HISTORIA

La casa de muñecas a escala humana que lleva 100 años oculta en Madrid: "Los documentos de la época no hacen alusión a ella"

De ladrillo, con un torreón hexagonal y abrazada por una enredadera: el inmueble fue levantado por Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, arquitecto responsable del Museo Numantino de Soria y la Universidad de Alcalá de Henares

La casa de muñecas del Palacio de Lineras fue levantada por Manuel Aníbal Álvarez Amoroso.

La casa de muñecas del Palacio de Lineras fue levantada por Manuel Aníbal Álvarez Amoroso. / ALBA VIGARAY

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Madrid

Una joya inadvertida. Dentro del Palacio de Linares, escondida en su jardín, agazapada, se encuentra una casa de muñecas a escala humana. Eclipsada por la finca que alberga la Casa de América, lleva años sin función alguna. Sin embargo, poco a poco, gracias a locales que empiezan a reivindicarla, está ganando protagonismo. Es como la imagina: de ladrillo, con un torreón hexagonal y abrazada por una enredadera. Parece sacada de un cuento que, según los escritos, ojo, no dista tanto de la realidad. Ahora bien, su final no es como esperan.

“Al ser un edificio exterior que no está conectado con el resto, no existe mucha documentación al respecto. Los recortes de prensa y el material documental que conservamos de la época no hacen alusión alguna”, explican desde Casa de América a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. El inmueble fue levantado por Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, arquitecto responsable de la iglesia de la Purísima Concepción de Tánger, el Museo Numantino de Soria, el Hospital de Santa Cruz de Toledo y la Universidad de Alcalá de Henares.

Jardín que da acceso a la casa de muñecas del Palacio de Linares.

Jardín que da acceso a la casa de muñecas del Palacio de Linares. / ALBA VIGARAY

Titulado en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid en 1873, fue pensionado por el Gobierno español en la Academia de Bellas Artes de Roma. Allí estudió el Panteón de Agripa y realizó un proyecto sobre el Palacio Ducal de Venecia. 34 años más tarde ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, al tiempo, ya con 69, se encargó de la intervención del Palacio de Linares: diseñó y ejecutó la escalera de mármol de doble derrame, la fuente, dos pabellones del parque y el cuarto de muñecas que lo circundan.

Supuestamente, esta casita rural, con ecos de la Casa de la Vieja que corona los Jardines del Capricho, se construyó para tapar la medianería con la finca contigua y, en consecuencia, se empezó a utilizar para guardar los aperos con los que cuidaban las plantas. Por lo que su cometido, según esta teoría, se alejaría por completo del esperado. No obstante, tal y como ha podido saber este diario, jamás tuvo atribuida dicha tarea: “Realmente, fue un espacio de juegos que se creó para la hija del administrador, que era también la ahijada del marqués de Linares y que fue la niña que después heredaría la casona”.

Pocas referencias

De las pocas referencias bibliográficas que existen, destacan las de Miguel Lasso de la Vega, Pilar Rivas y Alberto Sanz en Palacios de Madrid: “Ya en el jardín se disponen dos edificaciones: una de estilo romántico, la casa de muñecas, cuya función era de recreo de la heredera de los marqueses, y otra, de mayor tamaño y estilo clásico, en forma de U y con una cubierta acristalada en el patio destinado a las caballerizas. El ingreso se efectuaba por una puerta en el chaflán entre Recoletos y Marqués de Duero con una explanada para la maniobra de carruajes”.

De ladrillo, con un torreón hexagonal y abrazada por una enredadera, así es la casa de muñecas.

De ladrillo, con un torreón hexagonal y abrazada por una enredadera, así es la casa de muñecas. / ALBA VIGARAY

Por su parte, Las Provincias, el su edición del 16 de mayo de 1923, recogió: “Cuando el marqués de Linares falleció, su fortuna fue repartida entre los parientes, instituciones benéficas y la señorita doña Raimunda Avecilla, ahijada y actual condesa de Villapadierna, que vivió con ellos durante años. A ésta le correspondió el palacete, del que es actualmente propietaria. Por motivos de salud, los condes residen en la parte mayor de Málaga y sólo vienen a Madrid en contadas ocasiones. De ahí que esté siempre cerrado”.

Un busto de García Márquez

De este modo, se refuta la creencia popular de su uso como almacén de labranza. Una hipótesis que, como insisten desde Casa de América, se tambaleaba por la proximidad de las antiguas caballerizas. El oasis en el que se halla, reinaugurado en 2015 en homenaje a Gabriel García Márquez, está salpicado de árboles y esculturas. Entre ellas, el busto del Nobel que Milton Bernal elaboró para la ocasión. “Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón”, reza en la placa que le precede.

Según la teoría más extendida, fue concebida para guardar los aperos con los que cuidaban las plantas.

Según la teoría más extendida, fue concebida para guardar los aperos con los que cuidaban las plantas. / ALBA VIGARAY

Más adelante, el Palacio de Linares se abre paso. Es uno de los mayores exponentes del neobarroco francés en Madrid. Fue encargado en 1877 a Carlos Colubí Parra y ocupa los antiguos Molinos de Plata. Consta de cuatro pisos, más un subsótano que consta de galerías cegadas que, al parecer, comunican con edificios cercanos. Fue concebido como residencia aristocrática hasta 1986, cuando la sociedad inmobiliaria Teseo lo adquirió por 9.000.000 de euros. Ocho años después, se abrió la Casa de América como centro destinado al intercambio cultural.