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El Reina Sofía estrena un cine consagrado al arte y al audiovisual más arriesgado
La sala del edificio Sabatini del museo, donde se situó durante décadas su auditorio, se concentrará ahora en la exhibición de esos contenidos en los que cine y arte se cruzan

La nueva sala de cine del Museo Reina Sofía, en Madrid. / ALBA VIGARAY

Una cabina de proyección con forma de quilla de barco y tres enormes proyectores analógicos dentro. Debajo, un patio de butacas con 133 plazas revestidas de terciopelo burdeos, sin soportes para dejar refrescos ni nada que se le parezca, como solían ser casi todos los cines de antaño. El Museo Reina Sofía acaba de abrir una sala de cine estable en su edificio de siempre, el Sabatini, donde antes se situaba su auditorio. Y lo ha hecho con todos los elementos que lo convierten en eso: en un cine de los de toda la vida. Nueve meses de obras y 856.000 euros aportados por el Plan de Recuperación de la Unión Europea han permitido que el centro tenga por fin un espacio consagrado a exhibir una porción de su colección, el contenido audiovisual, que forma parte de sus fondos y exposiciones desde su fundación en 1986.
"Desde que nace el Reina ya hay un momento de involucración importante con una primera generación de artistas que introducen el vídeo en su práctica: Muntadas, los colectivos de Vídeo-Nou... gente que, a finales de los 70 y en los 80, empieza a trabajar de una manera plástica con el medio, pero también como una forma de socializar la forma de producción, la circulación de las imágenes", explica Julia Morandeira, directora de estudios del museo y de quien depende el departamento de Cine y Nuevos Medios. "En la última etapa el cine siempre ha aparecido de una manera importante, por ejemplo con exposiciones como la de Albert Serra. Pero aparece como lenguaje puramente cinemático que amplía el imaginario estético, y no tanto al revés. Nos han faltado, en mi opinión, muchos artistas que trabajan con la imagen en movimiento y a los que hay que darles ese lugar en el museo de una manera más destacada o encauzada".

Julia Morandeira, directora de estudios del museo y de quien depende el departamento de Cine y Nuevos Medios. / ALBA VIGARAY
La nueva dirección del centro que capitanea desde hace casi dos años Manuel Segade, y a la que Morandeira se unió en 2024 después de pasar unos años en Holanda y en París al frente de diferentes instituciones de investigación y exhibición, se ha propuesto dar una personalidad específica a cada uno de sus espacios. De ahí que hayan creado este dedicado al cine, que además está pegado a las salas donde se instalarán las exposiciones relativas a esta materia. En el cine del Reina hay proyecciones de jueves a sábado por la tarde, y los domingos por la mañana es el momento dedicado al público infantil. El acceso es gratuito, una de las noticias mejor recibidas desde que se comunicó el proyecto.
Poco cine convencional
No será este un espacio en el que abunden las películas que podríamos llamar convencionales. Madrid ya dispone, dice Morandeira, de ese tipo de lugares, y enumera la Filmoteca (con su Cine Doré), la Cineteca de Matadero y los cines comerciales en sus diferentes tipologías. "Esta sala va a tener esa identidad marcada de ofrecer un cine muy vinculado con el arte. Vamos a trabajar desde lógicas comisariales en las que no vamos a excluir ninguna práctica de por sí, pero sí que nos vamos a centrar en los síntomas, en las cuestiones, en las urgencias que se están movilizando sobre todo en el ámbito de la práctica artística".
Por ponerlo en términos sencillos: aquí se exhibirá más videoarte y ensayo fílmico y menos largometrajes narrativos de los que solemos entender normalmente como cine. Aunque habrá de todo en una programación que contará con ciclos comisariados, sesiones comentadas, cartas blancas o la exhibición de piezas de la colección del museo en conexión con las salas expositivas que lo rodean.

Cabina de proyección de la nueva sala de cine del Museo Reina Sofía. / ALBA VIGARAY
Una muestra de esa filosofía es el ciclo con el que han inaugurado esta nueva etapa, Cine, año cero. Imágenes de nuestro tiempo. Lo ha comisariado Chema Gozález, jefe del Departamento de Cine y Nuevos Medios, y se ha concebido como una declaración de intenciones para arrancar esta nueva etapa. Abarca tanto prácticas de cine de artista como obras de cineastas que trabajan en esos campos cruzados del arte y el cine.
Cine del Museo Reina Sofía
Ya se han exhibido, por ejemplo, películas de la brasileña Ana Vaz, que en É Noite na América reflexiona sobre el desplazamiento masivo de animales desde las selvas de su país, devastadas por las plantaciones de soja, a la capital Brasilia. Del cineasta y performer filipino Khavn de la Cruz se proyectarán varias piezas, una de ellas acompañada por un concierto suyo en directo. El programa incluye a Anna Cornudella y Beatriz Santiago Muñoz, que en sus películas utilizan la ciencia ficción especulativa para hablar de cómo habitar la naturaleza o cómo el capitalismo se ensaña con ella. Pero también se puede ver dentro del ciclo una película que sí ha pasado por festivales y cines 'normales', y que incluso está en plataformas: el Lazzaro felice de Alice Rohrwacher.
Cine desde siempre
Muchos de los fondos audiovisuales con los que cuenta el museo están en soporte película, sobre todo en 16 milímetros. De ahí los proyectores analógicos con los que cuenta la sala y que hoy en día ya prácticamente no se encuentran en ningún cine, sustituidos por los digitales (también aquí hay uno). Pero no es solo una cuestión arqueológica. "Todavía hay muchos artistas que se preocupan por la materialidad de la pieza y siguen produciendo y trabajando con película", apunta Morandeira. "Nosotros contamos con una persona en el equipo, Ángel Prieto, que es un proyeccionista especialista en celuloide".

Entrada a la nueva sala de cine del Museo Reina Sofía. / ALBA VIGARAY
La sala que ocupa el cine se diseñó como auditorio cuando el antiguo Hospital de Santa Isabel se convirtió en museo. Entonces se encargaron de la obra Jaume Bach y Gabriel Mora, y ahora han sido los hijos del primero, el estudio Bach Arquitectes, los que se han ocupado de convertirlo en un cine, aunque el espacio ya había tenido este uso hace décadas, cuando la Filmoteca Española no tenía todavía el Cine Doré como sala de exhibición y realizaba sus proyecciones en este auditorio, que también ha tenido otros usos para charlas, conferencias o ruedas de prensa. Con la nueva reforma, el patio de butacas se ha elevado para conseguir una mejor visibilidad desde todos los puntos, pero los tonos y ciertas formas del espacio son muy similares a las originales, y le dan un cierto aspecto de cine de los años 80. Su imponente entrada, con las paredes de un rojo muy vivo y los marcos de las puertas de piedra, ya parece indicar que nos adentramos en un territorio en el que muchas cosas nos van a sorprender.
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