Diez años del juego de los gatos explosivos que conquista Madrid a base de humor y estrategia

En una mesa de madera gastada de un bar en Lavapiés, cuatro personas ríen a carcajadas. No están pendientes de sus móviles, ni del reloj. Sobre la mesa, cartas con dibujos de gatos, tacos, rayos láser y expresiones llamativas vuelan de mano en mano. Uno de ellos acaba de explotar. Los demás celebran su eliminación entre bromas. Lo que comenzó como una extravagante idea en una servilleta se ha convertido, diez años después, en un fenómeno de masas.

Exploding Kittens, el juego de cartas que mezcla humor absurdo, estrategia y una buena dosis de caos felino, celebra su décimo aniversario superando los 50 millones de unidades vendidas en todo el mundo. En España, y especialmente en Madrid, la fiebre por esta peculiar ruleta rusa gatuna no ha dejado de crecer. De hecho, el juego se ha convertido en uno de los más populares a nivel nacional, según los datos de Asmodee, una de las distribuidoras de juegos de mesa más grandes del mundo y encargada de su comercialización en nuestro país. "Convirtiéndose incluso, en el juego más vendido por la compañía en los últimos años", sostiene Rocío Martínez, gerente de marketing de Asmodee.

En este mes de junio, el juego cumple diez años con más de 50 millones de copias vendidas en todo el mundo y con una gran historia que ha conseguid captar la atención de los madrileños. Cómo un juego excéntrico, nacido del humor absurdo y la autopublicación, se ha convertido en una forma de conexión entre personas. "En Madrid, especialmente, su impacto ha sido tan cotidiano como profundo", añade Martínez.

De internet a las manos: una revolución inesperada

En 2015, el proyecto apareció en Kickstarter sin mayores pretensiones que ser un juego de cartas con gatos explosivos. Su tono irreverente, sus ilustraciones peculiares (cortesía del dibujante Matthew Inman, creador de The Oatmeal) y una mecánica de juego sencilla lo convirtieron en un fenómeno viral. En apenas 24 horas recaudó más de un millón de euros. Al final de la campaña, superaba los ocho millones y contaba con más de 200.000 patrocinadores. Nadie imaginaba que una década más tarde, el juego seguiría vendiéndose, traduciéndose, expandiéndose y adaptándose a nuevas plataformas. La llegada de una serie en Netflix en 2024 dio un nuevo impulso al fenómeno, pero su esencia sigue intacta: una baraja, unos amigos y el riesgo permanente de explotar en cualquier momento.

Madrid como tablero

"Pocos lugares han abrazado el juego con tanto entusiasmo como Madrid", indica. En barrios como Malasaña o Chamberí, los cafés lúdicos lo ofrecen en sus estanterías como parte de la experiencia. En Usera o Vallecas, grupos de jóvenes lo llevan en la mochila y lo sacan en parques y centros culturales.

Esa capacidad de adaptación, su sencillez y su humor accesible han sido claves para su éxito, especialmente en una ciudad diversa y viva como Madrid, donde las formas de encontrarse y jugar cambian, pero el deseo de compartir y reír permanece.