Qué hacer en Madrid esta semana: el ballet de Angelin Preljocaj, Matt Elliott en concierto, taller de cianotipia en familia...

MMMAD es una asociación cultural que, desde el año 2020, organiza acciones y exposiciones en espacios abiertos con el objetivo de acercar el arte digital al público general, innovando en los formatos y diseños de sus muestras y conectando creación, tecnología y miradas dispares. La sexta edición de su festival homónimo tendrá lugar hasta el 24 de mayo en Madrid, y trae con ella un programa que reúne tres exposiciones en los espacios GAVIOTA, HYPER HOUSE y NAVASIERRA, cuatro performances en Réplika Teatro y cinco talleres en Medialab Matadero, además de obras de arte que serán exhibidas en pantallas repartidas por toda la ciudad. Como cada año, MMMAD cuenta con un marco teórico que hace de paraguas a las diferentes propuestas, y que ha sido desarrollado en esta ocasión por la escritora y artista Mayte Gómez Molina (Premio Nacional de Poesía Joven), quien da forma a un programa que ahonda en temas como el cuerpo como ente político, la percepción como contrato social o la construcción de la identidad en espacios tangibles. Participan en esta edición los artistas y colectivos Alejandría, allapopp, Candela Capitán, Carles Castaño, Common Accounts, Guerreiro do Divino Amor, Lolo&Sosaku, MANS O + Joan Sandoval, Mayte Gómez Molina, Meritxell de Soto, PATIO studio, Rune Bering, Simone C Niquille, Sputniko! y YESSi PERSE.

El espacio SOLO Independencia acoge estos días la exposición Barjola, un retrato apócrifo, una muestra que revisita la obra del artista Juan Barjola desde una selección de trabajos del pacense en diálogo con los de más de 20 artistas, tendiendo así nuevos puentes entre una de las principales voces de la nueva figuración y el expresionismo español y creadores contemporáneos como Francis Bacon, David Lynch, Stephan Balkenhol, David Altmejd, Tobias Bradford, Lusesita o Paco Pomet. Al igual que muchos de los artistas que participan en la exposición, Barjola fue conocido por explorar la oscuridad y mostrarla sin tapujos, pero quizá una de las cosas que más definió su pintura fue el toque de humor que añadía a estos recovecos negros de la existencia humana y que los hacía más digeribles a la mirada ajena. En sus distorsionados “retratos apócrifos” su trazo crudo se intensifica, llevándonos de la mano a visitar el drama existencial en escenas cargadas de violencia, sexo y muerte, que se complementan aquí con piezas de otros artistas que van desde la pintura, la fotografía o la escultura hasta trabajos realizados con inteligencia artificial. Y es que hay pocas cosas tan intemporales como la turbiedad humana.

El Teatro Pavón recupera una de sus principales iniciativas en la difusión y promoción del flamenco: la Copa Pavón. Celebrada en los años 1925 y 1926 en formato de concurso, la cita regresa cien años después a las tablas del teatro de la calle de Embajadores en un ciclo de tres días que servirá para rendir homenaje a la cantaora Mayte Martín, quien actuará el domingo 4 acompañada del guitarrista José Gálvez, día que recibirá la Copa Pavón de la mano del también cantaor Arcángel. A esta se sumarán otras dos actuaciones; la primera de ellas protagonizada por la voz del chiclanero Alonso Núñez Fernández, más conocido como Rancapino Chico, hijo del gran Rancapino y una de las principales figuras de las nuevas generaciones del flamenco, quien ofrecerá un repertorio acompañado del toque de Diego Amaya. El sábado será el turno del cantaor y compositor Juanfran Carrasco, considerado por la crítica como el nuevo eslabón del cante jondo extremeño, en un espectáculo junto al guitarrista del Perla y las palmas de los Mellis.

Espacio Abierto Quinta de los Molinos inaugura un nuevo taller para niñas y niños a partir de 7 años dedicado a la cianotipia a través de una propuesta con la que el centro busca acercar el arte y la experimentación plástica al público a través de un proceso creativo accesible y divertido. Identificable por el característico tono azul de las impresiones finales, esta antigua técnica de impresión fotográfica fue desarrollada en 1842 por el científico británico John Herschel, aunque fue la botánica Anna Atkins quien la popularizó al utilizarla para ilustrar algas marinas y hojas de helechos, llegando a publicar el primer libro de ilustración botánica con sus trabajos. Durante la sesión, los participantes trabajarán con objetos naturales y artificiales para explorar contornos, sombras y transparencias, abarcando todas las fases del proceso, desde la introducción a la técnica hasta la creación de varias piezas sobre papel, incluyendo el insolado y el revelado. El taller está impartido por la Fábrica de Texturas, una iniciativa que se ha consolidado como un espacio de divulgación artística basado en la filosofía DIY (hazlo tú mismo), y que promueve entre los más pequeños el aprendizaje de técnicas tradicionales adaptadas al diseño contemporáneo. 

Matt Elliott lleva décadas labrándose una trayectoria silenciosa, pero de esas que perduran con el paso del tiempo. Desde que dejara la formación de trip hop The Third Eye Foundation para emprender su carrera en solitario, el británico ha ido acumulando un buen puñado de álbumes con los que se ha ido construyendo una voz propia en la escena indie folk internacional, aterrizando un sonido de una madurez apabullante con dejes del blues pesado de California y las músicas tradicionales griega, balcánica e incluso hispanoamericana. Algo así como si Nick Drake se fuera de juerga con Paco Ibañez después de un concierto de Tom Waits. Este domingo, Elliot aterriza en la Sala El Sol armado con su guitarra y su pedal de loops dispuesto a envolver al público en la atmósfera sugerente y taciturna que acompaña sus directos. No se nos ocurre mejor plan para bajar las revoluciones del fin de semana y disfrutar en vivo del más heterodoxo de los crooners modernos.

Del 6 al 11 de mayo, Documenta Madrid vuelve a convertir la Cineteca Matadero en el epicentro del documental contemporáneo con una cuidada selección de largometrajes y cortometrajes que celebran el cine de lo real. El festival apuesta un año más por nuevas miradas y formatos híbridos, dando cabida a obras que exploran las fronteras de la no-ficción y que se engloban en una línea curatorial centrada este año en el impulso al cine nacional, el archivo como herramienta de memoria y el documental de autor como motor estético y político. La programación se divide en tres secciones competitivas: la Competición Internacional, con títulos de diez países distintos que abordan temas que van desde la represión ideológica hasta la memoria palestina o las relaciones interespecies; la Competición Nacional, con una selección de retratos íntimos sobre el territorio, la memoria y la resistencia en clave política, ambiental y feminista; y por último, la sección Corte Final, con obras en fase final de producción que profundizan en la herencia y la identidad. Además de estas secciones, Documenta cuenta también con otros ciclos paralelos, entre las que destaca una retrospectiva dedicada a Ute Aurand en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, un ciclo sobre el cineasta palestino Kamal Aljafari en la Filmoteca Española, un programa de cine social mexicano contemporáneo en la Fundación Casa de México o el ciclo Cuando Estados Unidos se atrevía a soñar de La Casa Encendida.

Preguntado acerca de su último espectáculo, el coreógrafo francés Angelin Preljocaj aseguraba que su objetivo con él era “evocar los complejos sentimientos que tenemos cuando perdemos a un ser querido. No siempre es triste y desolador, hay casi momentos de alegría, en los que recordamos recuerdos maravillosos que tenemos de la persona, que te regeneran, te revitalizan”. Estrenada en 2024 y con paso por Madrid los días 8 y 9 de este mes, Requiem(s) es una poderosa meditación escénica sobre el duelo, la memoria y la espiritualidad. Inspirada en recientes pérdidas personales de Preljocaj, la obra se aleja de la majestuosidad funesta que presentan las partes de la liturgia musical que le da título con una coreografía y una escenografía -a cargo de Adrien Chalgard- que buscan darle un nuevo tinte al dolor para hacer de él una experiencia compartida de belleza, amor y reflexión. Interpretada por 19 bailarines, la obra avanza al ritmo de una selección de lo más variopinta, que abarca desde piezas de clásicos como Mozart y Bach hasta otras de compositores contemporáneos como Hildur Guðnadóttir, Jóhann Jóhannsson o de la banda de metal System of a Down, dando lugar a una experiencia audiovisual ecléctica que subraya el estilo rompedor del francés y su interés en la integración de la danza con otras disciplinas y lenguajes vigentes.

La sede madrileña de la galería Prats Nogueras Blanchard inaugura Soy Fuego, la nueva muestra de la artista y cineasta británica Hannah Collins, conocida por sus evocadoras y meditativas instantáneas en gran formato y sus instalaciones audiovisuales. Su nueva exposición reúne fotografías, esculturas, ilustraciones y velas votivas que, juntas, trazan un recorrido entre la memoria, el cuerpo, el paisaje y la materia, con el fuego como hilo conductor y presentado aquí como “símbolo de transformación, guía y resiliencia”. Para estos trabajos, Collins se ha inspirado en sus viajes por América Latina, desde la Amazonía hasta el desierto de Atacama, y en sus días junto a las comunidades locales, cuyas prácticas y rituales han nutrido gran parte de su mirada sobre los ciclos de la naturaleza. Uno de los ejes centrales de la muestra es la pieza Flaming Forest, una fotografía en la que vemos a un chamán encendiendo resina de copal en la selva y que, según su autora, puede entenderse como una “conversación sostenible entre el ser humano y la naturaleza”. A esta imagen le siguen otras de minas abandonadas en Almería, de la formación geológica de una geoda de cuarzo o de los rastros de cuerpos celestes en el cielo del Atacama. Una colección de momentos en los que lo ancestral dialoga con lo contemporáneo fundiéndose al calor del fuego en un mismo marco espaciotemporal, y en los que las llamas, más que destruir, revelan y conectan.