CITA EN PEDRALBES

Ayuso ratifica en la Conferencia de Presidentes su apuesta por un perfil propio al margen de otros barones

La presidenta madrileña defiende su "libertad" para dejar la reunión durante las intervenciones de Illa y Pradales en un gesto que ningún dirigente popular secundó

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ayer tras la Conferencia de Presidentes.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ayer tras la Conferencia de Presidentes. / MARC ASENSIO CLUPÉS

Víctor Rodríguez

Víctor Rodríguez

Madrid

El jueves lanzó su órdago en la Asamblea de Madrid y el viernes se vio obligada a mantenerlo en Barcelona. Ahora habrá que ver de qué lado cae el envite. Después de haber asegurado la víspera en la cámara regional que se saldría de la Conferencia de Presidentes si no se hablaba "en español", la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, lo hizo cuando le llegó el turno de intervenir al lehendakari Imanol Pradales y empezó a hacerlo en euskera. Tanto ella como su número dos en el gobierno autonómico y consejero de Presidencia, Miguel Ángel García, abandonaron la estancia del Palacio de Pedralbes donde tenía lugar el encuentro y estuvieron fuera los 20 minutos que duraron la alocución de Pradales y la inmediatamente posterior del presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Ningún otro de los 12 presidentes de comunidades y ciudades autónomas del PP presentes les siguieron.

El gesto marcó en buena medida la imagen de lo que quedará de esta XXVIII Conferencia de Presidentes, toda vez que el encuentro concluyó, como era previsible, por otra parte, sin acuerdos. Y sirvió, además, para que Ayuso ratificara su imagen de oposición frontal a Pedro Sánchez, siempre un paso más allá que el resto de su partido, en esta ocasión a costa de una cuestión como la lingüística, delicada en algunos territorios.

La propia presidenta madrileña adujo su "libertad" para defender su acción. "Tengo libertad para manifestar, desde mi posición como presidente autonómico, aquello que no me parece bien", justificó ante los periodistas nada más terminar la reunión. "Y no me parece bien, estar hablando con la misma persona dentro de un pasillo en español y pasar puertas adentro y mostrar que somos plurinacionales cuando no lo somos. Creo que tengo libertad para hacerlo, del mismo modo que otros presidentes tienen libertad para hacer lo que consideren", añadía una Ayuso que había llegado a Barcelona en torno a las once de la noche del jueves y estaba ya de regreso hacia Madrid a primera hora de la tarde, poco después de concluir la conferencia. "No necesito hacer sainetes con nadie, del mismo modo que ningún presidente autonómico me ha pedido permiso para hablar en valenciano, para hablar en mallorquín o hacerlo en gallego. No pido que se me secunde".

Moreno no es 'ayusólogo'

Algunos presidentes se negaron a utilizar el dispositivo para la traducción simultánea, pero ninguno la secundó en su salida, efectivamente. Y posteriormente, en sus comparecencias ante la prensa, trataban de dirigir el foco de la polémica contra Sánchez sin llegar a defender abiertamente la actitud de Ayuso. La balear Marga Prohens, que utilizó el catalán en la introducción de su intervención, mayoritariamente hecha en castellano, habló de "respeto". "Respeto profundamente todas las posturas de mis compañeros, pero yo no haré lo que le gustaría al Gobierno: seguir hablando de cómo nos comunicamos entre presidentes, en lugar de centrarnos en lo que de verdad importa", dijo.

El gallego Alfonso Rueda también arrancó su discurso en la lengua autonómica y proclamó su orgullo. Y otro barón con ascendiente como Juanma Moreno, pese a compartir el argumento de que a los ciudadanos puede parecer "ridículo" que quienes han tomado café y compartido conversación se pongan un pinganillo tras pasar "el arco de una puerta" y culpar de ello a Pedro Sánchez, se ha resistido a valorar la acción de la madrileña: "No soy ayusólogo. Cada uno tiene que dar explicaciones sobre lo que cada uno hace".

También en la dirección nacional del partido han tenido que gestionar el plante de Ayuso. Por la mañana, la secretaria general, Cuca Gamarra, hacía equilibrios entre apelaciones al "sentido común" y la constatación de que la presidenta madrileña ya había advertido de que lo iba a hacer. "Cada uno lo expresa de la manera que considera oportuno", añadía. Por la tarde, en un acto en Oviedo, Alberto Núñez Feijóo era más rotundo y, aun sin mencionar a Ayuso ni valorar su gesto, trataba de dirigir el foco hacia Sánchez. Hasta, ahora, en las Conferencias de Presidentes, "nadie había planteado un solo problema con los idiomas, nadie había discutido que hablemos el idioma de todos. Tenemos un presidente del Gobierno que vive de la división, que vive de la fractura, que vive del enfrentamiento".

Desde el Gobierno, en cambio, la fractura se ve en otro sitio. Fue el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, quien los expresó con más contundencia. "Si alguien vino a romper el Gobierno de España, lo que pasó es que se acabaron rompiendo entre ellos, entre los presidentes del Partido Popular", sentenció.

El asunto surge en un momento de aparente más calma entre Sol y Génova. "Quien tiene un problema con el PP de Madrid no es Génova, es la Moncloa", afirmó el presidente de los populares hace seis días. Este domingo, Ayuso y Feijóo volverán a verse en la manifestación contra Sánchez convocada en Madrid bajo el lema "Mafia o democracia" y a un mes del congreso nacional del partido. Ayuso ha manifestado en público su apoyo al líder gallego y ha dado a entender en un par de ocasiones en las últimas semanas que seguirá en Madrid en 2027. Ante unas hipotéticas aspiraciones nacionales, entiende que no es su momento.