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GASTRONOMÍA

Brindar a la 'dolce vita' madrileña: un rincón de la Costa Amalfitana irrumpe con elegancia en el corazón de Madrid

Una nueva propuesta italiana abre sus puertas en Pintor Rosales con una cocina inspirada en la Costa Amalfitana, liderada por chefs con amplia trayectoria en destacados proyectos gastronómicos de Madrid y Nápoles

Entrada del nuevo restaurante italiano Dolce Positano que acaba de abrir en Madrid.

Entrada del nuevo restaurante italiano Dolce Positano que acaba de abrir en Madrid. / Cedida

Andrea San Martín

Andrea San Martín

Madrid

La calle madrileña Pintor Rosales tiene desde septiembre un nuevo aroma a limón, mar y recuerdos del sur de Italia. En una ciudad donde lo italiano abunda, pero no siempre emociona, una nueva apertura llega para romper moldes y conquistar desde la autenticidad: una oda a la Costa Amalfitana que transforma el Mediterráneo en experiencia, memoria y mesa compartida.

Dolce Positano, nuevo restaurante italiano en Madrid.

Dolce Positano, nuevo restaurante italiano en Madrid. / Cedida

Una Italia que se cuenta con alma

El proyecto nace del anhelo de cocinar desde la memoria, la emoción y las raíces más auténticas. Roberto Castellano, napolitano de pura cepa, inició su carrera en algunas de las cocinas más prestigiosas de Nápoles, como Vincenzo Bellavia y Sorbillo. Su trayectoria continuó en Madrid, donde participó en la apertura de Bel Mondo, antes de incorporarse a Baldoria, la reconocida pizzería que recientemente fue reconocida como la mejor de España y una de las diez mejores del mundo según el ranking 50 Top Pizza 2025. Allí, Roberto se consolidó como chef pizzaiolo y protagonista en la obtención de numerosos premios internacionales. De hecho, fue en Baldoria donde conoció a su compañero de fogones, Alessandro Giovannelli, con quien ha compartido años de éxitos y crecimiento profesional. Juntos han dado forma a una propuesta que va más allá de la pizza: Dolce Positano (P.º del Pintor Rosales, 52 / 917 33 00 43) una cocina italiana que habla el lenguaje de las emociones. Con raíces napolitanas y romanas, y una mirada contemporánea, buscan trasladar a la capital una Italia viva, que combina elegancia, calidez y una chispa de esa luminosidad y desenfado propios de un verano eterno junto al mar.

Alessandro Giovannelli y Roberto Castellano, chefs de Dolce Positano.

Alessandro Giovannelli y Roberto Castellano, chefs de Dolce Positano. / Cedida

Una carta con sabor a historia (y a limón)

La carta es un viaje por sabores tradicionales reinterpretados con carácter. Los limones de Amalfi se convierten en protagonistas, apareciendo en distintas texturas y matices. Platos como el Facc o ricottar, el conejo a la ischitana o la misteriosa bella mbriana hacen guiños a recetas casi secretas, con una ejecución moderna que no pierde el respeto por el origen. El apartado dulce merece mención especial: el babà pie, por ejemplo, promete romper con cualquier idea preconcebida del clásico napolitano.

Así es la cocina de Dolce Positano, recién abierto en Madrid.

Así es la cocina de Dolce Positano, recién abierto en Madrid. / EPE

En cuanto a la propuesta líquida destaca una bodega con un 80% de referencias italianas, elegidas con mimo, no por etiqueta, y una coctelería que huele a pomelo, albahaca y creatividad. El espíritu es que "cada trago y cada plato sea parte de una narrativa emocional", explica Castellano a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Diseño con mirada artesanal

El espacio sorprende por su atmósfera mediterránea sin clichés. Inspirado en los chiringuitos chic de Positano, juega con materiales nobles, detalles artesanales y frescos decorativos que evocan tardes al sol y cenas bajo guirnaldas de luces. Con un aforo de 103 comensales repartidos entre terraza, barra y salón, el restaurante invita tanto al aperitivo informal como a la celebración íntima.

Más que una apertura, se trata de una declaración de intenciones: demostrar que la cocina italiana puede seguir emocionando cuando se cocina con verdad, con respeto por la tierra y con un deseo honesto de compartir algo más que platos. No hay pretensión de ser el próximo hit viral, aunque probablemente lo sea. Hay algo más duradero, la ambición de crear un lugar al que quieras volver porque te hizo sentir en casa… aunque estés a mil kilómetros de la costa.