CINEGÉTICA

Los estragos del jabalí en Madrid, el 'súperanimal' que amenaza la seguridad vial: "Provoca más de 120 accidentes al año"

La Comunidad de Madrid declaró en abril a 114 municipios como zonas “en total emergencia cinegética temporal para la prevención de accidentes por atropellos y daños producidos por jabalíes”

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En la Comunidad de Madrid habitan entre 35.000 y 40.000 ejemplares de jabalí.

En la Comunidad de Madrid habitan entre 35.000 y 40.000 ejemplares de jabalí. / Agencias

Pablo Tello

Pablo Tello

Madrid

El jabalí es un auténtico superviviente. Al menos, así lo define Irene Aguiló, Directora General de Biodiversidad y Gestión Forestal de la Comunidad de Madrid, donde habitan entre 35.000 y 40.000 ejemplares. A nivel nacional se estima que existen más de un millón, con un crecimiento anual de entre el 5% y el 15%, una cifra altísima que también se traslada a la capital”, señala. Madrid, cuya densidad de población aumenta descontroladamente en las zonas periurbanas, se ha visto afectada por la sobrepoblación de este animal cinegético: “Hay muchos incidentes con perros, ataques incluso a niños en parques y accidentes en carretera”. En la última Comisión de Seguridad Vial de la Comunidad de Madrid, celebrada el pasado mes de octubre, se puso de manifiesto un aumento de los accidentes de tráfico provocados por la presencia de jabalíes: “Según los datos de la Dirección General de Tráfico, en los últimos diez años (2012-2023), se han producido en la capital una media de 120 accidentes al año por esta especie. Esto supone que dos de cada tres atropellos de fauna cinegética involucran a uno o varios jabalíes”. Es por eso que la Administración anunció a principios de año un plan de control en la región, como ocurre con la cabra montés o el corzo, entre otros. 

Según datos de la Fundación Artemisa, especializada en la gestión y conservación de fauna, la población de esta especie en España se ha duplicado en los últimos 10 años, dejando zonas concretas en las que habitan hasta 1,5 ejemplares por cada kilómetro cuadrado. “Hemos detectado también daños en cultivos y zonas verdes, peleas con animales de compañía cuando el jabalí busca el fresco en núcleos de población. También riesgos para la salud pública y la seguridad alimentaria”, añade. La hepatitis B, la triquinosis o la fiebre hemorrágica Crimea-Congo son algunas de las enfermedades que este animal comparte con el ser humano, por lo que su proliferación podría agravar una transmisión zoonótica: “Otras, como la peste porcina africana puede ocasionar graves daños económicos a la ganadería. No al ser humano pero sí a los rebaños”. Según informó el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, el plan de control puesto en marcha por el Ejecutivo regional durará cinco años e incluye medidas para su control, tanto en terrenos de caza como en zonas periurbanas o en los llamados ‘puntos negros’, donde existe riesgo de accidente vial por jabalíes. 

Una hembra de jabalí junto a sus crías se acerca a un contenedor en busca de alimentos.

Una hembra de jabalí junto a sus crías se acerca a un contenedor en busca de alimentos. / Agencias

"La carne se aprovecha"

“La mayor actuación es en los espacios cinegéticos, pues evita que los animales salgan a estas vías de comunicación. El control en los ‘puntos negros’ es muy dirigido a esos accidentes, con actuaciones como la mejora de cerramientos, el refuerzo de la señalización, la colocación de dispositivos de alerta y disuasión y medidas de disminución del habitat”, expresa Aguiló. Esta última intervención consiste en la creación de franjas de 20 metros desde la carretera hacia el interior en las que se elimina la cobertura vegetal: “Al jabalí le gusta meterse entre los matorrales y, si aclaramos ese área, pensamos que no pasará y retrocederá. Salvo que no tenga alimento, por lo que también tendremos que controlar las poblaciones”. En este sentido y en aras de prevenir incidentes relacionados con este cuadrúpedo, la Comunidad de Madrid adoptó hace meses una resolución a través de la que declaraba hasta diez comarcas con 114 municipios como zonas “en total emergencia cinegética temporal para la prevención de accidentes por atropellos y daños producidos por jabalíes”. La resolución, que tiene un periodo de validez de un año, podrá ser prorrogada mediante una resolución expresa en función de las circunstancias. 

Estas 114 localidades se encuentran principalmente en el noroeste y sureste de la Comunidad de Madrid, donde los problemas de superpoblación son más que evidentes. En ellas se han producido alrededor de siete accidentes de media al año, mientras que en los términos municipales de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias y Villaviciosa de Odón se produjeron dos: “Es la medida más contundente. En los terrenos de caza, el cupo para la captura con arma de fuego se ha aumentado en un 50% para hacer el plan de choque a un año, estudiar cómo se comportan las poblaciones y, en función de lo que veamos, decidir si prorrogar la emergencia cinegética o no. Si conseguimos regularla, regresaremos a los cupos normales como en el resto de especies”. La mayoría son abatidos con arma de fuego. Sin embargo, en ocasiones se produce primero la captura y después la muerte. “En el caso del jabalí, la carne se aprovecha, por lo que hay restaurantes que cocinan carne de caza y es una posible salida, siempre y cuando no tengan enfermedades”, asegura. Desde el Ministerio de Sanidad, se hacen controles sanitarios con el fin de separar a aquellos ejemplares destinados al consumo de carne, de los que no se pueden aprovechar: “Son los mismos controles que se hacen en los mataderos”. 

La población de jabalí en España se ha duplicado en los últimos 10 años, con zonas en las que habitan hasta 1,5 ejemplares por cada kilómetro cuadrado.

La población de jabalí en España se ha duplicado en los últimos 10 años, con zonas en las que habitan hasta 1,5 ejemplares por cada kilómetro cuadrado. / Agencias

Falta de depredadores

Los controles poblacionales del jabalí nada tienen que ver con los del lobo o la cabra montés, ya que la problemática es diferente. “Es un animal cuyo rápido incremento tiene más conflictos que son relevantes. Como especie es muy resistente, estamos ante un auténtico superviviente capaz de adaptarse a cualquier dificultad. Ellos tienen una alimentación, pero realmente podrían ingerir cualquier cosa”, relata la directora general. Su versatilidad provoca un aumento exponencial de las poblaciones. Se trata de un animal capaz de multiplicarse con facilidad y que, además, tiene una falta de depredadores naturales, como son los grandes carnívoros: “Sumado al exceso de alimento, las hembras pasan de tener un parto en primavera con tres o cuatro crías, a tener dos partos anuales con hasta ocho jabatos”. Es de vital importancia, por ende, que las manadas madrileñas tengan el alimento y los predadores necesarios, como el lobo: “Si no hay lobo, somos nosotros quienes controlamos la población para mantener el equilibrio con el hábitat y el resto de fauna existente”. El Gobierno regional destaca un protocolo remitido a los Ayuntamientos afectados en los que se precisa la información que deben brindar a la población, los protocolos en caso de sufrir accidentes con jabalíes y todas las herramientas a su disposición para hacerles frente. 

En los cotos de caza se permite la captura en vivo con diferentes modalidades, autorizando a las Entidades Locales a emplear jaula, trampa, rifle anestésico y caza con arco en emplazamientos urbanos o de seguridad. Durante el periodo hábil se podrá recurrir a las modalidades de batida, gancho, montería, caza en mano, rececho y aguardos, incluyendo la posibilidad de esperas durante los viernes, sábados y domingos. Fuera del periodo hábil se permite proteger cultivos y explotaciones ganaderas y prohibir la alimentación suplementaria. “El furtivismo siempre existe en la caza, pero no pensamos que sea importante, ya que apenas se han constatado denuncias en los últimos meses”, comenta Irene Aguiló. Novillo, por su parte, recordaba hace unos días que la cinegética es uno de los principales motores de desarrollo rural y económico de la región, que en la última temporada ha finalizado con 770 cotos estables, 13.000 licencias expedidas y 44.000 personas acreditadas. Dadas las dimensiones del plan de control, las actuaciones han de ser progresivas: “Hay que ir viendo los resultados después de cada año de aplicación para diseñar campañas futuras. No conocemos la población ideal, ya que trabajamos a nivel regional y es difícil calcularlo. Buscamos que la población esté en equilibrio con el ecosistema, que no cause conflictos para el humano, la salud y la ganadería”.