MÚSICA

Jugar a la ruleta rusa con Residente: nostalgia a bocajarro para un Madrid sediento de adrenalina

El rapero abre la segunda edición del Alma Festival con un concierto vibrante en el que recupera las viejas glorias del extinto Calle 13

Residente, durante el concierto que ha ofrecido en el Alma Festival de Madrid.

Residente, durante el concierto que ha ofrecido en el Alma Festival de Madrid. / SERGIO PÉREZ

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Madrid

Nadie sabe lo que puede pasar cuando Residente toma el escenario. En su particular ruleta rusa, no hay fogueo. O te gusta o te aniquila. Y, para ello, da varias oportunidades: primero, hace de macarrilla; segundo, de intenso; tercero, de padre… Y, si a su quinta cara, de ningún modo ha logrado conquistarte, disparo y al siguiente. Este jueves, no hubo que lamentar víctimas. Parece que, ojo, su personalidad múltiple gustó en masa a quienes visitaron el parque Enrique Tierno Galván: su concierto en el Alma Festival, que celebra su segunda edición en Madrid, tras 12 años de éxitos en Barcelona, confirmó por qué René Pérez Joglar (San Juan, 1978) nunca pierde. 

Frente a un público intergeneracional, enamorado de viejas glorias, pero entusiasmado con nuevas joyas, el rapero diseccionó un repertorio vibrante: quería que cada oyente sintiera, al menos una vez, como mínimo, la chispita que sólo provoca su canción favorita. Así que, para no jugársela, cuidado, optó por tocar un poco de todo. “¿Cómo estamos? ¿Vivos, respirando? Vamos a brincar con la educación gratuita y universal. También por todo lo que está ocurriendo en Gaza, que es horrendo. Quien no lo entienda hoy, lo hará en 20 años”, dijo. Lleva 21 años alzando la voz, por lo que sabe de sobra cuándo un concierto funciona o no. Y, en esta ocasión, desde el primer segundo, lo refrendó. Bastó con ver el fervor que despertaron Baile de los pobres, Cumbia de los aburridos y Atrévete para comprobarlo. 

Residente, junto a su banda, en el Alma Festival de Madrid.

Residente, junto a su banda, en el Alma Festival de Madrid. / RICARDO RUBIO

Rodeado por una banda de siete músicos, finísimos, siempre precisos, Residente no se mordió la lengua en ningún momento. Ni siquiera en los pasajes más íntimos, que los hubo, sin tanta metralla, haciendo de sus rimas un padrenuestro. Lanzó versos como dardos, incitando a la reflexión de quienes piensan como él. Es un autor concienciado y reivindicativo, pendiente del mundo, atravesado por la vida. Y, claro, como tal, utiliza el micrófono para luchar por aquello en lo que cree. Jamás se ha callado y, anoche, cómo no, tampoco. Habló alto y claro como Luis Eduardo Aute, Lluís Lach y Raimon, entre otros, lo hicieron en su época con sus canciones protesta. Él, en cambio, si bien no las siente así, las escribe con igual vehemencia. 

Desde que abandonó Calle 13 en 2014, ha puesto el foco en sí mismo: de hecho, en su último álbum, el segundo, ha afilado aún más su vena social. Mientras cantaba algunos de sus títulos, entre gestos de empoderamiento, puño arriba, puño abajo, el gallinero no paró de jalear y botar. Ni siquiera el calor que ha achicharrado Madrid esta semana les frenó. Montaron su particular trinchera, liberadora y latina, coherente con su pensamiento. Le azuzaron de principio a fin, querían más. Una eucaristía que, lejos de atenuarse con los minutos, se intensificó cuando empezaron a sonar los clásicos que catapultaron al grupo. 

Balas a conciencia

No hay nadie como tú, Muerte en Hawaii y El aguante desataron una energía colosal que dieron al show cierto punto épico. En pleno centrifugado, mezcló cumbia, merengue y blues, entre otros estilos, a su antojo. Improvisó, no se acató a un guion. Si por algo destaca Residente, precisamente, es por no repetir fórmulas jamás. Se mostró cercano, rompedor. Pero siempre atento a las necesidades de un aforo que, en esta ocasión, a diferencia de otras, no llevaba tanto tiempo sin verle en directo. La última vez que visitó Madrid fue en septiembre de 2024, por lo que quienes reincidieron anoche lo hicieron por pura devoción. Se la volvieron a jugar. 

Residente ha arrancado el concierto con 'Baile de los pobres'.

Residente ha arrancado el concierto con 'Baile de los pobres'. / SERGIO PÉREZ

En los próximos días pisarán el festival The Corrs, Wilco, Alan Parsons Live Project y Buenavista All Stars, un cartel de vértigo para una cita que, alejada del ruido, más pausada, busca poner al espectador en el centro. “Hay disfrutar lo que nos gusta. Vida solo hay una”, sentenció Residente. No es casualidad que arrancara con él: su rap sucio y gamberro, salpicado de ecos líricos, con la dosis justa de nostalgia, resulta tan cotidiano que es capaz de aunar bajo un mismo cielo a todo tipo de públicos. Un fenómeno sólo al alcance de muy pocos. Él prepara las balas a conciencia. El resto será historia.