EXPANSIÓN DE ESPECIES

La Comunidad amplía la caza de jabalíes y conejos para frenar su invasión y frenar los niveles de superpoblación

La regulación busca un equilibrio entre la conservación del medio natural y la actividad económica en las zonas rurales

Caza en la Comunidad de Madrid

Caza en la Comunidad de Madrid

Madrid

Jabalíes, conejos y hasta tórtolas, algunas de las especies más comunes en el campo madrileño van a estar este año en el punto de mira de los planes de control de fauna de la Comunidad de Madrid. El Gobierno regional ha publicado la nueva Orden de Vedas de Caza para 2025-2026, que amplía la presión sobre especies superpobladas, como el jabalí o el conejo, ante los problemas que generan en zonas rurales.

Entre las novedades, destaca que en muchos cotos privados de más de 250 hectáreas se podrá hacer aguardos, una modalidad de la caza, de jabalí todos los días de la semana (antes solo de lunes a viernes). Esto se debe al aumento de atropellos, daños en cultivos o riesgos sanitarios han encendido las alarmas.

También se mantiene la campaña de "desgaste" del conejo de monte, que podrá cazarse del 15 de junio al 25 de julio los jueves, sábados y domingos. El objetivo es reducir daños a los cultivos y prevenir enfermedades como la mixomatosis.

Además, la Comunidad levanta la moratoria para la caza de la tórtola europea, tras observar una mejora en su población. Solo se podrá cazar en cotos autorizados y en dos fechas concretas: 30 de agosto y 6 de septiembre. Eso sí, con un máximo de 40 capturas por persona y un límite regional de 1.176 ejemplares.

Nueva normativa

Y no solo se regula cuándo y cuánto se puede cazar, la orden también detalla normas para el uso de perros, rehalas, caza con arco, cetrería o filmaciones, y se adapta a nuevas necesidades como la vigilancia sanitaria de las piezas abatidas o la lucha contra especies invasoras.

La regulación busca un equilibrio entre la conservación del medio natural y la actividad económica en las zonas rurales, en un momento en el que las poblaciones de algunas especies crecen sin freno y ya pisan incluso la puerta de las ciudades.