ENTREVISTA A JOSÉ IGNACIO FERNÁNDEZ-VIGO
El mejor oftalmólogo joven de América, España y Portugal pasa consulta en el Clínico: "El estrés laboral y familiar también daña la vista"
Este facultativo, que acaba de recibir el premio 'Fernando Arévalo' otorgado por la Asociación Panamericana de Oftalmología, coordina una unidad monográfica pionera a nivel mundial para el tratamiento de una patología de retina relacionada con el estrés y que afecta a personas jóvenes

El oftalmólogo José Ignacio Fernández-Vigo, en la sala de espera de su área en el Hospital público Clínico San Carlos de Madrid. / Carlos González

"A los 10 años le pedí a mi padre entrar a un quirófano para ver cirugías de catarata. Todos los días al volver del colegio pasaba por la consulta, que estaba en el mismo edificio donde vivía". Es el primer recuerdo directo relacionado con la medicina de José Ignacio Fernández-Vigo, quien acaba de ser reconocido en Bogotá (Colombia) como el mejor oftalmólogo joven, menor de 40 años, que desarrolla su labor en países americanos, España y Portugal. Una vocación por esta especialidad que le viene de familia a este facultativo del Hospital público Clínico San Carlos de la Comunidad de Madrid. Coordina una unidad monográfica pionera a nivel mundial para el tratamiento de una patología de retina, la coriorretinopatía serosa central, relacionada con el estrés y que habitualmente se da en personas jóvenes que normalmente presentan un perfil ansioso o perfeccionista.
Es el oftalmólogo joven mejor valorado de América, España y Portugal, ¿qué supone este reconocimiento?
Una gran satisfacción y un importante reconocimiento al trabajo de muchos años. El servicio de oftalmología del Clínico tiene referentes a nivel mundial que han sido inspiración para poder seguir aprendiendo, trabajando e investigando con el fin último de mejorar la atención a nuestros pacientes.
Pese a tener una experiencia tan amplia, es fundamental seguir con la formación para estar a la vanguardia.
En la medicina y, en definitiva, en todos los trabajos. Si quieres realmente realizar muy bien tu trabajo, ello requiere una actualización constante. Estudiando, viendo pacientes, acudiendo a congresos y colaborando con compañeros.
¿Considera que los españoles se preocupan como deberían del cuidado de la vista?
Cada vez hay más conciencia sobre la salud ocular, sobre todo de las principales patologías oftalmológicas, como son la catarata, la degeneración macular asociada a la edad, el glaucoma, la miopía magna o el ojo seco. Cada vez más el paciente es consciente de sus patologías y acude antes a consulta.
Ahora que comenta esa cuestión, ¿cuándo se recomienda empezar a visitar al oftalmólogo?
A partir de los 40-45 años se suele recomendar una revisión periódica anual. Si no hay patología, se puede ampliar a cada dos o tres años. Pero el inicio va condicionado a los propios factores de riesgo o los antecedentes familiares que tengas, por ejemplo. Además, ha mejorado la atención pediátrica, con controles a niños para no llegar a casos de baja visión, de ambliopía (ojo vago o perezoso), de defectos visuales no corregidos, que realmente puedan ser irreversibles a futuro. "Te pones en primera fila en el colegio y así ves mejor". Ese parche ya casi no se da.
Es especialista en patologías de retina. ¿Por qué es tan importante para la visión?
La retina es la capa con la que conseguimos ver y nos da la visión, es parte del sistema nervioso central. Lo que conecta el ojo con el cerebro. Pero es un tejido muy sensible y que cuando se daña provoca enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad. Cada vez tenemos mejores herramientas para frenarlo, pero no para curarlo totalmente y desde luego no para regenerar lo que ya se ha perdido. Son patologías que todavía siguen avanzando y nos siguen ganando terreno.
¿Alguna patología más desconocida para la población está aumentando últimamente?
La coriorretinopatía serosa central. Una patología desconocida y enigmática. En el Clínico hemos creado una unidad monográfica para tratar esta enfermedad que ya se ha posicionado como la cuarta patología de la retina más frecuente. Además, tiene unas particularidades al afectar a gente joven en edad laboral, con estrés y con una cierta predilección por hombres. A día de hoy, con una sociedad que requiere todo de forma inmediata, el estrés laboral y familiar puede generar el acúmulo de líquido en la retina, lo que provoca un daño en la vista.

El oftalmólogo José Ignacio Fernández-Vigo, del Hospital público Clínico San Carlos, con un paciente. / Carlos González
¿Qué signos la delatan?
Una visión borrosa central, distorsionada, con una apreciación de tamaño más pequeña o detectando tonos más apagados, como pardos. En definitiva, unos síntomas que en edad laboral puede suponer una incapacidad muy grande.
¿Cuál es el perfil de pacientes?
Lo más frecuente son pacientes entre 30 y 50 años, de los cuales casi el 95% de los casos, refiere un estrés muy acusado, ya sea laboral, personal o por alguna desgracia. Es una incógnita, pero, aparte de otras razones en el ámbito de la fisiopatología, ese estrés acusado se acaba manifestando en un acumule de líquido en la zona central de la retina. Además, se piensa que puede haber también una base fisiopatológica de que el paciente tenga una personalidad que pueda ser de alguna forma predisponente a ello. Pacientes ya de base ansiosos, perfeccionistas, nerviosos, inquietos, pues parece que si a esa personalidad de base le añadimos estrés, es cuando podría aparecer la serosa central.
Y predominan los hombres...
La predominancia por el género masculino es 5-6 a 1 frente a las mujeres. Se habla de andrógenos, de testosterona… pero no hay una respuesta clara de por qué es más frecuente en varones jóvenes. Es otra respuesta que hay que intentar encontrar en la investigación de esta enfermedad.
Prevenir que aparezca esta patología viene de la mano de la reducción del nivel de estrés.
A los pacientes al final les digo: "Lo ideal es bajar el nivel de estrés dentro de lo que buenamente puedas". Muchas veces las situaciones no son modificables y persisten en el tiempo, porque no es tan fácil cambiar una situación complicada en lo laboral o superar una desgracia familiar, pero es intentarlo dentro de lo que cada uno pueda.
En el Clínico, tenéis una unidad pionera a nivel mundial para tratar esta patología. ¿Cómo tratáis a cada paciente?
Decidimos entre tres tipos de láseres en función de las características de cada paciente. Para ello, realizamos un estudio multimodal de imagen, con diferentes dispositivos y en función de esa exploración se escoge el tratamiento. La terapia fotodinámica busca hacer un remodelado vascular en la capa que está por debajo de la retina, la coroides, porque el fluido que se acumula viene de esa parte. De esta manera, conseguimos una capa menos permeable.
Con el láser focal navegado, gracias a un dispositivo muy avanzado y preciso, producimos una pequeña quemadura cuando apreciamos un punto de fuga en un vaso sanguíneo, lo cual está produciendo ese llenado de líquido. Lo coagulamos y sellamos cuando es una fuga periférica Si es central, realizamos una terapia fotodinámica. Y por último, con el láser subumbral o amarillo, con el que se busca una regeneración de la retina y de las áreas dañadas. Pero la eficacia de este tratamiento está más limitada.
Con la suma de las tres alternativas terapéuticas que tenemos, se consigue una eficacia del 70 – 80%. Pero seguimos trabajando para alcanzar una cifra más alta, para llegar al 95 -99%.

El oftalmólogo José Ignacio Fernández-Vigo, del Hospital público Clínico San Carlos, con un paciente. / Carlos González
¿Qué secuelas puede haber a largo plazo si el tratamiento no funciona o el estrés va en aumento?
Es una problemática real. Se consideraba típicamente como una enfermedad bastante benigna porque en un porcentaje alto cuando el paciente tiene un primer brote agudo se autorresuelve. El problema viene cuando en muchos pacientes acaba cronificando, se daña la retina y se termina con una baja visión irreversible. Ya no se puede hacer nada. No tenemos forma de regenerar. Y nos encontramos con gente muy joven, con un ojo sin visión y otro al 30%, y solo tienen 30 años. Por ello, en el hospital estamos llevando a cabo el primer estudio de un registro nacional de estos pacientes con baja visión en pacientes con serosa central para dar visibilidad a ese problema.
Y les afecta en la calidad de vida.
Eso es. Tenemos pacientes jóvenes que son conductores profesionales, ya sea de vehículos, taxi, VTC, camiones, metro... así que imagínese la limitación funcional que le supone. Sobre todo cuando tienes que conducir de noche o en un túnel, y realmente no ves bien. Esto les crea una inseguridad. Son gente muy joven que pueden llegar a a necesitar una incapacidad, una minusvalía desde edades muy tempranas por este motivo. Afortunadamente, no es un porcentaje alto. Pero para aquellos que cronifican y van perdiendo visión, realmente puede ser un problema muy importante. Es necesario darle visibilidad, porque es una causa de baja visión que hasta ahora no se tenía muy en cuenta, pero que realmente es una realidad.
La coriorretinopatía serosa central está relacionada con el estrés. ¿El uso de pantallas, móviles y ordenadores también los acentúa?
Puede afectar desde el punto de vista de una fatiga ocular. Pero hay estudios que demuestran que a priori la radiación que emiten las pantallas no tiene por qué perjudicar a la retina. La población puede usar sus dispositivos lógicamente siempre recomendados con moderación.
El consejo para una buena salud ocular en verano
En verano, una época con mucha radiación ultravioleta y con mucho tiempo en el exterior, es imprescindible el uso de gafas de sol. La radiación puede afectar tanto a la retina como a otras enfermedades, como puede ser al terigión, una telita que puede crecer en la superficie del ojo, o a la catarata, entre otras patologías.
Además si se abusa de pantallas, es importante ponerse lágrima artificial para tener un mejor confort. Más en época de ventiladores, aires acondicionados y mucho calor porque realmente el ojo seco es la enfermedad más frecuente en oftalmología.
Luego, por supuesto, pacientes que tengan antecedentes familiares de glaucoma, degeneración macular, tengan pérdidas de visión, etcétera, es recomendable las revisiones oftalmológicas periódicas con su oftalmólogo.
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