TRADICIÓN

Dime qué clavel llevas y te diré quién eres en San Isidro: guía de estilo castizo para acertar en la fiesta madrileña

El traje de chulapa y chulapo es una seña de identidad madrileña que remite al Madrid del siglo XIX, cuando los manolos y manolas comenzaron a vestir así para diferenciarse de las clases afrancesadas

Chulapos y chulapas

Chulapos y chulapas / Ayto. Madrid

Madrid se engalana cada 15 de mayo para rendir homenaje a su patrón, San Isidro Labrador. Y como cada año, la ciudad se llena de bailes, organillos y parejas vestidas de chulapos y chulapas que desfilan por Las Vistillas, la Pradera y otros rincones castizos. Pero si hay algo que no puede faltar en estas fiestas es el clavel. Esta flor no es solo un accesorio más, es un código sentimental de quien lo porta. Y sí, cada combinación tiene un significado específico, porque el color importa y mucho.

Rojo, blanco, par o impar

El clavel va siempre en la cabeza, sí, pero con arte: se coloca a un lado, justo por encima del moño o el recogido, normalmente sobre la sien o ligeramente hacia la coronilla, bien sujeto con horquillas para que aguante todo el día entre bailes, paseos y vermuts. A esto se le suma la pañoleta blanca atada en pico y que hace de sujeción.

Para las mujeres casadas, lo más tradicional es llevar dos claveles rojos, un símbolo de pasión y compromiso. Las solteras, por su parte, se decantan por dos claveles blancos, lo que refleja "disponibilidad".

Si estás en pareja o comprometida, lo ideal es llevar un clavel rojo y uno blanco, mostrando la mezcla de amor y esperanza. Las viudas, como muestra de respeto y memoria, optan por un clavel rojo, uno blanco y otro rojo, una combinación que simboliza el amor eterno y el recuerdo. Por último, las niñas, como no podía ser de otra manera, tienen un toque especial con un clavel rosa, reflejando inocencia y frescura en su celebración.

De manolos a chulapos

La ropa típica de San Isidro no es un simple atuendo folclórico. Es una seña de identidad madrileña que remite al Madrid del siglo XIX, cuando los manolos y manolas, que eran los habitantes de los barrios humildes como Lavapiés o Malasaña, comenzaron a vestir con ese aire castizo y orgulloso, que además las diferenciaba de las clases afrancesadas.

Se distinguían por su forma de vestir, con mantones, faldas largas, chalecos, fajas, y por su actitud, pícara y desenvuelta. Con el tiempo, esta figura fue evolucionando hasta convertirse en el chulapo moderno que hoy conocemos: ese que pasea por San Isidro con clavel en la solapa, parpusa en la cabeza y un aire que mezcla tradición y descaro con mucho estilo.

Durante el 15 de mayo, las mujeres lucen el característico vestido ajustado, generalmente en tonos blancos con lunares rojos o negros, que termina en un volante amplio y con mangas abullonadas. Sobre los hombros, un mantón de Manila bordado y en la cabeza, una pañoleta rematada con el clavel.

Hoy, sin embargo, la rigidez del traje se ha relajado: hay quien lo adapta con zapatillas, quien lleva solo el clavel o quien mezcla prendas modernas con guiños tradicionales. Y no pasa nada. De hecho, es de lo más madrileño que hay.

Para ellos, una chaqueta entallada con patronaje de pico de gallo, camisa blanca, pantalón de pinza y una inconfundible boina con visera, la parpusa. El chaleco, conocido como Gabriel, lleva el mismo modelo que la chaqueta. En la solapa no puede faltar un clavel rojo, que previamente le haya entregado una chulapa y el pañuelo, conocido como safo, alrededor del cuello de la camisa.

Vestirse de chulapo o chulapa en San Isidro no es obligatorio, pero sí es una forma de vivir la fiesta desde dentro. Ya sea con el traje completo o solo con un clavel en la solapa, lo importante es contagiarse del espíritu castizo que hace de esta festividad una de las más queridas de Madrid.

Y tú, ¿ya tienes tu clavel?