EN EL CORAZÓN DE LA LATINA

Respetar su esencia para insuflar 150 años más de vida al Mercado de la Cebada

La cooperativa apuesta por mantener el alma de 'mercado de barrio' sin recurrir a la hostelería para conjurar los nubarrones que algunos comerciantes y clientes ven en las grandes superficies y supermercados

Algunos de los 80 comerciantes que forman la Cooperativa de Comerciantes del Mercado de la Cebada de Madrid.

Algunos de los 80 comerciantes que forman la Cooperativa de Comerciantes del Mercado de la Cebada de Madrid. / MERCADO DE LA CEBADA

Marina Armas

Marina Armas

Madrid

En el vibrante corazón de Madrid, el Mercado de la Cebada celebra 150 años de historia ininterrumpida. Ubicado en plena Latina, este icónico espacio ha sido testigo directo del crecimiento de la ciudad y del pulso diario de generaciones de comerciantes y vecinos del barro. Reconocido como el mercado más antiguo de Madrid, su origen se remonta a un solar con más de cinco siglos de tradición comercial, donde antaño se vendían cereales, especialmente cebada, dándole su nombre. Aunque fue diseñado en 1868 e inaugurado por Alfonso XII en 1875, su estructura actual, reconstruida en 1958 tras el derribo dos años antes, mantiene viva la esencia de su legado.

El Mercado de la Cebada es un caso excepcional. Cuando se inauguró, los propios comerciantes del mercado de abastos se hicieron cargo de su construcción y gestión, estableciendo un precedente que perdura hasta hoy. Esto lo convierte en la única cooperativa que gestiona un mercado municipal no solo en Madrid, sino en toda España, a diferencia de otros que operan bajo modelos de asociación. 

Su singularidad no termina ahí: esta cooperativa del mercado "no tiene ánimo de lucro", tal como comenta Marta González Perera, gerente y jefa del mercado. Toda la reinversión se destina directamente al propio Mercado de la Cebada y a sus comerciantes, asegurando su sostenibilidad y mejora continua. "Nunca hay repartos de dividendos - remarca la gerente-, el dinero se destina al mantenimiento del edificio o a gastos comunes, por ejemplo".

Mercado de la Cebada.

Mercado de la Cebada. / Archivo

El Mercado de la Cebada mantiene una esencia de respeto por la vocación familiar, una tradición que lo ha salvado en momentos críticos. Un ejemplo claro es Marta, la actual gerente, quien representa la tercera generación de comerciantes del Mercado de la Cebada, siguiendo los pasos de su padre y abuelo. Su llegada al puesto de gerente en 2015 parecía un destino inevitable; como ella misma afirma, el mercado lo lleva "en la sangre", habiendo crecido entre sus pasillos.

La Cooperativa de Comerciantes del Mercado de la Cebada ha enfrentado desafíos importantes. Uno de los momentos más difíciles fue en los años 90, con la llegada de las grandes superficies al centro de Madrid. Este periodo exigió una profunda adaptación para sobrevivir. Sin embargo, otra amenaza significativa vivía en la entrada de Marta en la gerencia en 2015. El Ayuntamiento de Madrid planeaba el derribo del Mercado de la Cebada para construir un centro comercial y un polideportivo en su lugar. Una situación que provocó que los comerciantes aprovecharan para prejubilarse, el poco relevo generacional que existía desapareciese y a nadie se le ocurriese invertir en un negocio con un final anunciado.

Pero la comunidad respondió con una determinación inquebrantable. Los propios comerciantes de la cooperativa que quedaban, apenas una veintena abierta, realizaron inversiones clave para hacer frente a la decisión municipal. Diez años después, la situación es radicalmente distinta: el Mercado de la Cebada ha logrado un nivel de ocupación del 95% de sus 187 locales. Este éxito se debe, en gran parte, a una política de alquiler de puestos que se mantiene al mismo nivel que en 1968, sin llegar a los 70 euros por metro cuadrado. Esta estrategia les otorga una ventaja competitiva notable frente a los altos precios de locales a pie de calle o en otros mercados de Madrid.

Más allá de la alimentación

La esencia del Mercado de la Cebada perdura, pero el perfil de sus comerciantes ha evolucionado significativamente. Lejos de ser solo un mercado de abastos tradicional o de venta de cebada, hoy alberga una sorprendente diversidad de negocios. Entre ellos, encontrarás una lavandería, un despacho de abogados, dos galerías de arte, empresas de serigrafía y diseño gráfico, una correduría de seguros, una relojería, una zapatería, moda y diseño, e incluso alfarería y cerámica.

Un cerrajero en el Mercado de la Cebada de Madrid.

Un cerrajero en el Mercado de la Cebada de Madrid. / ALBA VIGARAY

El límite para esta expansión es claro: el Mercado de la Cebada "no admite nada relacionado con hostelería ni restauración". A pesar de que esta ha sido una tabla de salvación para muchos otros mercados en Madrid, aquí se ha priorizado "mantener el espíritu de la alimentación y del mercado de abastos" para preservar su identidad única.

Esta transformación se refleja también en la clientela. Si antes el público era mayor y acudía a primera hora, ahora el perfil del cliente del Mercado de la Cebada ha cambiado. La gerente observa "familias de entre 35 y 50 años o más jóvenes con hijos pequeños, que hacen la compra a última hora de la tarde". Sin embargo, reconoce que existe un desafío con la generación entre los 20 y 30 años, que ha perdido la cultura de ir al mercado.

Un "punto de encuentro"

La cooperativa después de 150 años sigue apostando por mantener el alma de "ese punto de encuentro" para conjurar los nubarrones que algunos comerciantes y clientes creen que se está perdiendo "la cultura del mercado" con la llegada de los grandes centros y supermercados. "No es verdad que sea caro comprar en los mercados. Lo caro es comprar 1 kg de tomate a 1 euro, y que no sepa a tomate. Eso es caro", apostilla Marta. "La gente sigue apostando por el trato cercano y la atención personalizada". Comprar un filete y que el carnicero te aconseje como prepararlo o como acompañarlo. "Y eso solo se consigue en los mercados de barrio".

Una atención personalizada y un servicio a domicilio que los mercados municipales mantuvieron durante los peores meses del confinamiento. "Nos dábamos cuenta cuando alguien nos dejaba de pedir, cuando alguien no nos llamaba o cuando no sabíamos de alguien. Estuvimos pendientes o les llamábamos: "¿Está usted bien?". 

El alma de los comerciantes de La Cebada

Los comerciantes son la esencia del Mercado de la Cebada. Desde su origen, han sido el motor de su transformación y desarrollo, demostrando una apuesta incansable, implicándose en las diferentes etapas del mercado a lo largo de su historia. Desde pagar de su bolsillo un estudio de viabilidad para evitar el derribo de un símbolo arquitectónico madrileño en 1956, sin éxito, hasta la constitución de una Sociedad Cooperativa de Comerciantes del Mercado de la Cebada, asumiendo los gastos de las obras de construcción del nuevo mercado para asegurar su pervivencia.

En ese momento, tras la reconstrucción de 1958, unos cuatro años más tarde, un grupo de jóvenes comerciantes, asumía la dirección de la cooperativa, inyectando un dinamismo comercial clave con el renovado mercado de barrio.

Hoy el día, la cooperativa de servicios empresariales está formada por unos 80 comerciantes con Marta a la cabeza. Ellos son parte de esa esencia que perdura y llena, junto a otros tantos hasta alcanzar los 175 comercios, las dos plantas de más de 6.000 m2 de superficie. Que no sea una cooperativa de actividad dificulta la gestión, puesto que es más complicado satisfacer las necesidades y aspiraciones económicas de todo un colectivo cuya actividad individual es diferente. A pesar de eso, la base sigue siendo la misma de cualquier cooperativa: "Solidaridad y esfuerzo para que las necesidades individuales se conviertan en colectivas"