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DEBATE

Los arcos chinos de la polémica en Usera: "No sé hasta qué punto ayuda al barrio esta turistificación"

Las opiniones en la zona respecto a estas políticas enfocadas al turismo del Ayuntamiento son muy diversas

Imagen virtual de los arcos chinos que adornarán la entrada al barrio de Almendrales, en Usera.

Imagen virtual de los arcos chinos que adornarán la entrada al barrio de Almendrales, en Usera. / Ayuntamiento de Madrid

Madrid

El distrito de Usera concentra aproximadamente el 30% de la población china residente en Madrid. De las aproximadamente 40.000 personas de origen chino que habitan en la capital, entre 10.000 y 20.000 viven en esta zona del suroeste de la ciudad. Su influencia en la vida del barrio ha ido creciendo en las últimas dos décadas, hasta el punto de convertirse en el principal foco de interés en sus calles. Pasear por la zona de Almendrales supone un viaje a la región de Qingtian: tiendas, supermercados, restaurantes, bancos, peluquerías... Todos los bajos de estas vías perpendiculares a Marcelo Usera tienen su sello asiático.

Desde hace ya unos años, esta deriva experimentada en el barrio ha provocado que este sea conocido en la capital como el 'Chinatown madrileño', un sobrenombre que cada fin de semana atrae a cientos de personas, que se trasladan allí para darse una vuelta por los comercios chinos y cerrar la mañana disfrutando de la gastronomía de Asia Oriental. El Ayuntamiento de Madrid ha ido dando pasos dirigidos a explotar este carácter turístico de sus calles. Adornando, por ejemplo, la estación de metro de Usera con dragones.

En este camino, el Consistorio plantea ahora decorar el callejero de Almendrales al más puro estilo del 'Chinatown' londinense. La primera medida, que ya está en marcha, no ha dejado a nadie indiferente en Usera: hablamos de la construcción de dos enormes 'arcos chinos' que darán la bienvenida al barrio antes de final de año.

"Están acabando poco a poco con la esencia del barrio"

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA se ha desplazado a Almendrales para conocer de primera mano la opinión de los vecinos para con estos arcos. El primero de ellos ya se ha comenzado a instalar en la calle Dolores Barranco, más concretamente en la plaza del Hidrógeno, en la confluencia con la calle Isabelita Usera. Allí han arrancado ya los trabajos de cimentación, en una obra que cuenta con un presupuesto de 225.000 euros y que incluiría otro arco en la calle Evangelios, en su intersección con las calles Visitación y Porta Coeli. No obstante, la localización final de este segundo podría cambiar.

El objetivo no es otro que "realzar el valor turístico de Usera ampliando la oferta cultural y gastronómica del distrito, atrayendo a nuevos públicos y promoviendo un turismo sostenible y competitivo", según la Junta Municipal del distrito, que trata de captar turismo familiar y gastronómico en esta zona tan multicultural. El proyecto se suma a las obras del paseo desde Madrid Río, que será ornamentado con referencias al gigante asiático y que una vez finalizado conectará peatonalmente el Manzanares con el corazón del barrio, en un recorrido de dos kilómetros.

Imagen del proyecto de peatonalización de Usera.

Imagen del proyecto de peatonalización de Usera. / Ayuntamiento de Madrid

No obstante, esta dinámica turistificadora emprendida por el equipo de José Luis Martínez-Almeida no termina de convencer a los vecinos más longevos de Almendrales. "Esto ya es un desmadre cada fin de semana. Viene un montón de gente a comer en los restaurantes y comprarse productos chinos en las tiendas, de viernes a domingo es como estar en el Centro. Cada vez es más insoportable, y me temo que esto solo empeorará la situación", comenta Juan Pedro, que llegó a la calle Ferroviarios hace más de 50 años procedente de Cáceres. Añade, además, que poco queda ya de esa "esencia" de barrio que él recuerda. "Están acabando poco a poco con la esencia de Usera. Esto siempre fue un barrio tranquilo, de gente currante, que te dejaba respirar del barullo de Madrid. Ahora parece un parque de atracciones", lamenta.

Manuel, un joven que, por contra, llegó a Almendrales hace tres años, sí ve en estas acciones una oportunidad para "dinamizar" el barrio y "mejorar su imagen". "Al final si vienen turistas se invertirá más en mantener en condiciones las calles. Por ejemplo, ahora mismo tenemos un problema con la recogida de basuras, como pasa en otras zonas de Madrid. Si empiezan a venir turistas en masa, digo yo que se esforzarán más en estos trabajos de limpieza", opina.

"El proyecto no ha surgido de una demanda vecinal"

Entre los detractores, muchos comparten la crítica de que esta transformación no surge de los propios vecinos del mismo. "El proyecto de los arcos chinos, como el proyecto de Chinatown madrileño, no ha surgido de una demanda vecinal ni de un proceso participativo. Es una decisión unilateral que utiliza fondos públicos para fines decorativos y turísticos, mientras siguen pendientes cuestiones básicas como la limpieza o el transporte", destaca Esther, gestora cultural y con orígenes usereños que se remontan varias generaciones atrás. "Si se quiere hablar de integración real, esa implicación institucional debería extenderse a la participación ciudadana, no solo a la proyección turística", destaca esta vecina.

La suciedad es protagonista en las calles de Almendrales.

La suciedad es protagonista en las calles de Almendrales. / EPE

En línea con Juan Pedro, Esther se pregunta si el proyecto conducirá a una masificación del entorno. "Parece responder más a una estrategia de marca ciudad que a una política de mejora del distrito. Es legítimo preguntarse si estamos diversificando el turismo o simplemente extendiendo la saturación del centro hacia la periferia", subraya, además de mostrar su preocupación porque "se confunda la promoción cultural con la instrumentalización simbólica".

"Usera es un barrio históricamente construido por sucesivas olas migratorias. Esa diversidad es una riqueza real, no un decorado. Por eso preocupa que se quiera representar la multiculturalidad a través de una escenografía urbana que, más que promover la convivencia, pueda banalizar una cultura viva y convertirla en producto de consumo", explica.

Inversión china en el barrio

Lorena, que nació en el Hospital 12 de Octubre hace 37 años y desde entonces vive en Plaza Elíptica, también mira con preocupación al efecto que puede tener esta conversión en el mercado inmobiliario. "Hay muchísima inversión china en materia de vivienda en esta zona. Como pasa en otros barrios con el capital estadounidense, por ejemplo, aquí la especulación inmobiliaria está liderada por gente de origen chino, que llegan a comprar bloques de edificios enteros mediante ofertas irrechazables. Si el turismo en el barrio va para arriba, sería natural que estas inversiones crecieran también, lo que seguirá dificultando la vida a los vecinos que llevan aquí pagando su alquiler toda la vida", indica.

Interés de inversores chinos en vivienda, en la colonia Moscardó.

Interés de inversores chinos en vivienda, en la colonia Moscardó. / EPE

Por otro lado, sí opina en este sentido que la progresiva llegada de visitantes favorecerá al pequeño comercio. "Las tiendas de la zona, ya sean chinas o de origen local, se van a ver beneficiadas del tráfico de gente. Eso lo veo como un hecho y me parece positivo, pero hay que valorar todas las consecuencias que estas políticas tienen", subraya.