LIBROS

El Iván Zulueta más desconocido e íntimo se presenta en el Cine Doré

La publicación del diario que el cineasta escribió durante su viaje a Nueva York en 1964, revela aspectos de su vida y su personalidad hasta ahora desconocidos por aficionados y estudiosos de su obra

Iván Zulueta, en Nueva York en el verano de 1964.

Iván Zulueta, en Nueva York en el verano de 1964. / FILMOTECA ESPAÑOLA

Madrid

A finales de diciembre de 1963, Iván Zulueta puso rumbo a Nueva York a bordo del navío mercante Monte Pasagarri. Después de casi dos semanas de travesía, el futuro realizador arribó a la ciudad estadounidense, donde se matriculó en la Art Students League. Durante un semestre, además de estudiar pintura y dibujo comercial, visitó la ciudad, disfrutó de la variedad de la cartelera neoyorquina, frecuentó a amigos de su familia que residían allí y documentó todas esas experiencias en un diario que, durante años, quedó olvidado en la casa familiar que los Zulueta tenían en San Sebastián. Ahora, ese Diario de Nueva York acaba de ver la luz gracias a la editorial riojana Pepitas de Calabaza y Filmoteca Española.

"Cuando Iván muere en 2009, vivía en la casa familiar de los Zulueta, junto a su madre. Aunque la mansión ya estaba vendida, los nuevos compradores llegaron al acuerdo de no hacer nada con ella hasta que la madre falleciera, cosa que sucedió en 2012 o 2013. En ese momento se vació el interior y el contenido se llevó a un almacén en el que en un lado estaban las cosas de la familia y, en otro, las de Iván", comenta Miguel Fernández Labayen, responsable junto a Josetxo Cerdán de la edición y las notas que acompañan el texto de Diario de Nueva York.

Un día de 2016, Fernández Labaye fue invitado por Virginia Montenegro, amiga íntima de Zulueta, a visitar dicho almacén. "Me quedé alucinado con lo que había allí. Me planteé que había que hacer algo con eso, pero desde el primer momento me di cuenta de que la tarea me superaba como individuo y como profesor de universidad. Sin embargo, cuando Josetxo Cerdán llegó a la dirección de Filmoteca Española, surgió la idea de que fuera Filmoteca la que se quedase con el archivo y comenzaron las negociaciones con Jaime Zulueta, que es el heredero de Iván que queda vivo".

Además de la adquisición y catalogación del archivo del realizador vasco, el gran acierto de Filmoteca Española bajo la dirección de Josetxo Cedrán fue el de compartir con el público esos materiales a través de diferentes proyectos. Entre ellos, Plena pausa, el espectáculo audiovisual creado por J de Los Planetas inspirado en los cortos en Super-8 de Zulueta, la proyección en varias sesiones de una amplia selección de las piezas rodadas en ese formato doméstico o, más recientemente, la edición de ese Diario de Nueva York, que revela un Zulueta completamente desconocido.

"Creo que la prensa y todos los que hemos escrito sobre Zulueta tenemos cierta responsabilidad en lo que se refiere a la imagen que hay sobre él, por mucho que él también colaborare en esa construcción contando sus historias de Nueva York al volver a España, que posiblemente fueran muy diferentes a como en realidad las había vivido o como las reflejó en el diario", comenta Josetxo Cerdán, que destaca cómo estos escritos personales permiten ver la construcción del mito Zulueta. "El diario demuestra que Iván también tuvo que aprender, que no era un marciano que cayó del del cielo en Nueva York y, de repente, vio la luz. Como cualquiera, él también tuvo que pelearse con la vanguardia, entenderla, domesticarla y poner aquellas cosas que le resultaban interesantes, junto a esas otras que también le gustaban mucho, pero que no eran para nada vanguardistas. La portada del libro, sin ir más lejos, muestra a Zulueta en unas fotos en las que imita a The Beatles, pero no parece que lo haga como homenaje sino más bien como una especie de humorada".

Iván Zulueta desembarcó en NuevaYork pocos días antes de que los cuatro de Liverpool llegasen a Estados Unidos y se desencadenase la 'British Invasion'. A pesar de la trascendencia que tuvo ese hecho para la historia de la música popular moderna, Zulueta no parece ser consciente de ello ni prestarle mayor atención. Si bien se compra un tocadiscos al poco de llegar a la ciudad, la música que escucha nada tiene que ver con los discos que aparecerían posteriormente en la tienda de los chicos de Un, dos, tres… Al escondite inglés, la película musical que dirigiría en 1969.

El 'Diario de Nueva York' de Iván Zulueta.

El 'Diario de Nueva York' de Iván Zulueta. / Pepitas de Calabaza

"Cuando ves el programa Último Grito te preguntas cómo es posible que Zulueta tuviera discos de Frank Zappa & The Mothers of Invention. Sin embargo, en el momento en el que escribe el diario, eso es aún más imposible —apunta Miguel Fernández Labayen—. En esa época compra cosas como Fausto Papetti y los Beatles no parece que le interesen mucho. En cuanto a las películas que ve, la mayoría es cine clásico de Hollywood, el cine del momento y algunas cosas de cine europeo que no se han proyectado en España. En ocasiones ve alguna película de Jonas Mekas o el Shadows de Cassavetes, pero no le acaban de atrapar porque le parecen cosas un tanto impostadas que no fluyen".

Hijo de una próspera familia donostiarra venida a menos, Diario de Nueva York muestra a un Iván Zulueta que, a sus veinte años, acude regularmente a misa los domingos, que se codea con el cónsul de España en Nueva York, que ha llevado más ropa de la que se va a poner en el viaje, que duda si darle o no al capitán del barco en el que viaja un regalo que su familia ha hecho que le lleve, que se queja de la larga travesía, que desea que vaya a visitarle su abuela porque, de ese modo, regresará a España con ella en avión y que se escandaliza porque, en el cine, tiene que compartir espacio con personas de clase baja. En definitiva, unas vivencias que el realizador nunca pensó compartir con nadie y que genera en el lector tanta fascinación como pudor.

"Diario de Nueva York no es como los diarios de algunos escritores, que han sido reescritos con el objetivo de publicarlos. En este caso, salvo alguna cuestión ortográfica, la editorial ha publicado el texto tal cual, porque creemos que es un material que nos ayuda a profundizar en sus años de formación y nos permite repensar y problematizar algunas de las cosas que hemos generado alrededor del mito de Zulueta", afirma Fernández Labayen, que reconoce que en otras ocasiones, Josetxo Cerdán y él sí han dudado de hasta qué punto es apropiado entrar en la intimidad de un creador. "Es algo que siempre hemos tenido presente, pero que nos ha parecido más problemático con otras partes del archivo de Zulueta. Cuando programamos los siete pases de los Super-8, por ejemplo, nos dimos cuenta de que en ellos aparecían personas que están todavía vivas en fiestas o escenas de contenido sexual. En esos casos, Filmoteca contactó con ellos para informarles de que queríamos hacer la proyección y obtener su consentimiento. Con el diario, sin embargo, no hemos tenido ese temor porque, si bien nunca sabremos si Iván hubiera querido publicarlo o no, creemos que queda claro que se trata de Iván en el 64, con veinte años, y que no entra en ningún terreno pantanoso".

Diario de Nueva York se presentará este martes por la tarde en el Cine Doré de Filmoteca Española. En la sala 1, la regia, Josetxo Cerdán y Miguel Fernández Labayen compartirán con los asistentes detalles del proyecto y, además de una lectura de fragmentos a cargo de Esther Pascual, se escucharán algunos de los temas de esos discos que Zulueta compró durante el viaje. Por último, se proyectará una de las pocas películas rodadas en Nueva York por el director. Una bobina de Super-8 en la que se puede ver a los alumnos de la Art Students League dibujando. "Es un material en blanco y negro que está un poco maltratado, con mucho pelo, con mucha raya -comenta Fernández Labayen-, pero que creemos que es muy interesante porque, durante el viaje a Nueva York, Zulueta casi no rodó".