LIBROS DE MISTERIO
Madrid, ciudad de espectros, también tiene sus 'Nocturnos': del Palacio de Linares al cementerio de La Almudena
El periodista y autor de misterio, Javier Pérez Campos, revela los secretos más oscuros y reales que habitan en la noche madrileña

'Nocturnos', el nuevo libro de Javier Pérez Campos, aborda historias que suceden al caer la noche. / Javier Ocaña

Fantasmas emparedados, figuras decapitadas, asesinos ocultos bajo apariencia normal. Javier Pérez Campos, periodista del misterio y autor de Nocturnos (Planeta), recuerda que la noche madrileña también está llena de sombras reales. Aunque su nuevo libro no se centra en la capital, sus historias resuenan con fuerza en lugares como la calle Antonio Grilo, La Almudena o el Palacio de Linares. "Decapitados, fantasmas y asesinos entre nosotros", afirma, reivindicando que el terror más perturbador no siempre es ficción.
Pregunta. Dice que Nocturnos debe leerse de noche. ¿Qué tiene la noche que despierta tantas historias y terrores universales y cómo cambia en la percepción del lector cuando le acompaña la oscuridad?
Respuesta. Para mí la noche siempre ha sido un espacio muy mágico y muy especial. He leído muchas horas en la noche y reconozco que la impronta que deja leer en la noche no tiene nada que ver con hacerlo a plena luz del día rodeado de gente en otros espacios. Por eso, precisamente he escrito un libro sobre la noche, porque me llamaba la atención qué es lo que nos sucede a nivel fisiológico, cómo nos cambia la percepción, por qué percibimos los riesgos y el miedo de una manera diferente, por qué la parte más irracional del cerebro toma el mando y toma el control cuando cae la noche y llega la oscuridad. Y eso tiene que ver en el fondo con algo que ocurría hace miles de años cuando no existía la luz eléctrica y cuando el ser humano era la presa perfecta para las alimañas y los depredadores que acechaban en la oscuridad y que aprovechaban nuestra vulnerabilidad.
P. ¿En qué se percibe?
R. Cuando dormimos la falta de capacidad de visión o la manera de percibir los entornos en la oscuridad nos convierte en las víctimas perfectas y ese estado de alerta especial, el hecho de que oigamos mucho más por la noche, se nos desarrolla el oído, se desarrollan otros sentidos para compensar la falta de visión, el fondo es ese mecanismo de defensa entrenado a lo largo de miles de años que sigue a pleno rendimiento a día de hoy. Han cambiado los miedos, han cambiado nuestros enemigos, pero el terror y la manera de defendernos ante ellos sigue siendo el mismo.
P. Si la luz del día es salvación, ¿qué representa exactamente la noche en tu obra? ¿Y qué crees que busca el lector en un libro que transcurre entre sombras?
R. La noche en el fondo es el terreno de lo irracional, del miedo, del peligro y de la plausibilidad de cosas que durante el día son imposibles pero en la noche pueden ocurrir. Era el momento en el que en la Edad Media se disipaban los controles policiales y de seguridad, era el momento en el que se producían las reuniones heréticas, los aquelarres, lo prohibido tenía lugar ahí y precisamente por eso he tejido un catálogo de historias y de personajes con los hilos de la propia noche. Creo que ese es un poco el hilo conductor que vertebra este libro.

'Nocturnos', el nuevo libro de Javier Pérez Campos, aborda historias que suceden al caer la noche. / Javier Ocaña
P. ¿Dónde termina la crónica real y empieza la leyenda en este catálogo de historias?
R. Eso es muy interesante y ha sido la parte más complicada. Por un lado, no podía dejar de lado mi faceta periodística de documentar los casos hasta el más mínimo detalle. Es una obsesión compulsiva porque hay casi 500 notas a pie de página con referencias bibliográficas de todo tipo. Y, por otro lado, también quería dejar espacio a la creatividad y a la imaginación de cómo pudieron ser algunos diálogos entre personajes reales.
P. ¿Cómo ha sido el proceso de documentación?
R. He recurrido a fuentes originales, a entrevistas y a declaraciones en medios de hemerotecas internacionales. He querido hacer un texto que sea fácil y bonito de leer también, pero sin dejar nunca de lado los pies en el suelo la manera de documentar cada una de las historias.
P. Ha explorado muchos misterios en tu carrera. ¿Qué diferencia a Nocturnos de sus trabajos anteriores como Immaturi?
R. En Nocturnos los fantasmas son casi más corpóreos, son más físicos y los monstruos que aparecen en este libro dan mucho más miedo porque no necesitan máscaras para camuflarse, sino que se camuflan entre nosotros. Están integrados y eso a mí me da mucho más miedo que todo aquello que vive en el terreno de lo irreal o de lo imaginario. Uno de los casos que aparece en mi libro es el vecino perfecto, casado y con su mujer, una vida normal aparentemente, pero que en el fondo es un asesino que está aniquilando a personas y que tiene el sótano lleno de cuerpos de jóvenes y adolescentes. Y tanto su mujer como su suegra le decían que había un olor extraño y él como respuesta echaba la culpa a las aguas que se filtraban al sótano del río. El hecho de que estas personas estuvieran perfectamente integradas y fueran alguien como nosotros es lo que me parece especialmente terrorífico.
P. ¿Qué hilo común une a personajes tan distintos como Carl Tanzler o el jinete sin cabeza?
R. Muchos de ellos operaban en la noche y aprovechaban las sombras para actuar. De alguna manera, Carl Tanzer es la historia de un científico que quiere romper las barreras del amor más allá de la muerte. Es un hombre que, digamos, roba el cadáver de su amada de un cementerio e intenta devolverlo a la vida con una serie de métodos muy impactantes para mediados del siglo XX, que es cuando transcurre esta historia. Y el jinete sin cabeza también es un personaje que camina y cabalga entre el terreno de lo irreal y de lo real. Y eso es lo que a mí me llama especialmente la atención. Como muchas de estas historias parecen casi salidas de la ficción, parecen novelas, parecen relatos de grandes escritores y, en el fondo, están inspirados en hechos reales, en historias que se pueden documentar y que yo he seguido su pista.
P. ¿Hubo alguna historia que le resultara demasiado perturbadora para escribir?
R. Seguramente la que abre el libro, y quizá por eso es la primera porque es una manera casi de pasar por ella, aunque a mí me obsesionó y me impresionó porque escuché durante muchos días la voz directa de los supervivientes, de las dos únicas supervivientes del cazador de Anchorage, un hombre que actuó en Alaska en los años 70. Era un panadero, tenía mujer e hijos, pero cuando ellos estaban de viaje se dedicaba a secuestrar a mujeres y las llevaba a su finca donde él les daba caza como si fueran animales, con su rifle de caza y a veces persiguiéndolas con un machete de caza como un auténtico salvaje. Es una historia impresionante porque habla de cómo un hombre perfectamente integrado actuó con total impunidad durante 17 crímenes terribles, los cuerpos fueron apareciendo en zanjas poco profundas en los alrededores de Anchorage y de alguna manera esta historia me pareció realmente impactante, el hecho de que una persona perfectamente integrada actuara con total impunidad.

'Nocturnos', el nuevo libro de Javier Pérez Campos, aborda historias que suceden al caer la noche. / Javier Ocaña
P. ¿Qué le inspira más a la hora de escribir: el miedo o la curiosidad que hay en lo siniestro?
R. Un poco de ambos. Sobre todo la premisa es que sean casos que han llamado mi atención y que me han resultado interesantes hasta el punto de querer investigarlos. Tengo la suerte de poder aprovechar el tiempo que yo dedico a conocer algo sobre lo más profundo de la mente humana, sobre leyendas ancestrales, sobre obras maestras como el Quijote que esconden historias también de apariciones y de misterio.
P. Muchos de sus libros dialogan con los misterios que habitan en lugares concretos. ¿Tiene Madrid también sus propios 'nocturnos'?
R. Madrid tiene multitud de nocturnos, de historias también de personajes decapitados que caminaban por algunas zonas como la Puerta de Alcalá, donde hay toda una leyenda de un hombre decapitado que había sido visto en algunas zonas de la capital. Los famosos casos de la pequeña niña del Palacio de Linares que fue aparentemente, según la leyenda, la pequeña Raimunda que había sido emparedada, decía la leyenda, y que todavía podía ser vista en el Salón de los Espejos, donde algunos vigilantes habían disparado contra ella, contra este espectro.
P. También multitud de historias de asesinos en serie.
R. Sí, como el caso de José María Manuel Jarabo. Son impactantes y forman parte de la crónica negra de nuestra propia historia, e incluso, me vienen a la mente el cementerio de La Almudena, donde me he pasado muchas noches investigando o retransmitiendo en vivo para programas como Millenio Live en su día, o para Millenio 3, donde se produjo la historia de Francisco García Escalero, 'el matamendigos', que se adentraba en el cementerio para desenterrar los cuerpos y dormir con ellos, y que en el fondo es un poco la historia del doctor Carl Tanzler y tantos otros que se aproximaron a la muerte desde una perspectiva casi enfermiza. De hecho, ahora que está de moda, en Madrid tuvimos una especie de Ed Gein que no cometió estos crímenes atroces, pero sí sintió esa fascinación por la muerte.
P. La relación entre cine, literatura y hechos reales es muy potente en su investigación. ¿Qué casos reales han influido directamente en su narrativa?
R. Recuerdo la casa maldita de Antonio Grilo, que dio lugar también a una película. En mi libro Nocturnos hay mucho de metalenguaje y de cómo el cine se inspira en hechos reales. La película Malasaña 32 se inspiraba en este edificio de la calle Antonio Grilo, donde se habían cometido diferentes crímenes a lo largo de la historia y de alguna manera se había convertido en uno de esos escenarios señalados también a nivel criminológico, porque la propia calle ha sido un lugar de crímenes y donde habían aparecido incluso clínicas abortivas, todo tipo de historias un tanto macabras y que reiteraban de alguna manera la idea de la muerte a lo largo del tiempo, con el paso del tiempo.
P. ¿Piensa que necesitamos a los monstruos para entender quiénes somos como sociedad?
R. Yo creo que los monstruos siguen existiendo. Ya nadie cree en vampiros, ni en jinetes sin cabeza, ni en hombres lobo, pero los peligros que nos acechan en la noche siguen siendo los mismos y solo han cambiado de cara. Es lógico que el miedo permanezca exactamente igual que hace miles de años cuando escuchábamos sonidos en la noche y permanecíamos en alerta.
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