audiencia (con cuotas de pantalla que llegaron a situarse por encima del 68%) y fue algo así como un fenómeno social. Entonces, los 20 millones de pesetas del ganador del reality fueron a parar al bolsillo del gaditano Ismael Beiro, que se impuso en las votaciones finales a su compañera Ania Iglesias de forma ajustada.

Aquella experiencia supuso un giro radical en la vida de Beiro, alias ‘el pisha’, entonces un chaval de 25 años, de carácter abierto, sencillo y simpático, que estaba a punto de terminar sus estudios de Ciencias Náuticas cuando entró al programa (se dijo que había hecho las prácticas en años anteriores a bordo del transbordador Juan J. Sister, de la compañía Trasmediterránea). Según comentó en una entrevista, tomó la decisión de embarcarse en Gran Hermano porque necesitaba una nueva aventura. “Como oficial de la Marina mercante, sabía estar encerrado en un espacio sin poder salir rodeado de personas desconocidas durante 90 días. A priori, estaba chupado. Todo el mundo quiere una aventura de vez en cuando que te haga desconectar de tu día a día y saber que estás vivo, y mi vinculación con ‘Gran Hermano’ nace desde que veo el anuncio del reality en la televisión”.

Cuando empezó a concursar allí salía con una joven enfermera llamada Olga y andaba un pelín preocupado por el futuro de su padre, Manuel Beiro, quien había sido condenado a tres años y medio de cárcel por la Sección I de la Audiencia Provincial de Cádiz, que le juzgó por un delito contra la salud pública, en concreto, por vender cocaína en su ciudad natal. “El propio Ismael ya informó a la productora, antes de entrar en el programa, de que su padre estaba procesado”, contaba una revista. “En Zeppelin, la productora de Gran Hermano, han considerado que la sentencia no es un motivo familiar grave que incida en la vida de Ismael de forma tal que haya que violar la regla de incomunicación para comentarle la noticia o sacarle de la casa. En todo caso, el asunto de Manuel Beiro es del todo ajeno a su hijo”. Menos suerte tuvo otra concursante de esa misma edición del programa, Mónica Ruiz, a la que Telecinco decidió expulsar por motivos morales, después de que varias publicaciones vertieran sobre ella acusaciones de prostitución.

Tras salir de la casa más famosa de Soto de Real, Ismael hizo un viaje promocional a Grecia, donde junto a varios compañeros estuvo haciendo un reportaje para una revista. Después regresó a su Cádiz natal, en cuyo ayuntamiento fue recibido por la alcaldesa Teófila Martínez como un héroe nacional. Como algunos de sus compañeros, Beiro supo aprovechar el tirón de la fama: leyendo pregones, acudiendo a tertulias televisivas, concediendo entrevistas, pronunciando conferencias y hasta rodando una película malísima, El Gran Marciano (2001), que dirigió Antonio Hernández. “Tuve claro que esa popularidad podía explotarla yendo a locales donde te pagaban dinero por cualquier cosa u olvidarte de esa parte más abrumadora y canalizar el esfuerzo en dedicarme a la televisión”, dijo al respecto. “Y es lo que decidí, aunque tenía claro que para ello debía conocer la profesión para saber dónde me metía. Hice un master en dirección de empresas audiovisuales, una tesis sobre adaptación de contenidos de televisión en el móvil, cursos de improvisación, de comedia, de teatro, idiomas, etc.”.

Muy al principio de su etapa de apogeo se trasladó a Madrid, donde abrió un bar en homenaje al programa que le hizo famoso. “Cuando se apagó el interés por las primeras cobayas de GH, intentó buscar su sitio en distintos programas sin hacer uso del estilo agresivo de la mayoría de sus ex compañeros”, contaba un diario de la época. “Al final, su gracejo se impuso hueco y empezó a colaborar en programas de radio (Ya te digo, de Onda Cero, o La jungla, de Cadena Cien). Más tarde, decidido a hacer carrera como actor, tomó clases de interpretación que le valieron un papelito en la serie de Canal Sur Arrayán, a la espera de volver a saltar a las pantallas nacionales. Por fin, a finales de 2001, la suerte volvió a sonreírle. Antena 3 se hizo con sus servicios para espacios como el fenecido Los vigilantes de la tele o De buena mañana, donde hasta anteayer comentaba Estudio de actores”.

Pero un grave accidente paró en seco su buena racha. El episodio se produjo en mayo de 2002, cuando la moto que conducía por las calles del centro de Madrid chocó contra un vehículo y el traumatismo craneoencefálico severo que le ocasionó el golpe le llevó hasta la UCI del hospital La Princesa, donde pasaría 42 días en coma. Aquel episodio le dejó secuelas físicas, pero no tantas como para impedirle retomar sus compromisos profesionales al cabo de un tiempo. Así, en 2003 se atrevió a participar en la primera edición de La isla de los famosos, donde llegaría hasta la final, y a principios del año siguiente se erigió en vocalista y líder del grupo 1+, que lanzó un álbum con diez temas que le daban al rock y al pop, y cerró bastantes bolos para ese verano. Luego, mientras su fama se iba diluyendo, inició una discreta carrera como monologuista y también montó una promotora con la que hace festivales. Respecto al plano personal, en 2010 empezó a salir con Aurora Vázquez, con la que tiene dos hijos (Aurora y Rodrigo).

Celebridad televisiba, Beiro se presentó en 2023 a la alcaldía de su ciudad natal, Cádiz.

Celebridad televisiva, Beiro se presentó en 2023 a la alcaldía de su ciudad natal, Cádiz. / Facebook de Ismael Beiro

Los cuatro pasaron el confinamiento en su casa de Madrid, desde la que, más o menos en esa misma época, se metió a trader en la bolsa. “Conocí a Pol Mainat, el hijo de Josep María Mainat, en el Festival de Televisión de Vitoria”, explicaría. “Días después, me llamó para ofrecerme presentar Trader, un reality con participantes que operan en bolsa y avanzan en el programa a medida que sus operaciones son acertadas. Y acepté el reto... Pero con la condición de que me ofrecieran, al menos, una formación”. Ya en 2021 publicó un libro, titulado La vida es trading, donde explica cómo, con la ayuda de cursos, seminarios y libros, descubrió un oficio apasionante que le permitió convertirse en su propio jefe. Pero el amor por la inversión en los mercados financieros le debió durar poco, ya que enseguida anunció que se estaba preparando para presentarse a las elecciones municipales de 2023 en Cádiz, con la esperanza de “sacar adelante los problemas” de la ciudad en la que nació.

Al final cumplió su promesa, pero solo consiguió atrapar el voto de 1.349 paisanos, lo que algunos achacan al hecho de que su candidatura andalucista Andalucía Por Sí incluía propuestas y opiniones escasas de coherencia. “Fue un rotundo fracaso en lo político porque llegaba tarde al populismo de saldo”, escribió sobre ello un periodista de Diario de Sevilla. “Nunca dio sensación de que se había preparado para ser un candidato de verdad y en Cádiz, donde el cachondeo se toma en verdad muy en serio, Ismael no tenía nada que hacer. Él mismo, entendemos, minusvaloró la opinión pública de su ciudad”. Tampoco es que le haya dado muchas alegrías últimamente el mundo de la tele. De hecho, a principios de este 2025 varios programas recogieron el testimonio de ex trabajadores del gaditano, que en unos días cumplirá 51 años, a los que aquel presuntamente debe dinero.

Aunque más repercusión tuvo aún el relato de una tal Alicia Rodríguez, amiga suya desde la infancia, que en el espacio En boca de todos aseguró que había denunciado a Beiro por haberle estafado 100.000 euros. "Yo acababa de vender mi casa porque tengo un niño con autismo y necesitaba otra casa y adaptarla. Ahí es cuando él me convence para entrar en una inversión [...]. Me ofrece una rentabilidad de unos 3.000 euros por esos 100.000. Él me da un número de cuenta al cual yo tengo que hacer la transferencia. En ese momento, yo me fío de él y de la amistad que tengo con él y en ningún momento pongo en duda la credibilidad de él, ese fue mi error". El gaditano emitió entonces un comunicado negando las acusaciones. “Se ha construido un relato sin respetar la verdad, dañando mi reputación de manera irresponsable”, dijo. Solo el tiempo dirá si estamos ante la víctima de una campaña de calumnias o más bien frente a un simple chorizo.