FESTIVALES
La electrónica de altos vuelos reina en el cierre de Tomavistas
La tercera y última jornada, con platos fuertes de la electrónica actual y nombres importantes de la joven música de guitarras española, cerró un festival con una notable menor asistencia que la edición anterior

Ambiente en el concierto de Depresión Sonora durante la última jornada de Tomavistas. / Cedida

Este sábado, el Tomavistas cerraba su edición 2025 con una declaración de amor al baile y a la música electrónica. Los artistas que coparon los momentos álgidos de la última noche de esta cita, que supone el pistoletazo de salida de la temporada de festivales en Madrid, puede que no estén entre los que acumulan más oyentes en las plataformas, pero sí que son bastiones importantes de la música actual. Romy encarna la herencia de un pop oscuro y existencial con aristas electrónicas (el de su grupo original, The XX) que ella ha convertido en la mejor de las discotecas. Kelly Lee Owens es la demostración de que en la música de baile también puede haber canción de autor. Y Kiasmos recogen las enseñanzas de la música académica para llevarlas a las cajas de ritmos, los sintetizadores y una cultura equidistante entre el auditorio y la rave.
Esos tres nombres fueron los que sacudieron la última jornada de un festival que este año se presentaba en la misma localización del año pasado, la Caja Mágica, pero con un reciento reducido a la mitad a pesar de que de nuevo eran tres los escenarios en juego. 12.500 son los espectadores que, según la organización, ha sumado en sus tres días de duración, frente a los 25.000 del año pasado en solo dos jornadas. Entonces había un plato tan fuerte como ver a Los Planetas tocando su disco de debut, Super 8. Este año quizá faltaban esos nombres capaces de apelar a muchos, pero ni colocando a Amaia en la primera jornada se ha conseguido atraer al público de otros años.
Más allá de cifras de asistencia y resultados económicos, de cara al público el festival funcionaba como un reloj, con todos los conciertos empezando puntuales y una calidad de sonido más que notable. Iban bien las barras, se resolvían rápido las excursiones al baño y se circulaba sin ninguna molestia por el recinto, quizá precisamente por ese menor aforo conseguido. El nuevo escenario de esta edición, situado en una pista deportiva cubierta dentro de los edificios de la Caja Mágica, era un acierto: de día, era el único refugio frente al sol achicharrante de fuera.
Reinas de la noche
Romy y Kelly Lee Owens fueron las dos reinas femeninas de una noche en la que se alternaron con dos bandas masculinas, Kiasmos y Mogwai. La primera desembarcaba por primera vez en Madrid en solitario, después de publicar hace dos años el álbum que marcó su independencia definitiva de The XX, aunque los lazos entre los tres miembros del grupo sigan siendo fuertes. Romy ha encontrado una fórmula a medio camino entre el pop electrónico y el house de toda la vida, con su personalísima voz dando carácter a una música a priori sencilla y que practican muchos. En Madrid se subió al escenario con una acompañante que se dedicaba a manipular máquinas y teclados mientras ella se concentraba en cantar. Tuvo algún problema con el sonido, pero sonaron himnos como She's On My Mind, Loveher o Enjoy Your Life, con guiños tan explícitos al house de los noventa como esa versión reducida del You're Not Alone de Olive. Consiguió que el público bailase como se esperaba, aunque probablemente lo que quería una mayoría era ver de cerca a la voz femenina de una banda que los encandiló hace 10 o 15 años.
Algo parecido había pasado antes con Kelly Lee Owens, aunque ella no provenga de ninguna formación previa y siempre la hayamos conocido así, sola (como se presentó en el escenario) y haciendo gala de una aproximación a la música de baile, en sus diferentes expresiones, que también ella consigue hacer muy personal. Con un teclado a cada lado que a ratos abandonaba para dedicarse solo a cantar, la galesa despachó una sesión que fue bailable en todo momento, como también lo es su último disco, Dreamstate. Los ritmos a veces se aproximaban al tecno, otras al house, otras casi bordeaban el drum'n'bass. Atrás quedaba ese terreno de experimentación sin apenas ritmo que fue su álbum anterior: la artista ha decidido dejarse llevar por el baile, y con temas como el que se titula igual que su disco o como Higher consiguió que todo el que estaba en el escenario cubierto del festival se sumase. Solo con la balada del disco, titulada precisamente así, Ballad (In The End), la fiesta paró por unos momentos, pero volvería a reactivarse enseguida.
Hay que decir que tanto a Romy como a Kelly Lee Owens se lo había puesto fácil Kiasmos, el dúo de isleños del norte de Europa que fue la primera oferta electrónica de la jornada, ya entrada la noche. No deja de ser chocante ver a Olafur Arnalds, el músico islandés que se ha hecho célebre con una carrera construida en base al piano y la música neoclásica, bailando en un escenario y haciendo bailar a miles de personas. Kiasmos es el dúo de electrónica que Arnalds forma con Janus Rasmussen, de las vecinas Islas Feroe, y su show en Tomavistas consistió en un despliegue de beats minimalistas en los que, al contrario de lo habitual hoy en día, hay poquísimas capas: apenas el ritmo y unas melodías sencillas que se sobreponen. Venían a presentar su último disco, esa joya bautizada como II aunque no sea el segundo, y con un sonido elegante consiguieron que el festival se convirtiera en una rave suave y sofisticada.
Punk al sol
Un calor inhumano había sido la nota dominante toda la jornada, y quienes pagaron el precio más alto, inevitablemente, fueron los artistas a los que les tocó actuar más pronto. Lo de Biznaga fue heroico. Cuando salieron al escenario, poco después de las seis de la tarde, el achicharre era tan insoportable que la gente se agolpaba en las escasas sombras que producían las barras o la cabina de la mesa de sonido. Solo unos pocos valientes se aventuraban delante al principio, aunque las nubes pasajeras y los ánimos de la banda hicieron que ese grupo se hiciera cada vez más grande, hasta convertirse en una masa sudorosa y enrojecida.
Qué importantes son Biznaga. Un cuarteto guitarrero muy politizado y con un discurso bien armado en medio de un páramo, el de la música actual, en el que pocos hablan de las cosas que nos afectan a todos. Lo suyo son descargas de punk pop que no dejan títere con cabeza: se meten con los especuladores, con la patria, con la precariedad, con la inteligencia artificial... Hasta al festival le vacilaron por haberles hecho tocar en medio de ese calor infernal. Tocaron himnos como El futuro sobre plano, una canción que la sociedad aterrorizada por el acceso a la vivienda debería llevar cosida a la piel; Benzodiazepinas, con su alerta ante una sociedad anestesiada a la que se la cuelan doblada, o Madrid nos pertenece, que permite soñar que esta ciudad y su gente le gane la partida a las franquicias y los millonarios locales y foráneos. Cuando remataron con El entusiasmo y ese estribillo que dice "una canción de amor y acción / canción de acción directa", daban ganas de asaltar el palacio de invierno, pero con unas cervezas.
Si Biznaga son política y comunidad, Depresión Sonora es todo lo contrario: el quejido existencial de un joven, el talentoso Marcos Crespo, que padece en su habitación los hastíos y los dolores de una generación que a veces no sabe identificar por dónde le vienen dadas. Aunque su proyecto es en solitario, salió al escenario acompañado por dos guitarras, un bajo y una batería, y durante algo menos de una hora su concierto discurrió por ese sonido que le sitúa entre Joy Division (sobre todo) y The Cure, y por unas letras que trazan el día a día de esa especie de náusea sartriana postadolescente: me levanto tarde, escribo ciego, siempre lloro en mi cumpleaños.
Flamencos y escoceses
Un cariz muy diferente tenía lo que pasaba al mismo tiempo dentro de la Caja Mágica, en el nuevo escenario #Tan de Madrid como Tomavistas. Ahí desplegaban su fórmula extraña Frente Abierto, un supergrupo que fusiona el flamenco con muchas más cosas y del que forman parte, entre otros, el guitarrista y experimentador Raúl Cantizano, el programador electrónico David Cordero y dos músicos de heavy metal como el contrabajista Marco Serrato y el batería Borja Díaz. A la voz, Lela Soto, cantaora del linaje Cordera destinada a colocarse entre las grandes, y Sebastián Cruz, un vocalista con pasión por las músicas antiguas. La cosa sabía a sortilegio sonoro, un lugar en el que se cruzan el metal y el trip hop pero sin dejar de ser flamenco. Un viaje denso y lleno de matices que pronto habitará en su primer disco, en el que algunos ya quieren ver un nuevo Omega.
La última del festival fue una jornada que permitió contemplar paisajes musicales muy diferentes. A los ya mencionados podríamos sumar el punk funk de Yard Act, que aunque son británicos recuerdan más a experimentos americanos como Radio 4 o LCD Soundsystem: prometieron que haría bailar y lo consiguieron. También, por supuesto, a Mogwai, quienes si descartáramos la electrónica habrían sido los reyes del cierre del Tomavistas. Aunque la edad y los treinta años de carrera a sus espaldas se les notan, el veterano cuarteto de Glasgow, aquí apoyado por un joven guitarrista, era el que tenía la hinchada más fiel esperándoles, y no defraudó: con nuevo disco bajo el brazo, sus miembros, ya cincuentones, demostraron que siguen siendo únicos construyendo unas arquitecturas sonoras, casi todas instrumentales, absolutamente hipnóticas.
- Reabre uno de los parques más impresionantes y desconocidos de Madrid: palacios, fuentes y árboles centenarios
- El almacén secreto de Mayka, la vecina de Madrid que reina en Wallapop vendiendo muebles 'vintage': 'No tengo un don, solo buen ojo
- Notas de corte 2025-2026 en Madrid: consulta aquí tus calificaciones de la PAU
- Ayuso cesa a un alto cargo dos meses después de que la Fiscalía empiece a investigar una subvención de dos millones a una entidad presidida por su hermano
- El último cine que ha abierto en Madrid se rebela contra las dificultades políticas: siete artistas llaman a la resistencia
- Ya disponibles las notas de corte de la Universidad Autónoma de Madrid para el curso 2025-2026: ¿entras en la carrera?
- Consulta las notas de corte de la PAU 2025 de Madrid para los grados de las universidades públicas: ¿has entrado en la carrera que querías?
- Reabre una de las piscinas más asombrosas de Madrid que casi nadie conoce: entradas a precio regalado