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TODOS LOS SANTOS

Ni el café ni el pistacho consiguen reemplazar los sabores "de toda la vida" del Día de Todos los Santos: "Lo que perdura en el tiempo es la tradición"

Los sabores tradicionales se imponen con fuerza a las tendencias gastronómicas del momento

Los buñuelos de viento triunfan en cualquiera de sus versiones

Los buñuelos de viento triunfan en cualquiera de sus versiones / PALACIOS

Madrid

No hace falta vanguardia para viajar en el tiempo. A veces solo es necesario que le demos un bocado a un buñuelo, un panellet o un hueso de santo para que nos situemos en ese cálido recuerdo de la infancia. Un simple mordisco es capaz de transportarnos a nuestro hogar, especialmente a la cocina, donde tenía lugar esa amalgama de sabores y olores que después perseguiríamos toda la vida.

No es un secreto. Los más pequeños esperan durante todo el año que llegue Halloween para disfrazarse, mientras que los adultos desean despertarse cada día en un 1 de noviembre, rodeados de los dulces más característicos de la festividad. Y es que llegados a un punto, todo vale. Si bien antes era impensable despertarse el Día de Todos los Santos y no contar con una hornada de postres de nuestra madre, hoy nos conformamos con los dulces que nos venden en las pastelerías.

Pero no es todo lo malo. A veces es necesario abandonar el nido para encontrar establecimientos que son como joyas en pleno centro de Madridque recomendaríamos hasta con los ojos cerrados. De esos que elaboran postres como si lo hicieran para su familia o que están dispuestos a cambiar la receta sin miramientos para que nadie se quede sin dulce.

Bien lo saben en La Oriental, cuya filosofía, aparte de hacer pastelería tradicional sin gluten, es "que todo el mundo tenga su postre adaptado". Jonatan Yagüe, dueño del establecimiento y presidente de ASEMPAS, cuenta que en Todos los Santos "hay tres productos significativos: los huesos de santo, los panellets y los buñuelos de viento". Los más populares son los últimos, pues reciben positivamente cualquier cambio que se presente: igual que se puede hacer un relleno tradicional, se puede cambiar por otro que esté en tendencia.

Pistacho, café o fresa: ¿están desapareciendo los sabores "de toda la vida"?

Y es que de la fresa al café pasando por la nata o el cabello de ángel, los buñuelos no entienden de limitaciones. Si no, que se lo pregunten a Jonatan: "Este año hemos sacado un relleno nuevo: el de pistacho". Estas pequeñas bombas de sabor tienen todas consigo para gustar a los más tradicionales como a los más innovadores, ofreciendo cambios en su interior para que nadie tenga excusa para no elegir su favorito. Eso sí, si podemos en la balanza tradición y vanguardia, los buñuelos siguen una tendencia clara.

En un mundo gastronómico en el que cada vez triunfan más sabores como la galleta Lotus, el barquillo Kinder, el bombón Ferrero Rocher o el propio pistacho, la pastelería sigue demostrando que, pese a todo, la tradición manda. "Lo que perdura en el tiempo es la tradición: la nata, crema y chocolate", sentencia Yagüe. "Lo otro al final tiene fecha de caducidad, dura una campaña y luego pasa de largo".

Al final, lo más especial de cualquier fiesta es el recuerdo que evoca. Por eso resulta difícil encontrar nostálgico un sabor como el pistacho o la galleta Lotus y es tan fácil viajar en el tiempo con la nata, el chocolate o la crema. Así como podría pasar con cualquier postre de nuestra infancia, son los sabores de "toda la vida" los que perseguimos en las fechas más especiales.