CONCIERTO EN MADRID
Pepe Habichuela celebra sus 80 años de flamencura rodeado de familia, amigos y admiradores
Madrid se rinde ante el arte flamenco del guitarrista granadino, al que homenajearon en Las Noches del Botánico

El guitarrista Pepe Habichuela durante su concierto-homenaje en Las Noches del Botánico. / Europa Press/ Ricardo Rubio
"Uno toca como es. Hay gente que toca bien pero no es buena. El tío Pepe Habichuela toca bien y es bueno. Es un regalo de Dios", comentaba Sandra Carrasco en el homenaje al guitarrista granadino celebrado dentro de la programación de Las Noches del Botánico. "Además —continuaba— es importante expresarle todo lo que ha supuesto para nosotros y decírselo cuando todavía puede verlo. Todos nos vamos a morir algún día y hay que dejar un buen recuerdo". A continuación, la cantaora, acompañada del guitarrista David de Arahal, interpretó dos temas que demuestran que, tan importante como los homenajes son aquellos que los hacen.
Si Pepe Habichuela ha servido de inspiración a cualquiera de los magníficos artistas que ayer pasaron por el escenario ubicado en la Universidad Complutense —entre los que se encontraban desde el primer al último palmero, pasando por Yerai Cortés, Joni Álvarez, Javier Colina, Tino di Geraldo, María Terremoto, la bailaora Belén López y varios miembros de la familia Carmona—, no solo se merecía ese homenaje y la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes concedida en 2018, sino hasta una calle en Granada, un teatro con su nombre y hasta una estatua a la entrada de la Alhambra.
Aquellos que, ignorando las altas temperaturas de la sofocante tarde madrileña, decidieron acercarse con tiempo de sobra al recinto de Las Noches del Botánico, tuvieron su recompensa. Aunque la hora anunciada para el inicio del espectáculo eran las 21:30, a eso de las 21 hizo su aparición en el escenario Juan Luis Cano. Conocido por haber formado el dúo Gomaespuma junto a Javier Fesser y por ser un gran aficionado al cante flamenco, Cano se encargó de presentar a los diferentes artistas y rellenar con humor los huecos necesarios para llevar a cabo los cambios de instrumentos y microfonía.
"Bienvenidos a Las Noches del Botánico, aunque con este sol que cuesta decir lo de las noches", bromeaba Cano, momentos antes de presentar al primer artista del espectáculo y uno de los organizadores del homenaje, Josemi Carmona. El hijo de Pepe Habichuela interpretó un primer tema a la guitarra, antes de tocar un segundo acompañado del contrabajista Javier Colina, un armonicista y un percusionista, y un tercero junto a Enrique Heredia 'El Negri'. Mientras que el público extrañado por llegar con el espectáculo ya iniciado buscaba su asiento, el miembro de La Barbería del Sur interpretó La alegría de Vivir, uno de los grandes éxitos de Ray Heredia, que dedicó al cantaor Ramón el Portugués, fallecido el pasado 16 de junio.

El guitarrista Josemi Carmona durante el homenaje a Pepe Habichuela. / Europa Press/ Ricardo Rubio
A continuación fue el turno de Lela Soto acompañada de Paco Soto y Tino di Geraldo y, después, el de Montse Cortés con Joni Jiménez. Tras ellos apareció una de las sorpresas de la noche: Antonio Carmona con su banda. El exmiembro de Ketama recordó cómo, desde los tiempos en los que le acompañaba con el cajón, su tío Pepe Habichuela "siempre hizo mucho en mí, me apoyó y me trató como un artista", por lo que le dedicó las dos canciones que interpretó: Aquellas pequeñas cosas de Joan Manuel Serrat y Problema, conocido tema de Ketama, que fue coreado y bailado por un público que, justo cuando empezaba a animarse, vio cómo el espectáculo se interrumpía.
Regalo de Dios
Después de un descanso de quince minutos —destinado quién sabe si a reorganizar el escenario o a que el público se acercase a los bares del recinto para consumir—, el homenaje encaró su segunda parte, la cual comenzó con una proyección de imágenes que repasaban diferentes facetas de la vida de Pepe Habichuela. Por ejemplo, la familia, los inicios, los amigos, los éxitos y su talento para combinar el flamenco más tradicional con la vanguardia, como demuestran sus colaboraciones con Enrique Morente, la Bollywood Strings Orchestra o el trompetista de free jazz Donald Cherry.
Después de una farruca y unos fandangos de Huelva interpretados por Sandra Carrasco y David de Arahal, Pepe Habichuela regresó al escenario para interpretar unos "tangos y tientos a mi manera" y recibir de manos del artista José Manuel Oliver Jordano, una acuarela pintada por él. Tras el obsequio, llegó el turno de María Terremoto acompañada de Yerai Cortés —de actualidad por protagonizar el documental de C. Tangana La guitarra flamenca de Yerai Cortés— y que, además de fascinar al público, confirmaron la opinión de Juan Luis Cano sobre que "el flamenco tiene mucho futuro y además bueno".
De hecho, si después de escuchar a Sandra Carrasco, Montse Cortés o ver actuar a la espectacular bailaora Belén López, alguien dudase de esa afirmación, Pepe Habichuela y Ángeles Toledano subieron al escenario para confirmarlo. Modesta y respetuosa, la joven cantaora interpretó un primer tema "acompañando al maestro", y no al revés. A este siguió otro, junto a varios palmeros, a Joni Álvarez, a Paco Soto y a un par de percusionistas que calentaron el ambiente para la apoteosis.
Poco a poco, el escenario se fue llenando con todos los artistas que habían actuado a lo largo de la velada, a los que se sumaron familiares y amigos. En total, una treintena generosa de personas, que tocaban, cantaban, daban palmas y se arrancaban a bailar para deleite de un público totalmente entregado y que, de nuevo, vio cómo su alegría se cortaba. Sin explicación aparente, el sonido del concierto empeoró. Aunque parecía que los músicos sí que se escuchaban a través de los monitores de escenario, los espectadores solo oían las voces, las palmas y los instrumentos a lo lejos y sin amplificar. Cuando se lo hicieron saber a los técnicos de la mesa de sonido, estos explicaron que no pasaba nada, que el sonido estaba bien y que no era culpa suya.
A pesar de que el escenario de Las Noches del Botánico está en una zona de la ciudad en la que no hay viviendas sino facultades universitarias sin actividad alguna por la noche, todos los conciertos del ciclo finalizan a las 00:00 horas. "Si no cumplimos y nos pasamos de la hora, cancelan el Festival", se lamentaba uno de los técnicos. Mientras tanto, una pareja de la policía vigilaba el recinto y hacía cumplir la normativa que, sin embargo, sí permite que el público permanezca en lugar comprando en diferentes puestos, como abalorios, camisetas, discos de vinilo y libros o, claro está, cervezas y licores de alta graduación de las marcas que patrocinan el evento. Muchas cañitas y posiblemente también "flamenquines". De flamenco y del arte, ya tal.
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