ENTREVISTA
Juan Ramón Caridad, educador financiero infantil: "Los niños deben aprender finanzas desde que reciben su primera paga"
'Mi primer fondo de inversión', el libro educativo del profesor y director de clientes estratégicos en Pictet AM, Juan Ramón Caridad, que enseña a los niños finanzas desde la cocina hasta el 'blockchain'

Juan Ramón Caridad, educador financiero infantil y juvenil autor del libro 'Mi primer fondo de inversión'. / Alba Vigaray

Pregunta. ¿Por qué considera tan importante que los niños aprendan sobre dinero desde pequeños?
Respuesta. Es la asignatura de la que te examina la vida te dediques a lo que sea, y más en un mundo que está tan endeudado, la necesidad del ahorro y la libertad que te da el poder tomar tus decisiones con unos mínimos recursos económicos es algo que no es patrimonio de las grandes fortunas, es algo que todos, desde los barrios más humildes a los más adinerados, desde la más temprana edad hasta la vejez, nos afecta y de alguna manera forma o debe formar parte de la educación financiera básica y de la responsabilidad fiduciaria como industria, al final el hacerte entender es básico y en lo personal es nuestra obligación.
P. ¿Cuál es el mayor error que cometemos los adultos al hablar de dinero con los niños?
R. Hacerlo un trauma. Intentar apartarles de una realidad que porque históricamente se ha asociado con algo de adultos pues no disponen de esas herramientas que aprendemos tarde. Nunca es del todo tarde para aprender finanzas, pero cuanto más se tarde, más difícil será corregir errores. Por eso es fundamental empezar poco a poco desde jóvenes, con apoyo de padres y profesores. La educación financiera es básica para cualquier persona, sin importar su profesión, ya que vivimos en un mundo donde el valor se intercambia a través del dinero. Entender conceptos como el emprendimiento, el ahorro y la inflación es clave incluso para metas personales, como comprarse una moto. Por eso, desde la Fundación María Jesús Soto y con apoyo de instituciones como INVERCO, se promueve enseñar este idioma financiero desde temprano, no para vender productos, sino para ayudar a las personas a tomar mejores decisiones y evitar problemas.
P. ¿Cómo surge la idea de apoyarse con la cocina en el libro 'Mi primer fondo de inversión' para explicar conceptos de finanzas?
R. El recurso de la cocina es porque nos permite tener un idioma que entendemos todos y en cualquier parte del mundo, en México, en Japón, en Londres o aquí en Madrid. La cocina se usa como metáfora porque es un lenguaje universal que todos entendemos, facilitando así la explicación de conceptos complejos como los activos digitales y el blockchain. Esta comparación ayuda a entender la trazabilidad y seguridad en las finanzas digitales, de forma similar a cómo sabemos el origen y calidad de los alimentos. Además, usando ejemplos gastronómicos se pueden explicar riesgos y limitaciones de los activos digitales, como la dificultad para conservar su calidad o custodia, lo que facilita comprender mejor estas tecnologías. Así, se conecta la inversión tradicional con los nuevos activos digitales para que no se vean como mundos separados, sino como opciones que deben manejarse con cuidado y equilibrio.
P. ¿Qué retos enfrentó al adaptar conceptos como la tecnología blockchain a un público infantil?
R. La dificultad muchas veces es en que lo financiero está muy apartado de nuestro día a día. La mejor manera de simplificar conceptos es utilizar recursos como la cocina. Por ejemplo, cambiar rentabilidad por sabor y riesgo por calorías. Y todos comprendemos perfectamente que si nos alimentamos en exceso de dulce acabará siendo arriesgado para nuestra salud. Por eso en finanzas mencionamos con frecuencia el concepto de diversificación. Si yo solo como de una cosa puedo tener un problema que en términos financieros sería el riesgo factorial, muy complejo a la hora de construir carteras y se entiende que no puedo ponerme morado de una sola cosa, aunque sea una determinada acción, una determinada cripto y que cuando voy a comer distintas cosas también tengo que mirar esas características secundarias porque puedo estar muy cargado de carbohidratos y eso tampoco es una verdadera dieta sana o diversificación.

Libro 'Mi primer fondo de inversión' de Juan Ramón Caridad, educador financiero infantil y juvenil. / Alba Vigaray
P. ¿A partir de qué edad cree que los niños pueden empezar a entender conceptos financieros como el ahorro o la inversión?
R. Los niños deben empezar a entender conceptos financieros desde que reciben una paga, ya que así comienzan a manejar dinero y a aprender sobre ahorro. Más que la edad exacta, lo importante es el acompañamiento constante y adaptado a cada niño, igual que se enseña a usar un cuchillo con supervisión. La educación financiera no debe limitarse a ganar dinero o productos financieros, sino que es fundamental para aprender a gestionar recursos limitados, hacer presupuestos y planificar objetivos. Por tanto, sería ideal introducirla desde la primaria, con docentes preparados y valores claros, porque la vida misma examina esta materia constantemente. Entender finanzas es clave para ser libre y responsable, independientemente de la profesión o el camino que cada uno elija.
P. ¿Qué es lo más importante que un niño debería entender sobre los fondos de inversión?
R. Lo más importante que un niño debería entender sobre los fondos de inversión es que son herramientas para alcanzar objetivos personales bien definidos, como estudiar, disfrutar o crear un negocio en el futuro. También deben saber que pueden acceder a profesionales que los asesoren desde cualquier lugar. Además, es fundamental comprender que no hay rentabilidad sin riesgo, y que manejar bien esos riesgos es clave para maximizar ganancias. Quien prometa ganancias sin riesgo, simplemente no dice la verdad.
P. ¿Cómo ha evolucionado la educación financiera en España en los últimos años?
R. La educación financiera en España ha mejorado, aumentando la sensibilidad y transparencia sobre riesgos, gracias al trabajo de reguladores y organizaciones. Sin embargo, los conocimientos que se enseñan siguen siendo básicos y existe una gran brecha entre esos y el nivel de los profesionales. Por eso, iniciativas como las de BME y fundaciones buscan ayudar a elevar el nivel de la población, acercando contenidos más avanzados sin perder sencillez ni naturalidad. Así, se pretende democratizar el acceso a la educación financiera, que antes parecía un tema exclusivo o cerrado para pocos.
P. Con el auge de herramientas como Bizum o apps financieras, ¿cómo influye la digitalización del dinero en la educación financiera infantil?
R. La digitalización del dinero, con herramientas como Bizum y apps financieras, hace que la educación financiera infantil sea aún más necesaria, ya que los niños crecerán en un mundo con finanzas muy descentralizadas y digitales. Esto les dará más control y opciones para manejar su dinero, pero también hará imprescindible entender el valor del asesoramiento profesional. No se trata solo de mezclar ingredientes, sino de saber cómo combinar y manejar las situaciones, por lo que es importante enseñar que la gestión financiera requiere conocimiento y no es tan simple como parece.
P. ¿Cómo se pueden adaptar los contenidos financieros para captar la atención de una generación que ha crecido con TikTok y YouTube?
R. Para captar la atención de generaciones que consumen contenido en estas plataformas es fundamental digitalizar y adaptar los contenidos financieros, haciéndolos más dinámicos, breves y entretenidos. Usar formatos interactivos, vídeos cortos y una imagen menos formal ayuda a conectar mejor con los jóvenes, por ejemplo, con la metáfora de la cocina financiera que mezcla gastronomía y ciencia para hacerlo más atractivo. Sin embargo, también hay que transmitir la importancia de la prudencia y el control del riesgo en las finanzas, ya que es un tema serio similar a la salud, donde los errores pueden ser irreversibles. La experiencia y el conocimiento profundo, incluyendo aspectos matemáticos, psicológicos y emocionales, son clave para tomar buenas decisiones financieras. Aunque, debemos tener cuidado con las soluciones simplistas o promesas fáciles que se ven en redes sociales porque la educación financiera debe basarse en la combinación de distintas áreas y en una visión a largo plazo para evitar pérdidas importantes.

Juan Ramón Caridad, educador financiero infantil y juvenil autor del libro 'Mi primer fondo de inversión'. / Alba Vigaray
P. Si tuviera que crear un personaje infantil que está invirtiendo, ¿en qué tipo de fondo invertiría y por qué?
R. En el libro se trabaja mucho la idea de que el fondo es muy parecido a un plato. No se trata de elegir uno solo, sino de combinar varios tipos: fondos más seguros (como aperitivos ligeros), fondos más potentes (como proteínas o platos exóticos) y fondos que aportan variedad y alegría (como dulces o picantes). La idea es que cada fondo tiene un valor nutritivo distinto y la clave está en una combinación equilibrada, junto con una buena formación y asesoramiento profesional. Ninguna herramienta es perfecta, pero juntas forman un menú o dieta financiera saludable.
P. ¿Y qué cambios ha notado en la forma en la que las nuevas generaciones se están relacionando con el dinero?
R. Las nuevas generaciones muestran una gran necesidad de innovación y un fuerte interés por aprender sobre dinero, especialmente si se les habla en un lenguaje que entienden. Sin embargo, tienden a subestimar los riesgos y la concentración en sus inversiones, posiblemente porque han crecido en un contexto de mercados alcistas, similar a generaciones de los 90. Aunque les atrae lo nuevo y digital, también quieren comprender la complejidad financiera. Esto genera esperanza, pero también cierta preocupación, porque su tendencia natural a disfrutar y arriesgar puede llevarlos a excesos y a ponerse morados de una sola cosa si no tienen control.
P. ¿Cree que los niños de hoy serán mejores inversores que sus padres?
R. Se espera que los niños de hoy sean mejores inversores que sus padres, ya que tienen más interés desde edades tempranas y acceso a recursos y profesionales a nivel global, especialmente gracias a la digitalización y la inteligencia artificial. Sin embargo, es clave que aprendan a evaluar la calidad y autenticidad de la información, desarrollen pensamiento crítico, curiosidad y humildad para entender que las finanzas no son simples ni aisladas. El acompañamiento y la formación tanto de padres como de hijos es fundamental para prevenir errores y aprovechar el interés compuesto a largo plazo. Además, la educación financiera es un aprendizaje continuo para todas las generaciones, donde unos pueden enseñar a otros y viceversa. La clave está en hacer las preguntas correctas y mantener un diálogo abierto, con un lenguaje accesible pero riguroso, para crecer juntos en este mundo financiero en constante cambio.
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