La impresionante piscina natural de Madrid donde el baño está permitido: aguas cristalinas en plena naturaleza

Históricamente, una excursión a la Sierra para disfrutar de un baño en el río Guadarrama ha sido uno de los planes predilectos de miles de madrileños de cara al verano. Durante décadas, la forma más habitual de huir del soporífero calor de la capital siempre fue coger el coche y subir hasta este entorno natural privilegiado de la Comunidad de Madrid, donde las temperaturas no son tan elevadas y las aguas de los ríos suponen todo un alivio en los meses de julio y agosto.

Sin embargo, desde hace unos años el Gobierno autonómico realiza un control exhaustivo de las aguas y prohíbe el baño en buena parte de la red fluvial de la región, con el fin de proteger la salud de los ciudadanos y de conservar el medio ambiente. Por ello, solo unos cuantos rincones de la capital están abiertos al baño, manteniéndose prohibido en todo el caudal del Manzanares. Aun así, las autoridades sellan cientos de multas cada verano por chapuzones no permitidos en sus aguas.

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Las Presillas, la mejor piscina natural de la Comunidad de Madrid

Estas piscinas naturales, localizadas en Rascafría -- valle de El Paular -- se colocan como uno de los puntos más emblemáticos de la Sierra de Guadarrama. Sus tres zonas de baño, rodeadas de pinos y césped natural, convierten Las Presillas en un enclave único para disfrutar de un buen baño en plena naturaleza. Además, cuenta con servicio de quiosco para abastecerse de bebida fría o de algún aperitivo.

El aparcamiento tiene un coste de nueve euros, y abre en horario de 10 de la mañana a 21 horas de la noche. En caso de ir a pie, el acceso es libre y gratuito. Aprovechando la escapada, no es mala idea pasarse por el Área Recreativa La Isla o por el Monasterio de El Paular para disfrutar de un rato diferente en familia.

El baño en el Manzanares, prohibido

Un año más, el baño en el río Manzanares está prohibido, con motivo de preservar el medio ambiente, la restauración ecológica y la recuperación de los valores naturales en el entorno del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. La prohibición afecta a la Charca Verde, uno de los rincones donde más multas se imponen cada año.