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EXPOSICIÓN

Los secretos de Frida Kahlo en Madrid: sus últimos escritos y el menú de su boda con Diego

Una exposición sensorial en Pintor Rosales desvela los secretos más íntimos de la pintora mexicana, desde su infancia en La Casa Azul hasta el menú de su boda con Diego Rivera

De la mano de United Nations Woman, Frida Kahlo Live Art Experience cobra vida en Madrid a través de una exposición que hace un relato honesto sobre la artista.

De la mano de United Nations Woman, Frida Kahlo Live Art Experience cobra vida en Madrid a través de una exposición que hace un relato honesto sobre la artista. / EPE

Andrea San Martín

Andrea San Martín

Madrid

Había una vez una niña que pintó su casa de azul para convertirla en un pedazo de cielo donde poder volar libremente. Esa niña era Magdalena Frida Carmen Kahlo y Calderón, nacida un 6 de julio de 1907 en Coyoacán, México, y destinada a convertirse en una de las artistas más revolucionarias del siglo XX. Pero antes de que el mundo la conociera como Frida Kahlo, antes de las 152 pinturas que la inmortalizaron, hubo una mujer que supo transformar cada golpe del destino en un trazo de color sobre el lienzo.

La poliomielitis llegó primero, cuando era apenas una niña. Luego, el accidente que le arrebató la posibilidad de ser madre. Pero Frida no se rindió: se convirtió en la cachucha número 9 de un grupo de más de treinta estudiantes, se enamoró de Alejandro, el líder de la agrupación de jóvenes, y aprendió que el dolor podía ser materia prima para el arte. "Convertir el dolor en color" no fue solo su filosofía, fue su forma de sobrevivir.

Y ahora, Madrid tiene el privilegio de pasear por sus pensamientos. En pleno Paseo del Pintor Rosales, número 30, se esconde Frida Kahlo Live Art Experience, una exposición que ya ha conquistado a más de 10.000 visitantes y que, de la mano de United Nations Woman y el colectivo Live Art Group, hace algo que pocas muestras logran: devolver a Frida su humanidad, quitarle la capa de mito, ajena a cualquier etiqueta de feminista y mostrarla tal como fue, con sus contradicciones, sus pasiones y sus heridas.

Tres actos para conocer a la mujer detrás del icono

El recorrido se estructura como un viaje íntimo dividido en tres salas. La primera te recibe con fotografías que narran una vida en imágenes, bajo la dirección artística de Mairén Muñoz. Aquí Frida deja de ser póster de adolescente rebelde para convertirse en la niña que soñaba, la joven que sufría y la mujer que amaba con intensidad volcánica.

Frida Kahlo junto a su familia.

Frida Kahlo junto a su familia. / EPE

En la segunda sala, su voz cobra vida. Se escuchan sus palabras, sus influencias, como la de su padre Guillermo Kahlo, fotógrafo de origen alemán que trabajó para el presidente mexicano Porfirio Díaz y que le enseñó a mirar el mundo a través de una lente. Entre 1904 y 1908, Guillermo fue el encargado de documentar los templos federales con motivo del centenario de la Independencia de México. Esa mirada fotográfica, meticulosa y poética, Frida la heredó y la transformó en pintura.

Entre las curiosidades que uno aprende durante el recorrido destaca el pan de muertos, ese dulce tradicional que originalmente se elaboraba con amaranto y sangre humana en rituales prehispánicos, y que con el tiempo se sustituyó por harina y azúcar morena. Cada elemento del pan tiene un significado: el cráneo, los huesos, las lágrimas. Es una forma de honrar a los que ya no están, de mantenerlos vivos en la memoria y en el paladar.

La tercera sala es pura emoción: cuatro paredes vestidas con cartas manuscritas de la pintora. Textos auténticos, de puño y letra, dirigidos a diferentes destinatarios, donde habla de Diego Rivera, al que llamaba "mi niño sapo", de sus experiencias y de sus dolores. Son los últimos trazos que dio antes de morir, y leerlos es como escuchar su despedida.

Texto auténtico escrito por la Frida Kahlo antes de que le amputaran la pierna.

Texto auténtico escrito por la Frida Kahlo antes de que le amputaran la pierna. / Cedida

Un menú de boda con sabor a México profundo

Pero si hay algo que sorprende en esta experiencia es la oportunidad de probar el menú que se sirvió en la boda de Frida Kahlo y Diego Rivera. Esta experiencia, que se puede disfrutar al margen de la exposición, invita a saborear la cultura mexicana en su estado más puro. Frida, que siempre fue una mujer profundamente conectada con sus raíces, eligió para su boda un menú que hablaba de identidad, de tradición, de México, incluido el mezcal que tanto le acompañó en su vida para aliviar el dolor. En cuanto a la oferta culinaria incluye esquites, caldo de pozole rojo, sope de manitas de cerdo y pollo, chile poblano relleno de carne y pastel de boda de tres leches para endulzar el menú. Y ahora, décadas después, los visitantes de esta exposición pueden sentarse a esa misma mesa simbólica y brindar por la mujer que se atrevió a pintar su propia verdad.

Frida Kahlo Live Art Experience es un homenaje honesto, sin artificios, a la mujer mexicana del siglo XX que cambió las reglas del juego. La que demostró que el arte no tiene por qué ser bonito para ser bello, que la vulnerabilidad es una forma de valentía y que, a veces, lo más revolucionario que puedes hacer es ser brutalmente tú misma.

La exposición abre sus puertas de miércoles a jueves de 17:00 a 21:00 horas, y de viernes a domingo de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas. Las entradas tienen un precio de 15 euros para adultos, 12 euros para niños de 6 a 12 años, y los menores de 5 años entran gratis.

Un plan en Madrid para descubrir a la Frida que escribió poemas antes de que le amputaran la pierna, a la que convirtió su casa blanca en azul para que fuera un cielo libre, a la que amó a Diego con locura de "niño sapo". Porque la capital, una vez más, se convierte en el lugar perfecto para encontrarnos con el arte que transforma, que cuestiona, que duele y que, finalmente, nos hace volar.