PARQUE NATURAL
La cabra montés de la Sierra de Guadarrama, trasladada al Pirineo francés por sobrepoblación: "Las capturamos y ponemos en cuarentena"
Tras reducir el censo de 6.256 a 3.721 ejemplares en los últimos seis años, la Comunidad de Madrid va a crear una reserva biogenética de este animal en el Parque Nacional madrileño
Radiografía del lobo ibérico en la Sierra de Madrid: entre especie protegida y especie a cazar por sus ataques al ganado

La Comunidad de Madrid va a crear una reserva biogenética de este animal en el Parque Nacional Sierra de Guadarrama. / COMUNIDAD DE MADRID

En Madrid hay sobrepoblación de cabras monteses. Actualmente y según el último censo realizado en 2024, se estima una población de 3.721 ejemplares, la mayoría ubicados en las zonas de la Cuerda Larga-Pedriza y los Montes Carpetanos. “Hace cuatro años ibas a comerte un bocata por allí y venían a comérselo, lo cual es mala señal porque son herbívoras y deben comerse el pasto”, explica Irene Aguiló, Directora General de Biodiversidad y Gestión Forestal de la Comunidad de Madrid a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Si bien asegura que la problemática se ha erradicado en gran parte de la Sierra, todavía existen espacios afectados por la sobrepoblación de esta especie. En el marco del Plan de Gestión de la Cabra Montés en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, iniciado en mayo de 2022, la Comunidad de Madrid creará una reserva biogenética próximamente. Según informaba el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, se tratará de un reservorio de calidad situado en la parte central del entorno natural protegido en el que se evitará la actividad cinegética.

Actualmente y según el último censo realizado en 2024, se estima una población de 3.721 ejemplares en el Parque Natural Sierra de Guadarrama. / COMUNIDAD DE MADRID
“Empezamos un trabajo de seguimiento poblacional en 2010, cuando vimos que algunas áreas del parque estaban bastante afectadas en términos de flora”, añade. La cabra, que se alimenta de arbustos y hojas, había acabado con gran parte de la vegetación en el núcleo de Guadarrama: “Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que había una clara sobreabundancia. Hicimos un primer Plan de Gestión en 2015 que nunca vio la luz por falta de fundamento científico y, en 2022, pusimos en marcha el proyecto actual después de haber estudiado un montón”. En vigor desde entonces, se han llevado a cabo los dos primeros tercios de la campaña, siendo este último el comprendido entre septiembre de 2023 y septiembre de 2024. “Ya estamos embarcados en la tercera. Durante estos dos años, la población se ha reducido y la dinámica está mejor que hace años. Sin embargo, todavía quedan cosas por hacer”. Se ha producido, por tanto, un descenso del 35,89% desde 2021, año en el que las cifras indicaban la presencia de 5.804 ejemplares. Y del 40,52% respecto a 2019, con 6.256.
Denuncias por furtivismo
Iniciativas como la llevada a cabo en la Comunidad de Madrid albergan trabajos de extracción a zonas en las que lejos de haber hacinamiento, el censo es deficitario. “Por un lado capturamos en vivo algunos individuos que, tras pasar un periodo de cuarentena sanitaria obligatorio, son trasladados a otros lugares como el Pirineo Francés, donde son más que necesarios”, relata Aguiló. Durante el confinamiento preventivo, un equipo de veterinarios realiza analíticas a los animales con el fin de prevenir enfermedades como la sarna, la tuberculosis, la lengua azul, la artritis-encefalitis o la parasitosis: “Se chequea todo de forma sistemática hasta estar seguros. Además, de forma excepcional, con ejemplares que no están bien, hacemos control selectivo con arma de fuego. Se trata de aquellos con síntomas de estar enfermos o malformaciones a causa de la superpoblación”. Junto a esta iniciativa, Carlos Novillo expuso nuevas medidas para 2025, como la intensificación de la vigilancia mediante muestreos sistemáticos y observación directa de cada rebaño, el descenso de capturas en vivo, el reajuste de los aprovechamientos cinegéticos o el refuerzo de la lucha contra el furtivismo.

En el Parque Nacional Sierra de Guadarrama se ha producido un descenso del 35,89% desde 2021, año en el que había 5.804 ejemplares. / COMUNIDAD DE MADRID
“La caza furtiva siempre está ahí, pero no pensamos que sea un problema importante en el Parque Nacional. Tenemos tres denuncias en la última campaña. No es un problema tan relevante como en Andalucía o Extremadura porque apenas tenemos constancia”, asegura la directora. En el aspecto sanitario, se intensificará el control epidemiológico y se aplicarán técnicas de saneamiento no invasivas. Por último, se realizará una nueva evaluación de las necesidades de cada terreno poblado, evitando que resulten dañinos para el ecosistema. “Se hace una estimación para equilibrarlos según el ideal de población en cuanto a edad y sexo. Perseguimos esos ideales e intentamos que nuestras cabras se parezcan lo máximo posible. En la segunda campaña nos hemos encontrado con que la natalidad es inferior a la esperada, ya que muchas hembras no paren de forma voluntaria. Además, por cada macho adulto tenemos 1,5 hembras y por cada 1,4 machos jóvenes tenemos una sola hembra”, detalla. En resumen, la Madrid cuenta con hembras adultas y machos jóvenes en su mayoría, siendo este uno de los asuntos a corregir en la tercera campaña del Plan de Gestión.
55 extracciones
El censo, que crecía exponencialmente desde hacía 20 años, ha disminuido gracias a la intervención de expertos medioambientales, las extracciones de ejemplares a otros parques y la propia dinámica de las cabras en condiciones de alta densidad, que disminuyen las tasas de reproducción y supervivencia juvenil. “Hay muchos que mueren de forma natural y en esta última campaña hemos extraído un total de 55 ejemplares, que han sido mandados fuera de Madrid. Además, hemos sacrificado a un macho de forma puntual. No son demasiados, pero ya llevamos varios años de actuación. Al final, los más viejos y débiles van muriendo y nacen menos individuos”, agrega. A diferencia de otras especies, como el lobo o el jabalí, cuyo estudio y control poblacional responde a incidentes que afectan directamente al ser humano, la cabra montés ha de ser vigilada con el fin de preservar la salud de los ecosistemas del Parque Nacional Sierra de Guadarrama: “Nos preocupa. Hemos visto que esta densidad podía suponer una amenaza para los valores naturales del entorno, incluso para la propia especia. Si hay hacinamiento, las enfermedades aparecen y, con ellas, las malformaciones”.

El censo, que crecía exponencialmente desde hacía 20 años, ha disminuido gracias a la intervención de expertos medioambientales. / COMUNIDAD DE MADRID
Todo esto afecta directamente a la pirámide poblacional caprina y, por tanto, a otras especies de fauna, que se ven desplazadas: “Tenemos varios núcleos en observación, pero el más importante es el de La Pedriza, que si vas a dar un paseo las sigues viendo por ahí. Se nota que hay menos, pero tenemos que hacer algunas capturas más”. Tras haber finalizado los dos primeros tercios del Plan de Control, es evidente que el crecimiento se ha frenado tras dos décadas ininterrumpidas. De ahora en adelante, según detalla Aguiló, los esfuerzos habrán de ser puestos en estabilizar la dinámica y ajustarse al máximo a los ideales, tanto en edades como en sexos, logrando un reparto equilibrado. “La reserva será un enclave concreto en la zona central con una población saneada. En ella no habrá muchos ejemplares, ya que habrá que hacer marcajes, analíticas y estudios individualizados, pero la cantidad dependerá del terreno delimitado en 2026, ya que es parte de la tercera campaña”, concluye. No se llevará a cabo una delimitación física, pero sí en plano, con el fin de alcanzar el ideal con un estudio intensivo. A modo de estudio piloto, este reducido grupo de cabras monteses servirá de muestra para saber cómo actuar próximamente en el resto del parque.