MAYOR COLECCIÓN
El vecino de Madrid que lleva 10 años guardando las servilletas de los bares de toda España: "Se están perdiendo"
Los 1.200 ejemplares que Felipe Hernández atesora proceden de cafeterías, asadores, heladerías, churrerías… Y deben cumplir dos requisitos: ser verticales y estar personalizados ¿Su objetivo? Preservar el patrimonio gráfico

Algunas de las servilletas que Felipe Hernández lleva coleccionando desde 2014. / EPE

Empezó sin querer. Aquella mañana de 2014, en Bilbao, donde estuvo trabajando un tiempo, Felipe Hernández decidió coleccionar servilletas. Lo hizo al momento, enamorado de los pequeños dibujos que las salpican. Cada una da fe del lugar donde fueron concebidas pese, salvo contadísimas excepciones, ojo, a no cumplir su verdadera función: limpiar. Acostumbrados a verlas en la basura, este joven de Embajadores encontró en ellas una ventana al pasado que había que proteger. Desde entonces, no ha parado de buscarlas por toda España. “Siempre me han llamado la atención los azucarillos, los posavasos, las cerillas… Son vehículos publicitarios que, para mí, desde que soy pequeño, han tenido algo especial”, dice. Hoy, atesora 1.200 servilletas. Y subiendo.
Proceden de cafeterías, asadores, heladerías, restaurantes, churrerías… Y deben cumplir dos requisitos: deben ser verticales y estar personalizadas. “No acepto nada de franquicias, me gusta que sean auténticas de cada sitio. Esto es algo cada vez menos habitual. Se están perdiendo. Últimamente, en los servilleteros suelen encontrarse frases genéricas sin ninguna referencia propia. A mí me encantan aquellas servilletas que cuentan la historia de su establecimiento”, relata Felipe, de 40 años, que prefiere no desvelar su cara para dejarles a ellas todo el protagonismo.

Servilletas de los restaurantes 50's Summer's en Ávila y Asturianos de Madrid. / FELIPE HERNÁNDEZ
Es fotógrafo y, cuando reunió las 100 primeras, al poco, decidió inmortalizarlas en su estudio. Para ello, utilizó una tabla de mármol que simulaba la típica barra de bar. Después, las subió a Instagram. “Es un proyecto progresivo. Desde que empecé, mis padres me han ayudado bastante. Y, poco a poco, amigos y desconocidos me han ido mandando ejemplares que han encontrado. Es una buena solución cuando no puedes abarcar todo el territorio. Me gusta que tanta gente haya querido participar desde el principio”, apunta. A Felipe le apasiona capturar la vida en la ciudad, prestando especial atención a la vida nocturna y la escena musical. Su obra abarca retratos, encargos y publicidad que han quedado plasmados en las grandes cabeceras del país.

Servilleta de Acuarium, en Valencia. / FELIPE HERNÁNDEZ
“Me fijo en las tipografías, los colores y los diseños que se emplean en cada servilleta. Ahora bien, lo que más llama mi atención es su contenido. Representan a nuestra cultura desde todos los ángulos posibles. En las de Galicia, por ejemplo, hay centollos delineados. Andalucía, por su parte, cómo no, opta por boquerones fritos. Esa parte gráfica me interesa especialmente. Nos define gastronómicamente hablando”, continúa. Las tiene catalogadas por tipo de establecimiento y localidad, por si necesita encontrar alguna específica.
El futuro de las servilletas
Abundan las de Madrid ya que es donde vive, pero tiene de todas las Comunidades Autónomas. “Menos de Ceuta y Melilla”, puntualiza entre risas. Le tocará ir en breve para completar el mapa. Un empeño por conservar el patrimonio gráfico que distintos entusiastas están desempeñando en España de forma altruista: es el caso del colectivo Paco Graco, empeñado en recuperar los letreros de comercios antiguos. Con sus fundadores organizó la exposición No va a quedar nada de esto en CentroCentro: “Mi objetivo es preservarlo. Debemos guardar la memoria de las ciudades. Si no, acabará desapareciendo. Y, entonces, acabarán pareciéndose entre sí. Las nuevas generaciones han visto que es importante hacerlo”.

Servilleta de Casa Juan, un asador de Chiclana de la Frontera. / FELIPE HERNÁNDEZ
A diferencia de Italia, Portugal y Francia, donde también hay una cultura en torno a las servilletas, en España, curiosamente, la diferencia está en el mensaje: “Lo habitual es encontrar un Gracias por su visita sin mayor gracia. Aquí, en cambio, se trató de individualizarlas para ganar entidad. Hoy, tristemente, apenas se hacen así. Sólo unos pocos han mantenido la costumbre. Antes se cuidaban más estos detalles, tal vez porque en las barras se usaban materiales más nobles”. Felipe las guarda en cajas de cartón, a la espera de que su nuevo proyecto vea la luz.
P. ¿Qué va a hacer con ellas?
R. Voy a publicar un libro, así me aseguro de que no desaparezcan. Es el mejor formato para que sobrevivan. Quiero seguir recopilándolas hasta que me canse. España es gigante y nunca sabes dónde puedes encontrar una servilleta nueva.