MÚSICA
Air seduce en Noches del Botánico con un concierto en el que la nostalgia llega mejorada desde el futuro
El dúo francés, que definió cierta forma de modernidad hace ya casi tres décadas, recorrió las canciones de su célebre 'Moon Safari' y algunos temas extra en un concierto que le debían a Madrid

Air, durante su actuación en Noches del Botánico. / Víctor Moreno - Noches del Botánico

No es fácil elegir el momento que quedará en la memoria de un concierto de Air, una banda diseñada para vivir en un bucle perpetuo de nostalgia retrofuturista. Aquí apostaríamos por cuando, en medio de la propina, sonaron los primeros acordes de Highschool Lover, la versión instrumental del tema principal de la banda sonora de Las vírgenes suicidas. Fue quizá el de comunión más íntima entre la banda y los 4.000 espectadores que habían llenado el recinto de las Noches del Botánico para verles. Esa canción que vincula, con su piano lánguido y su atmósfera de atardecer triste en el suburbio, a unos artistas únicos y a una película, la de Sofia Coppola, que se convirtieron en iconos de una generación. La de esos cuarentones, más bien cincuentones ya, que formaban el grueso de los presentes en el vergel de la Universidad Complutense. Faltaba la voz de Gordon Tracks cantando aquello de "soy un amante de instituto / y tú eres mi sabor preferido", pero ya se ocupaba de recitarla el público, aunque con cierta timidez.
El dúo francés aterrizaba en Madrid para interpretar de principio a fin, y en el estricto orden de canciones con que fue concebido, su álbum de debut Moon Safari, una gira que arrancó el año pasado, cuando ya pasaron por festivales multitudinarios como el Sónar o el BBK Live. El disco, importante en su momento, con los años ha crecido hasta convertirse en el clave de su carrera y en toda una referencia cultural que casi trasciende lo musical.
Air son la parte más suave y menos discotequera de lo que se llamó el french touch, aquella generación de artistas esencialmente parisinos que, a mediados de los 90, revolucionaron la electrónica incorporando al house un sonido disco muy setentero y lo envolvieron en la sofisticación y la elegancia que asociamos a la ciudad del Sena. Si de aquella cosecha salieron verdaderas bestias de la pista de baile como Daft Punk, Étienne de Crécy, Justice, Modjo o Bob Sinclar, Air, el dúo formado por Jean-Benoît Dunckel y Nicolas Godin, podrían ser los encargados de amenizar el aperitivo de esa fiesta, la banda sonora que suena mientras se apuran los primeros tragos y la bola de espejos empieza a dar unas primeras vueltas todavía lentas.
Moon Safari es un fabuloso destilado de electropop, y mucho más, con algo de álbum conceptual. Un viaje galáctico en el que las atmósferas son parte imprescindible de la música. Por eso escucharlo en el orden en el que se concibió no es en este caso una cuestión superflua. La femme de argent, primera canción del disco y la primera que sonó en el concierto, tiene algo de obertura, con esa célebre intro en la que suenan unas congas sintéticas a las que se incorpora un bajo y progresivamente el resto de instrumentos, con un punto casi jazzero en unas evoluciones que parecían improvisadas. Sobre el escenario, un rectángulo blanco con algo de mirador de una casa modernista californiana de los 50 que podría haber diseñado Richard Neutra. Dunckel ya se había instalado en los teclados, Godin al mando de bajos y guitarras, y como asistente de lujo Louis Delorme se ocupaba de la batería y percusiones, todos también de riguroso blanco.
Sexy Boy, la segunda, himno en su día y canción de poco más que una frase en su letra, es la que tiene los filtros más característicos del french touch. Un tema electro de piñón fijo forrado de efectos en el que suena una voz femenina que, en esta gira, llega enlatada, como también lo hace la del siguiente, All I Need (vale, Dunkel pone algo de su parte), la más cantautoral de aquellas canciones, casi folk por momentos pero envuelta en el mismo traje intergaláctico y sofisticado.
Había en aquel disco mucha influencia de la música de cine y de sonoridades eléctricas antiguas como el jazz funk de los 70 y los pioneros de los sintetizadores. También mucho acercamiento a esa música lounge de los 50 y 60, con su estética asociada, que tan en boga volvía a estar cuando Moon Safari se publicó en 1998. Todo ese cóctel se va desgranando a lo largo del concierto. Kelly Watch the Stars o Remember son animadas y hacen al público moverse y corearlas, con incluso unos músicos de natural hieráticos dando palmas, pero Talisman es para dejarse llevar tranquilo aunque remate con épica. Como también Ce matin-la, la que sería banda sonora perfecta de una película de 1971 sobre unos colonos interestelares que construyeran una ciudad de vacaciones en Marte.
Faltó, del disco, You Make It Easy, pero a partir de ahí llego un rato instrumental, exceptuando alguna de esas cacofonías vocales marca de la casa y hasta que aparecieron, como si estuviéramos arrancando un nuevo recorrido por otro de sus álbumes, Venus y Cherry Blossom Girl, las dos primeras de Talkie Walkie, su disco de 2004. Un trabajo algo más pop pero con sonoridades muy similares. El estribillo pegajoso de la segunda, cantado con las dos voces del dúo, desatará un karaoke algo flojo, parecido al del tema de Las vírgenes suicidas. Uno de esos que exigen cerrar los ojos y situarse en algún rincón favorito de la memoria donde todo alrededor es bonito.
Pero tocaba rematar, en primera estancia, con fiesta, y para eso el dúo tenía reservada Don't Be Light, la que seguro que es la más rápida de sus canciones y perteneciente a un álbum, 10.000 The Legend, en el que llevaron al extremo su apuesta futurista. Y cuando ya parecía que había terminado todo, volvieron al escenario con la sinfonía instrumental Alone In Kyoto y después con ese tema que alterna rave y momentos rockeros que es Electronic Performers. Fue un final épico para una noche que había discurrido por otras coordenadas, pero con la fuerza suficiente para dejar al público con las ganas de fiesta a las que se daría salida con el DJ de la plaza Momentos Alhambra.
Qué diferencia disfrutar de un concierto como este en un recinto confortable como el de Noches del Botánico y con un planteamiento que no sea el de un cartel en el que 20 artistas se suceden a la carrera, se tapan el sonido y hay despedidas de soltero prolongando los sanfermines, como sucedió el año pasado en un festival por lo demás siempre bien medido como el BBK Live. Una música donde las atmósferas son tan importantes como la de Air necesita que el entorno esté a la altura. Y aquí, por fin, lo estuvo.
- Reabre uno de los parques más impresionantes y desconocidos de Madrid: palacios, fuentes y árboles centenarios
- La Universidad Complutense de Madrid publica las notas de corte para el curso 2025/2026: descubre aquí si has entrado en la carrera
- El almacén secreto de Mayka, la vecina de Madrid que reina en Wallapop vendiendo muebles 'vintage': 'No tengo un don, solo buen ojo
- Notas de corte 2025-2026 en Madrid: consulta aquí tus calificaciones de la PAU
- El último cine que ha abierto en Madrid se rebela contra las dificultades políticas: siete artistas llaman a la resistencia
- Ya disponibles las notas de corte de la Universidad Autónoma de Madrid para el curso 2025-2026: ¿entras en la carrera?
- Reabre una de las piscinas más asombrosas de Madrid que casi nadie conoce: entradas a precio regalado
- Consulta las notas de corte de la PAU 2025 de Madrid para los grados de las universidades públicas: ¿has entrado en la carrera que querías?