GASTRONOMÍA REGIONAL

El cocido madrileño da el paso para ser declarado Patrimonio Cultural de Madrid

Lo que antes fue "comida de pobres" hoy es objeto de peregrinación dominguera, y se ha convertido en seña de identidad de toda la región

Cocido Madrileño

Cocido Madrileño / CM

Madrid

El cocido madrileño está a punto de convertirse en algo más que un plato de domingo. La Comunidad de Madrid ha iniciado los trámites para declararlo Bien de Interés Cultural (BIC) como parte del Patrimonio Inmaterial. No es solo por su sabor, sino por todo lo que representa: tradición, identidad y, sobre todo, esa costumbre tan castiza de reunirse en torno a la mesa.

El Consejo Regional de Patrimonio Cultural, que pone el sello de calidad en estos asuntos, ha dado luz verde al proceso. Y no es para menos, el cocido no solo llena estómagos, llena de historia las cocinas madrileñas desde hace más de siglo y medio.

"Comida de pobres"

Aunque sus orígenes se pierden entre ollas y calderos antiguos, ya en el siglo XVI se hablaba de su antepasado: la "olla podrida". Una receta que suena regular pero alimentaba bien. El término "cocido madrileño" se empezó a utilizar con fuerza en el XIX, y es en esa época cuando empieza a consolidarse como el plato icónico que hoy se sirve en casas, tabernas y restaurantes de postín.

Este emblema gastronómico se prepara con carnes, garbanzos, embutidos y verduras, y tiene un ritual propio, los famosos vuelcos, donde los ingredientes se sirven por separado y en orden, como si fueran los actos de una obra de teatro culinaria.

Pero más allá de lo sabroso, el cocido es un fenómeno social. Lo que antes fue "comida de pobres" hoy es objeto de peregrinación dominguera, y se ha convertido en seña de identidad de toda la región, desde el centro de Madrid hasta sus municipios, donde se preparan deliciosas variantes locales: el cocido pradeño de Villa del Prado, el corucho de Cenicientos o la olla del segador de Navalcarnero, por mencionar algunos.

Con este reconocimiento como BIC, la Comunidad de Madrid quiere protegerlo, difundir su historia y garantizar que las futuras generaciones sepan que un buen cocido no solo alimenta, también une.