Seis años y un Día del Libro más después, la Guindalera sigue sin su gran biblioteca pública

Han pasado 2.197 días desde que el 19 de abril de 2019, el Ministerio de Cultura cerró las instalaciones para acometer una reforma de "urgencia" de las deficiencias estructurales del inmueble, así como subsanar algunos problemas de seguridad y climatización. Desde entonces, ni los seis largos años transcurridos ni las sucesivas reclamaciones de los vecinos, que este Día del Libro volverán a salir a la calle, han bastado para lograr la reapertura de la Biblioteca Estatal Manuel Alvar, en el barrio de La Guindalera.

Ubicada en el número 42 de la calle Azcona, este imponente edificio de siete plantas y 6.580 metros cuadrados, que alberga más de 560.000 documentos únicos, 25.000 ejemplares del legado personal del lingüista Manuel Alvar, y fondos patrimoniales del Depósito Legal de la Comunidad de Madrid, continúa cerrado a cal y canto, y sin avances visibles en las sucesivas obras licitadas.

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Vecinos del distrito, agrupados en la Plataforma Ciudadana Salamanca, Espacio La Atenea y La Guinda Activa, acumulan varios años denunciando el abandono de este espacio de referencia, cuya relevancia trasciende el ámbito local. La nueva marcha de este miércoles se suma a las organizadas todos estos años por las mismas fechas, así como a la recogida de firmas a través de Change.org que ya acumula más de 10.000 apoyos desde 2020. También a las reiteradas pintadas aparecidas cada cierto tiempo - y rápidamente borradas- en los muros de la biblioteca. Algunas tan ingeniosas como la que rezaba "Por fabor, avrir lla la vivlioteka. Es urjente".

El principal problema es la "desidia administrativa", lamenta Marisa San José, portavoz de La Atenea, a la que se suma una serie de problemas y contratiempos acumulados a lo largo de desde la clausura de la Manuel Alvar en 2019. "Nadie nos ha explicado nunca en qué consistía la emergencia, pero lo cerraron casi de un día para otro, por lo cual damos por sentado que debía ser algo grave", apunta esta vecina del distrito de Salamanca. El desencadenante, explica, fue una inspección realizada por el Ayuntamiento de la capital, que trasladó las deficiencias encontradas a la Comunidad de Madrid, gestora del espacio.

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Sucesión de obras sin fin

"Cuando ya iban a empezar las obras, se desata la pandemia y se para todo"; continúa su relato la representante vecinal. Hubo que esperar a verano de 2020 para ver terminados estos primeros trabajos. "Desde ese momento podrían haber abierto", apunta San José, pero no fue así. Según explica, la Comunidad decidió entonces que iba a llevar a cabo unas obras de mejora de las instalaciones, volviendo a dilatar el proceso hasta el otoño de 2023. "Tardaron tres años en hacer el plan, en pensarlo, presupuestarlo y en ponerlo en marcha", critica la portavoz de La Atenea, "mientras la biblioteca seguía cerrada".

Pese a todo, ahí podría haber terminado la cosa; sin embargo, una vez más, no sucedió así. Tras la propuesta de mejora del Gobierno regional, el Ministerio de Cultura anunció que quería hacer lo propio, redoblando (y alargando) la apuesta. "Esas son con las que estamos ahora", detalla San José, más de un año y medio después. El plazo dado era de 16 meses, por lo que deberían haber acabado a principios de este 2025. "Entonces la gran sorpresa es que hay una modificación de esa obra, cuyo motivo también desconocemos y que ha alargado de nuevo la obra sin fecha de apertura", censura esta vecina de La Guindalera.

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"Las obras se suceden sin que sepamos exactamente cuál era el problema y sin que la biblioteca reabra" sus puertas, lamenta Marisa San José. Mientras tanto, La Guindalera ha perdido uno de sus "grandes núcleos de actividad cultural", pues la Manuel Alvar hacía las veces de sala de exposiciones, centro de estudios y dinamizador cultural del barrio. "En Farenheit 451 se quemaban los libros, aquí se guardan en un almacén. Seis años después no vemos ninguna diferencia y lo lamentamos mucho", cierra la carta abierta dirigida este miércoles al Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y firmada por Daniela Vicario, portavoz de la Plataforma Ciudadana Distrito de Salamanca.

Preguntado reiteradas veces al respecto, el Ministerio no ha respondido a las peticiones de este periódico para ofrecer su postura sobre este asunto. Por su parte, desde el Ejecutivo autonómico indican que "las obras dependen del Ministerio". Cuando terminen, "le corresponderá a la Comunidad equipar" las instalaciones, añaden fuentes de la Consejería de Cultura.

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Otros barrios sin biblioteca

Aunque se trata de un caso paradigmático, La Guindalera no es el único barrio de la capital que carece de biblioteca municipal, tal y como denuncian desde la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) con ocasión del Día del Libro. Los vecindarios del norte del distrito de Ciudad Lineal, desde La Concepción a Costillares - lo que incluye San Juan Bautista, San Pascual y Colina-, carecen de ningún equipamiento público de estas características. Se trata de una "añeja demanda vecinal", apuntan desde la FRAVM, que "aparece siempre en los presupuestos participativos".

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Una "deuda histórica" que se repite en el barrio de Mar de Cristal, en Hortaleza. Tras muchos años de demanda vecinal, el Ayuntamiento madrileño aprobó el pasado mes de noviembre construir una en la calle Silvano, en el entorno de la glorieta de Mar de Cristal. Según lo anunciado por el Consistorio, el espacio contará con tres plantas y varias salas, incluidas de lectura, estudio y préstamo.

Peor suerte tienen los residentes del Casco Histórico de Barajas, a los que se les prometió una nueva biblioteca en 2018 pero que nunca se ha llegado a ejecutar. Tampoco hay, ni se la espera por el momento, en Cuatro Vientos - donde no existe "ninguna dotación cultural", critica la Federación-; ni en los barrios colindantes de Arroyo del Fresno, Peñagrande y Fuentelarreina, donde una nueva biblioteca ha sido el proyecto más votado en las dos últimas ediciones de los presupuestos participativos. En Ensanche de Vallecas siguen pendientes de la inauguración del nuevo centro cultural con biblioteca, prevista para la segunda mitad de este año; mientras que El Cañaveral, en Vicálvaro, está a la espera ver empezar los trabajos antes de que acabe el año.