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REPOSTERÍA

La Corona de la Almudena toma el relevo: el dulce que llena el hueco entre Halloween y Navidad con 400.000 unidades vendidas

La fecha elegida para lanzar este postre en todas las pastelerías no podía ser otra que la de la Almudena, patrona de madrileños y madrileñas pero también del gremio de pasteleros de la Villa

Archivo - Varios coronas de la Almudena durante su elaboración, en la Pastelería Manacor

Archivo - Varios coronas de la Almudena durante su elaboración, en la Pastelería Manacor / A. Pérez Meca - Europa Press - Archivo

Andrea San Martín

Andrea San Martín

Madrid

Mientras las agujas del reloj avanzan hacia el 9 de noviembre, las pastelerías madrileñas ya han encendido sus hornos. A una semana de celebrar el Día de la Almudena, patrona de la capital, los obradores están manos a la obra —o mejor dicho, al horno— para confeccionar el dulce que se ha convertido en el auténtico protagonista de esta festividad castiza.

Adiós a los buñuelos de Halloween y Todos los Santos, hola a la Corona de la Almudena. Madrid se prepara para rendir homenaje a su patrona, la Virgen de la Almudena, con el dulce que lleva su nombre y que ocupa ese espacio dulce entre el final de octubre y la llegada de los turrones navideños. Un postre que, aunque joven de edad, se ha ganado un hueco no solo en el corazón, sino también en el estómago de los madrileños.

Un dulce nacido de un concurso en 1978

La Corona de la Almudena no es un capricho reciente ni una moda pasajera. Su historia arranca en 1978, cuando el gremio de pasteleros decidió que su patrona, que también lo es de toda la Villa, merecía un homenaje dulce a la altura de su devoción. Así nació un concurso que buscaba crear un postre tan castizo como la propia fiesta. El resultado fue este bollo en forma de rosca que emula la corona de la Virgen: una masa esponjosa elaborada con harina, azúcar, mantequilla, huevos, almendras y levadura, generosamente rellena de crema, nata o trufa.

La corona de la Almudena de Turris.

La corona de la Almudena de Turris. / Turris

A simple vista, podría confundirse con su primo hermano, el roscón de Reyes. Sin embargo, la Corona tiene personalidad propia: es más pequeña, más esponjosa y menos empalagosa. Un dulce que no compite con los clásicos de la repostería madrileña ni con los roscones de enero ni con los buñuelos de viento de Todos los Santos, sino que se abre paso con su propio encanto.

Y vaya si lo ha conseguido. El año pasado, las pastelerías de la capital estimaron la venta de cerca de 400.000 coronas. Un dato que refleja cómo este postre, con apenas medio siglo de vida, se ha convertido en toda una tradición. Cada noviembre, Madrid sabe a mantequilla, almendra y devoción. Porque celebrar a la Almudena también es cuestión de paladares.