COLECCIONISMO
Coleccionar Playmobil’s a los 50: "Los hijos de mis amigos me regalan sus juguetes de la infancia cuando se hacen mayores"
Lorenzo atesora más de 7.000 figuras y pertenece a la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil, que cuenta con más de 400 socios en toda España y monta exposiciones con fines benéficos

Lorenzo, vocal de AESCLICK en la Comunidad de Madrid, junto a algunos de sus muñecos de Playmobil. / ALBA VIGARAY

En casa de Lorenzo (46) viven 7.000 clicks de Playmobil. Algunos, como él, rozan los 50 años. Otros, en cambio, aún conservan el olor a nuevo. “El primero me lo regalaron en mi segundo cumpleaños y el último lo compré hace unos días”, confiesa. Fue en 2010, al cambiar Asturias por Madrid en busca de un futuro mejor, cuando descubrió el hobby de su vida: coleccionar estos emblemáticos muñecos: “Nada más llegar me topé con una feria que organizaba la asociación e inmediatamente me hice socio. A partir de entonces, la colección no ha dejado de aumentar. Te enteras de novedades, participas en exposiciones y cada vez quieres más y más y más. Hasta hoy, que tengo una colección de casi 8.000 figuras”. Es consultor de profesión, aunque se ha convertido también en vocal en la Comunidad de Madrid de la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil, Aesclick.

Cada año, Lorenzo viaja a Luxemburgo para conseguir colecciones 'vintage' de Playmobil. / ALBA VIGARAY
“Mis funciones son representar a la agrupación en la capital, ser la cara visible, contactar con los espacios o instituciones donde vamos a realizar las exposiciones, organizar la logística, la colocación de mesas, las protecciones…”, relata. La asociación, en funcionamiento desde 2005, celebra este año su 20 aniversario con más de 400 socios que la sostienen. Del total, alrededor de 50 viven en la capital, el territorio donde más se concentran, seguido de la Comunidad Valenciana y Castilla y León: “Todo comenzó cuando se reunieron los primeros. Vieron que no eran tan pocos como creían y decidieron oficializarla”. Con el corazón dividido entre su pasión y su oficio, no recuerda un cumpleaños sin abrir una de esas cajas repletas de piezas y accesorios. “Siempre fueron mi juguete favorito, me gustaba abrir cajas en fechas especiales. Conservo casi todos de aquella etapa”.
Como él, aquellos que nacieron a finales de los 70 o durante la década de los 80, época de mayor esplendor para los clicks de Playmobil, conforman el grueso de Aesclick. “La mayoría tenemos entre 45 y 50 años, aunque no hay un patrón de coleccionista claro. Muchos jóvenes se han incorporado recientemente y también mayores que se adentran en este mundo gracias a sus nietos. En este mundo hay de todo. Somos abogados, policías, informáticos…”, cuenta. No sólo les une su entusiasmo, pues la asociación cuenta con un fin benéfico: todo el dinero que recaudan a lo largo del año en sus exposiciones de maquetas se destina a la donación de juguetes en hospitales durante las campañas de Navidad: “Queremos ser un motivo de alegría para todos esos niños que, por una cosa u otra, no están pasando por un buen momento. Que ellos también puedan tener su juguete Playmobil”. En la actualidad, el Hospital Universitario Ramón y Cajal entre otros, cuenta con una muestra permanente que “muchos niños hospitalizados disfrutan viéndola”.

Lorenzo se unió a AESCLICK en 2010, cuando cambió Asturias por Madrid en busca de un futuro mejor. / ALBA VIGARAY
Valorada en 60.000 euros
Pese a superar los 7.000, la recopilación de Lorenzo no goza de ser la más grande de España. “Sé que es una cifra importante, pero hay gente que cuenta con 15.000 o 20.000 clicks en su casa. No se sabe quién tiene la mayor, ni entre todos podríamos saberlo”, revela. Si hablamos de cifras, no hay que olvidar cuando en 2010, la asociación entró en la historia de los Guinness World Records con la exposición de dioramas más grande de la historia: “Se colocaron 68.808 figuras. Todos los socios aportaron su granito de arena para hacer las diferentes maquetas. En quince años nadie ha logrado batir un nuevo récord, aunque si lo volviéramos a intentar nosotros lo conseguiríamos, ya que las colecciones individuales han aumentado muchísimo recientemente. Son la logística y organización necesarias para llevarlo a cabo lo que nos echa para atrás”. En su casa, el asturiano cuenta con una habitación específica para sus muñecos Playmobil, donde algunos permanecen expuestos y otros almacenados en grandes cajas.
“Tengo algunas maquetas en casa también, pero la gran parte de mi arsenal está guardado. No puedo tener todo a la vista. Los clicks en sí no son difíciles de guardar, pero los barcos, por ejemplo, tienen una estructura fija difícil de colocar”, añade. Su tesoro está valorado en entre 50.000 y 60.000 euros, una cifra superior a la que ha desembolsado a lo largo de los años: “Lo máximo que me he gastado en una figura son 15 euros. Hay veces que me he dado algún capricho, como con el tren del oeste que siempre quise tener. Llevaba descatalogado muchos años y lo conseguí en eBay por casi 400 euros. Es lo más caro que he comprado”. Entre tantos muñecos, es difícil escoger un favorito, aunque Lorenzo admite sentir predilección por las series de los años 90 que ya no se pueden adquirir en tienda. Cada año viaja a una feria de Playmobil que tiene lugar en Luxemburgo y adquiere ediciones especiales: “Siempre me vuelvo con más de 70 muñecos”.

Lorenzo acumula más de 7.000 'clicks' de Playmobil en una habitación de su casa, en Madrid. / ALBA VIGARAY
Los piratas y guerreros medievales, cuyas colecciones casi ha completado, destacan entre sus estanterías: “Todo aquello que tenga un emblema medieval lo cojo porque, para hacer ejércitos y batallas, hacen falta muchos muñecos”. A diferencia de otros compañeros, el vocal en Madrid posee ediciones de varias temáticas: “Eso es lo que lo hace especial. Hay quienes tienen únicamente piratas. Yo tengo de todo y podría montar cualquier maqueta”. De hecho, él fue uno de los aficionados que hicieron posible la última exposición en la capital, ubicada en la Terminal 2 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, abierta al público hasta el pasado 10 de mayo. “Era un espacio que ya conocíamos. Nos ceden cinco mesas de seis metros cuadrados cada una. Cuando se concreta una exhibición, lo compartimos en el foro y abrimos el plazo para que los voluntarios se apunten al montaje. Vamos allí un fin de semana, que es cuando no trabajamos y en uno o dos días completos lo solemos tener listo”, narra.
"Me llamaban friki"
A menos que sean pequeñas, las maquetas se levantan en el lugar donde van a ser mostradas: “Nos llevamos todos los materiales y las vamos montando sobre la marcha. En casa hacemos los planos, que luego sirven de instrucciones. Hay algunas para las que es necesaria una persona y otras, como en el aeropuerto, que requieren a varios voluntarios para hacerlo más vistoso”. Las hay de todas las temáticas, aunque dada la misión divulgativa de la organización, la mayoría muestran representaciones históricas: “Desde la prehistoria hasta Roma o Egipto, la Edad Media, la Era Victoriana, el oeste. Los ayuntamientos con los que colaboramos organizan visitas con los colegios de la zona. Ahí está el valor de la asociación, en hacer estas cosas posibles”. Al asturiano, este pasatiempo le ha regalado nuevos amigos que comenzaron siendo extraños y se han convertido en íntimos: “Antes la gente se avergonzaba de tener Playmobil's siendo una persona mayor, se hacía raro jugar con ellos. Y ahora te reúnes, conoces a gente de toda España, ves que a los espectadores les gusta”.

Uno de los planos elaborados por Lorenzo para la exhibición en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. / ALBA VIGARAY
Su familia, que ahora le anima a continuar con su colección, tardó tiempo en entender y aceptar el afán de aquel Lorenzo que puso un pie en la capital con 30 años. “Al principio me llamaban friki, porque lo soy, pero se lo han terminado tomando bien. Mi padre es el más reacio, porque no quiere que me gaste tanto dinero en ello a estas alturas. Mis compañeros de trabajo cuando van a ver una exposición se sorprenden. Saben que colecciono pero nunca se hacen una idea de lo que eso supone hasta que ven las maquetas. Ha llegado un punto en el que los hijos de mis amigos me acaban regalando sus juguetes de la infancia cuando se hacen mayores”, reconoce. Estos muñecos, de apenas siete centímetros de alto, tienen un gran valor sentimental para cientos de personas que, pese a haber convivido con ellos durante su infancia, no lo han descubierto hasta la adultez. “Los veo y me encantan, disfruto mucho con ellos. Ofrecen muchos mundos y oportunidades de crear”, concluye. En Aesclick, la pasión camina de la mano con la labor social. Y eso reconforta. “Te deja un buen sabor de boca”.