GATOS Y CLAVELES

La intrahistoria del cartel que El Chico Llama ha hecho para San Isidro: "Cuando paseo por Madrid, me fijo en cosas que el resto no"

Tras formarse en Bellas Artes y Diseño Gráfico, Javier Navarrete trabajó durante siete años en diversos sectores hasta que apostó todo a su gran pasión: hoy, firma la imagen de las fiestas del patrón

Javier Navarrete, conocido artísticamente como El Chico Llama, en el centro de Madrid.

Javier Navarrete, conocido artísticamente como El Chico Llama, en el centro de Madrid. / ALBA VIGARAY

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Madrid

Podría ser usted quien protagonizase el último cartel de San Isidro. No es difícil verse ahí reflejado: entre claveles y barquillos, Madrid celebra a su patrón bailando. Los mayores, de chulapos, bien costumbristas, intercalan pasos con los jóvenes, en zapatillas, más modernos. Unos y otros se dan la mano para festejar una tradición que, cada año, atrae a más y más personas. Una hermandad que Javier Navarrete ha sabido retratar en el pasquín que la anuncia: “Las escenas que he dibujado surgen de las experiencias que he vivido desde niño. He intentado plasmar situaciones tan típicas como un vermú con amigos, las rosquillas de la abuela y un pícnic en el césped. Son momentos con los que cualquiera puede sentirse identificado”. Si por algo se caracteriza la obra de El Chico Llama, su alter ego, es por poner el foco en los pequeños detalles. Ojo.

Existen cuatro versiones de un cartel que, como el resto de su producción, colorista y armónica, busca integrar a todo aquel que conforma la ciudad. “Quería combinar lo clásico de la Pradera y Las Vistillas con otros enclaves. Es cierto que la Plaza Mayor es muy turística, pero también es una puerta de entrada a quienes vienen de fuera. Y, por su parte, Matadero se ha convertido en un punto esencial a nivel cultural. Ambas hacen que la fiesta sea transversal y se disfrute en numerosos rincones. San Isidro es todo Madrid”, explica Navarrete, que lleva desde 2019 haciendo ilustraciones con corazón. Tras formarse en Bellas Artes y Diseño Gráfico, trabajó durante siete años en diversos sectores hasta que apostó todo a su gran pasión. Hoy, es uno de los artistas jóvenes más demandados en el sector.

Cartel de San Isidro 2025, realizado por El Chico Llama.

Cartel de San Isidro 2025, realizado por El Chico Llama. / CEDIDA

El encargo del Ayuntamiento le llegó en marzo. Y, en una semana, presentó el primer boceto. Tras los retoques iniciales, entro en la fase de color: “Siempre me ha gustado adaptar símbolos antiguos a los nuevos tiempos. Por ejemplo, haciendo un juego con la indumentaria: mezclando las parpusas con vaqueros. No todo el mundo puede tener un vestido, pero sí algún adorno que les haga partícipe. Por ello, no debían faltar los claveles. Especialmente, los rojos. Son muy representativos de esta celebración. Decidí envolver cada escenario con ellos porque crean un ambiente muy característico. Tampoco quería olvidarme de los gatos, uno de los iconos por excelencia de la capital”. Ésta ha impulsado un programa repleto de conciertos, talleres y verbenas que, del 9 al 15 mayo, desatarán el júbilo por distintos emplazamientos.

No es la primera vez que pinta Madrid. Suyas son algunos de los dibujos más vendidos en las crecientes tiendas de láminas: entre ellos, los dedicados al teatro Lara, la puerta de Alcalá, el cartel de Schweppes, el cine Ideal, el café Pavón… “Me centro en mi entorno, es la única manera de ser lo más honesto posible. Es donde mejor me desenvuelvo. Empecé por Madrid por sus múltiples caras, llenas de belleza. Además, al alejarnos de los monumentos más emblemáticos, encontramos otros lugares menos turísticos, pero igual de bonitos”, reconoce Navarrete, que no suele repetir panorámicas. Prefiere ir de un lado a otro, poniendo la lupa sobre aquello que suele pasar desapercibido. Después, ya en casa, se toma el tiempo necesario para dar cuerpo a la imagen que retiene en su cabeza tantas horas.

Libros de plantas

“Siempre he sido muy observador. Cuando paseo por la calle, me fijo en cosas que el resto no. Mis colegas se quedan asombrados al comentarlo. Mi nivel de detalle es bastante grande y eso, de algún modo, lo he incorporado a mi trabajo. De niño, me pasaba las tardes viendo libros de plantas. El hecho de observar algo tan pequeño enfatizó esta tendencia”, recuerda. Lo que se ha traducido en una obra sencilla, pero lo suficientemente cuidadosa para que todo esté en orden. Un universo salpicado de situaciones cotidianas donde la clave está en las personas: cómo respiran, cómo sienten, cómo hablan. “Mis dibujos animan a la gente a profundizar emocionalmente en lo que están viendo, desde leer una revista hasta dar un paseo. No he inventado la rueda, sólo traslado al papel mis días”, añade.

El Chico Llama ha firmado los cuatro carteles de San Isidro 2025.

El Chico Llama ha firmado los cuatro carteles de San Isidro 2025. / ALBA VIGARAY

Un ejercicio que tiene cierto enfoque terapéutico para él: un empedernido negativo obligándose a sacar lo positivo a diario, qué poético. “Cuando pedí la excedencia en 2016, me di unos meses de margen para ver qué sucedía. Tras terminar el plazo, lo amplié. Y, al tercer año, decidí jugármela. Aunque los inicios fueron complicados, fui avanzando poco a poco. No me esperaba todos los proyectos que he ido acumulando en mi porfolio. Estoy satisfecho”, concluye Navarrete. ¿Un sueño por cumplir? Bueno, tres: “Hacer una portada para The New Yorker. Me encantaría formar parte de la cantera de ilustradores que lo han logrado. Y, por qué no, organizar una exposición o editar un libro con todo mi material. Trabajaré en ello”.