EN PLENO VERANO
La guerra vecinal en un pueblo de Madrid tras el cierre de su único bar: "Es más barato tomarte una cerveza en la Puerta del Sol que aquí"
En Cinco Villas, una de las cuatro pedanías de Puentes Viejas con menos de 100 habitantes, ya no hay bar: tras un contrato de dos años y varios altercados judiciales, los dueños han sido obligados a dejar el negocio

El Don de María, único bar de Cinco Villas, cerró sus puertas hace apenas unos días. / EL DON DE MARÍA

100 habitantes en invierno, 200 en verano y ningún sitio donde sentarse a tomar una cerveza o salir a comer un domingo. Es la realidad de Cinco Villas, una pedanía del municipio madrileño de Puentes Viejas, que se ha quedado sin su único bar a las puertas del verano. Hasta hace apenas una semana, El Don de María ocupaba el centro social de esa localidad, al que también acudían vecinos de Mangirón, Paredes de Buitrago y Serrada de la Fuente, el resto de pedanías. Si bien algunos habitantes lamentan la clausura, otros tantos la agradecen y aseguran que el pueblo descansará a partir de ahora. “Al principio nos atendían bien, pero cogieron confianza y parece que los clientes sobrábamos. Subieron los precios a lo bestia y llevo más de un año sin ir. Es más barato tomarte una cerveza en la Puerta del Sol que en este bar social”, expresa José, uno de los cincovilleses que agradece la suspensión del negocio.
Según él mismo relata, los dueños de la taberna también subieron el precio del menú: “Empezaron con algo sencillo y asequible, pero vieron que podían hacer dinero y terminó costando más de 25 euros. Eso en un pueblo de 90 habitantes no es normal. Se pasaban el día gritando y llorando porque todo iba mal y el Ayuntamiento no les hacía caso”. El Don de María se emplazaba en un centro social que, según la normativa, debe ceñirse a los horarios y precios estipulados por el consistorio, a diferencia de cualquier negocio privado: “El problema es que han estado dos años y medio sin pagar la electricidad y están en deuda con el Ayuntamiento. En el contrato aparece que ellos se hacían cargo del 70% del gasto, que debe ser mínimo, y se negaron a abonarlo desde el principio. Además, tenían que cerrar un día a la semana y lo hacían dos o tres. Ibas a las 17:00 horas y estaba cerrado”.

Tras un contrato de dos años y varios altercados judiciales, los dueños han sido obligados a dejar el negocio. / EL DON DE MARÍA
Transportista de profesión, critica el trato recibido por parte de los propietarios cuando intentaba comer en el restaurante. “Yo voy donde me tratan bien y, si me echan de un sitio, no vuelvo. He ido muchas veces a las 13:30 horas a comer y me gritaban que no tenían comida, que no era hora de comer o que tenían el comedor lleno. Me sentaba y, tras una hora comiendo, el comedor seguía vacío. Eran mentiras”, relata. Si bien varios vecinos defienden a los expropietarios, José tiene clara su postura: “Soy de los que piensan que deben quitarlo para que vengan personas normales. Ellos han demostrado ser conflictivos”. Con el tiempo, Cinco Villas se ha dividido entre aquellos que quieren un cambio y quienes anteponen la permanencia del bar al resto de cuestiones. “Se ha partido la temporada de verano y nos quedamos sin bar. En pleno julio nadie va a querer presentarse al concurso. Nos toca volver a acostumbrarnos a estar sin bar, como hasta hace tres años”, zanja.
"Yo no puedo hablar"
María, propietaria de El Don de María, asegura estar “muy liada” con el menaje y el mobiliario del establecimiento tras el desalojo y prefiere guardar silencio: “Me abstengo de hacer ningún comentario hasta que salga la resolución del Tribunal Superior de Justicia”. Al mismo tiempo recalca que la aparición del restaurante en los medios de comunicación ha sido promovido en todo momento por clientes y vecinos del pueblo. “Yo no puedo hablar. Llevo un año muy malo luchando contra el Ayuntamiento y he terminado en abogados. Que la concejalía no haya querido guardar silencio antes de la sentencia no implica que nosotros tengamos que hacerlo también. Preferimos esperar”, insiste. Tras conocer la orden de desalojo, interpuso una denuncia contra el Ayuntamiento por incumplimiento del contrato que, a día de hoy, continúa en espera.

En funcionamiento desde noviembre de 2022, firmaron un convenio de dos años prorrogables con la anterior corporación municipal. / EL DON DE MARÍA
En funcionamiento desde noviembre de 2022, firmaron un convenio de dos años prorrogables con la anterior corporación municipal. “Al entrar vimos que había un incumplimiento del mismo y decidimos no extenderlo”, señala Magaceda Escribano, concejala de Urbanismo y Cultura del Ayuntamiento de Puentes Viejas. “Se les notificó en septiembre, con dos meses de antelación, para que dejaran el local en noviembre. Ellos recurrieron tantas veces como el juzgado les permitió hasta que, en abril, les dijeron que no se frenaría el desalojo. Nosotros hemos cumplido los plazos requeridos”, suma. Desde el consistorio confirman que su intención fue licitar el local en noviembre, cuando finalizaba el contrato original. Sin embargo, los recursos presentados han demorado el proceso y Cinco Villas pasará el calor sin su cervecería: “Queremos sacar la licitación en cuanto se pueda, pero debemos esperar las prescripciones técnicas por parte del juzgado. No sabemos una fecha exacta, pero nos gustaría que fuese durante el verano”.
El municipio de Puentes Viejas, con más de 700 habitantes entre sus cuatro pedanías, cuenta con otros bares, restaurantes y tabernas repartidas entre las otras tres aldeas. Cinco Villas es un pueblo “dormitorio”, en el que la población “no hace demasiada vida en la calle” ya que “muchos solo van a dormir”, según asegura Escribano. “Solo unos pocos están disgustados por el cierre. Muchos otros lo estaban antes con el servicio ofrecido, el incumplimiento de los horarios y las subidas de precio. No abrían las horas estipuladas y los vecinos iban sin saber si estaba cerrado”, añade. La decisión de cerrar el bar en pleno mes de julio no ha sido suya, sino de la justicia. Además, se ha relacionado la clausura con el cierre de la piscina en Cinco Villas: “Aquí nunca hubo piscina. Está en Mangirón. Y su cierre no tiene nada que ver. Estamos solucionando un problema de pérdida de agua que ponía en riesgo el baño desde septiembre. La idea es que abra la próxima semana”. La concejala anima a que los vecinos que quieran tomar una cerveza, lo hagan en otra pedanía hasta que liciten el local de nuevo.

El municipio de Puentes Viejas, con más de 700 habitantes entre sus pedanías, cuenta con otros bares en las otras tres aldeas. / EL DON DE MARÍA
"¡Quiero mi verano con bar!"
Ana Julio, otra vecina de la localidad, defiende a María y la permanencia de su negocio en Cinco Villas. Su discurso, que choca directamente con la de Escribano y Pérez, pone el foco en las acciones del Ayuntamiento de Puentes Viejas. “Un concejal ha tenido problemas personales con estas personas y no ha sabido o querido solucionarlos”, expresa a través de sus redes sociales. Allí, además, expone que el edificio “no cumplía los requerimientos necesarios”. “Lo he vivido en primera persona: la luz se cortaba cada dos por tres y, en alguna ocasión, también de noche, con el riesgo de perder productos perecederos y congelados que allí tenían”, añade. Al mismo tiempo, Ana recuerda que “nunca” les conectaron la antena de la televisión: “Lo que veíamos lo hacíamos a través del móvil, que pasaban a la pantalla. Nos dijeron que lo arreglarían pero son defectos de construcción y nunca lo consiguieron”.
En relación al presunto incumplimiento de horarios y precios del que habla la concejala, esta vecina señala que “siempre cumplieron su horario, salvo unos meses que, por problemas personales, había días que no podían abrir”. “¿Que los precios no son los estipulados por contrato? Pues probablemente no. Lo que se comía allí era demasiado gourmet para un precio tan bajo”, sostiene. Aquellos que lamentan el cierre de El Don de María hablan de una “metedura de pata” por ambas partes, que “no han sido capaces” de solucionar sus problemas “personales” y “pagamos el pato los demás”. “¡Quiero mi verano con bar!”, escribe Ana, que hubiera deseado una moratoria de dos meses. Por ahora, tanto unos como otros solo pueden esperar. La resolución de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia determinará el futuro de la nueva licitación, que llegará en los próximos seis meses.