PATRIMONIO
El hilado de esparto del sudeste madrileño, declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid
En municipios como Villarejo de Salvanés y Colmenar de Oreja fue uno de los principales medios de subsistencia hasta los años 60

Hilo de esparto. / Comunidad de Madrid

La Comunidad de Madrid ha declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial, la técnica tradicional del hilado de esparto, una práctica ancestral profundamente arraigada en la Comarca de Las Vegas. Esta decisión, aprobada por el Consejo de Gobierno el pasado 31 de mayo y ya publicada en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM), supone un reconocimiento oficial a una actividad que forma parte esencial de la identidad cultural y económica del sudeste de la región.
Una técnica que tejió comunidad
Durante generaciones, el hilado de esparto ha sido una actividad clave en municipios como Villarejo de Salvanés y Colmenar de Oreja, donde constituyó hasta bien entrados los años 60 uno de los principales medios de subsistencia. Allí, esta técnica no solo modeló los sistemas productivos vinculados a la agricultura, sino también el tejido social, con un papel destacado de las mujeres en la economía local.
Este arte manual, transmitido de forma oral y familiar, consiste en trabajar fibras vegetales —principalmente de atocha (Stipa tenacissima) y albardín (Lygeum spartum)— recolectadas en entornos semiáridos. El proceso se inicia con el machacado de la planta sobre piedra lisa, seguido del hilado a mano hasta formar cordones básicos llamados niñuelos. Con el tiempo, se desarrollaron versiones más complejas del proceso, incluyendo herramientas como tornos, ruedas de hilar y rastrillos de púas.
Patrimonio vivo en peligro
Aunque el hilado de esparto ha pervivido en el imaginario de la comarca a través de la toponimia, el vocabulario específico del oficio y el cancionero popular, en la actualidad su práctica está muy limitada y en riesgo de desaparecer. Solo algunos mayores lo mantienen activo en talleres y ferias, en una labor que va más allá de la producción: se trata de conservar una forma de vida, un conocimiento colectivo y un legado cultural. Por ello, las comunidades locales, junto a instituciones y agentes del territorio, han intensificado sus esfuerzos para su salvaguardia. Organizan demostraciones en vivo en ferias artesanas, recreaciones históricas, exposiciones y publicaciones divulgativas centradas en el tratamiento del esparto, dando visibilidad a esta expresión cultural única.
Un legado femenino y agrario
Este reconocimiento pone en valor, además, la importante participación femenina en esta actividad artesanal, que tradicionalmente se aprendía en el seno familiar desde edades tempranas. Su vínculo directo con la economía rural y la vida cotidiana hace del hilado de esparto un patrimonio cultural de enorme valor identitario para los municipios del sudeste madrileño.
La declaración como Bien de Interés Cultural llega en un momento clave para reforzar su protección, garantizar su transmisión intergeneracional y dignificar un oficio que, más allá de su funcionalidad, simboliza la capacidad de adaptación de las comunidades rurales a su entorno.
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