SANTAS VACACIONES

Seis planes culturales laicos para disfrutar de Madrid estos días

Porque sigue habiendo vida más allá de procesiones, saetas y torrijas

Vista de 'Latina', la exposición en torno a la colección Gladys Palmera de Casa de América.

Vista de 'Latina', la exposición en torno a la colección Gladys Palmera de Casa de América. / Cedida

Jacobo de Arce

Jacobo de Arce

Madrid

Más allá del placer de disfrutar de unas calles prácticamente vacías, si nos alejamos de los puntos calientes que suponen las procesiones y las zonas más saturadas por el turismo, estos días son una ocasión perfecta para sentirse un poco dueño de la ciudad y gozar, por ejemplo, con su arquitectura, paseando con calma y sin tanto ruido alrededor, parándose a mirar hacia arriba sin miedo a ser arrasado por una horda con prisa. Si en cambio es de los que prefiere hacer una actividad cultural, digamos, reglada, también hay oferta. Madrid no para nunca (bueno, un poco sí estos días) y sigue habiando planes que hacer en la capital tan divertidos como enriquecedores del espíritu. Es decir: culturales. Vamos con algunos.

Este domingo se clausura la exposición Del juguete al cielo que el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque inauguró el pasado diciembre, así que si todavía no se ha visitado, es la ocasión definitiva para hacerlo, y merece mucho la pena. Ahí reunido, para diversión y regocijo de todos, grandes y pequeños, un siglo de juguetes, el que va de 1880 a 1980. 400 piezas procedentes de la colección Quiroga-Monte que abarcan desde los muñecos a los juegos de mesa o a lo que en su día fueron futuristas cachivaches lúdicos. Algunas, con declinación castiza. ¿Joyas? Un set que reproduce una coctelería (aquí, snack-bar) que perfectamente podría ser Chicote, o El Deriz, un juego previo a la Guerra Civil en el que uno tenía que elegir si iba con el bando azul o el bando rojo. También hay coches y barcos, claro, muñecas míticas como Cayetana, la alternativa a Mariquita Pérez, y hasta un zootropo, un invento precursor del cine. Más información aquí

EL juego que reproduce un 'snack bar' o coctelería.

El juego que reproduce un 'snack bar' o coctelería. / Cedida

Ojo, que cuando aquí decimos obras maestras, no estamos recurriendo al lugar común del superlativo fácil. Si uno hace un repaso rápido por las listas que elabora periódicamente la crítica mundial, esas de "las 100 mejores películas de la historia del cine" por ejemplo, será difícil no encontrarse con dos que ofrece este fin de semana la Filmoteca en su sala del Cine Doré, al que siempre es un planazo ir. La primera, el sábado 19 a las 17:30h, es Los viajes de Sullivan, una de las grandes comedias (no es exactamente una screwball comedy, aunque la dirigió un maestro del género como Preston Sturges) del Hollywood clásico, y con un importante componente social: un director de cine encarnado por Joel McCrea que quiere hacer una película sobre la pobreza en los EEUU de la Gran Depresión (para espanto de sus frívolos productores) decide disfrazarse de vagabundo y recorrer su país despojado de sus privilegios. No será la mejor idea, aunque por el camino se enamore de toda una Veronica Lake y finalmente acabe siendo consciente de la terrible realidad del sufrimiento de los de abajo. También tiene mensaje político la segunda, que se proyecta el domingo a la misma hora: La gran ilusión de Jean Renoir, espectacular alegato humanista y antibelicista estrenado en la turbulenta Europa de los años 30. En un campo de prisioneros alemán, durante la Primera Guerra Mundial, soldados y oficiales de ambos bandos (los retenidos son franceses, claro, con Jean Gabin en el papel de un aviador derribado) descubren que las clases sociales les unen y les separan más de lo que lo hacen las fronteras y los dirigentes de sus países. Un mensaje que no conviene olvidar cuando en el mundo suenan tambores de guerra. Más información aquí

Pierre Fresnay (izda.) y Jean Gabin en un fotograma de 'La gran ilusión'.

Pierre Fresnay (izda.) y Jean Gabin en un fotograma de 'La gran ilusión'. / ARCHIVO

Alejandra Fierro Eleta lleva décadas coleccionando discos, revistas, libros, carteles, fotografías y todo tipo de materiales relacionados con la música latina. A ese tesoro lo conocemos como Gladys Palmera, un nombre que abarca también una radio temática <em>online</em> y otro puñado de actividades puestas en marcha por esta mecenas y coleccionista que siempre ha vivido para la música, y en particular para la que se canta con ese acento más amable que el de este lado del Atlántico. La Casa de América acoge estos días una exposición, Latina, que reúne una muestra de esos materiales, con joyas como la falda de plátanos de Josephine Baker y un sinfín de carteles memorables de películas y conciertos. Entrar en ella es sumergirse en una explosión de color y de formas frutales, un universo hecho de ritmo y voluptuosidad que además aquí tiene un carácter eminentemente femenino, porque es en las mujeres artistas, en nombres míticos como Dolores del Río, Celia Cruz, Carmen Miranda o Yma Sumac, donde pone su foco la exposición. Los vídeos y la música que suenan de fondo casi hacen arrancarse a bailar. Imprescindible. Más información aquí

Fundas de álbumes en vinilo expuestas en 'Latina', la muestra que Casa de América dedica a Gladys Palmera.

Fundas de álbumes en vinilo expuestas en 'Latina', la muestra que Casa de América dedica a Gladys Palmera. / Cedida

Dos intérpretes soberbios en escena, de esos que es frecuente ver en los premios de cine y de teatro y a veces hasta con el galardón en la mano. Malena Alterio y Luis Bermejo se suben periódicamente al escenario del Teatro del Barrio (también a otros) para dar vida a Los que hablan, obra escrita por Pablo Rosal que aborda los problemas de comunicación en una sociedad en la que "la palabra sencillamente ha perdido su integridad". Sobre las tablas, una mesa, dos sillas, una jarra, dos vasos de agua y dos seres humanos inseguros que dan rodeos en una conversación íntima en la que sin embargo les cuesta contarse lo importante. Se podrá ver en dos funciones de mediodía, tanto sábado como domingo a las 13:00. Más información aquí

Malena Alterio y Luis Bermejo en 'Los que hablan'.

Malena Alterio y Luis Bermejo en 'Los que hablan'. / Cedida

Publicado hace ahora 160 años, pocos libros han tenido la influencia de Alicia en el país de las maravillas. La novela de Lewis Carroll ha dejado un enorme rastro en la cultura popular de los últimos dos siglos que se puede detectar en las pinturas de Dalí, en los clásicos de Disney e incluso en muchos videojuegos actuales. Un texto a priori infantil pero que ha ayudado a muchos adultos a entender la frágil frontera que existe entre la realidad y la fantasía y lo necesario de dejar volar la imaginación. Caixaforum Madrid le dedica ahora una exposición, Los mundos de Alicia. Soñar el país de las maravillas, que tiene mucho de inmersiva porque invita a los visitantes a convertirse por un rato en esa niña adelantada a su tiempo y adentrarse en una escenografía que recorre los ambientes de la novela mientras enseña cómo diferentes disciplinas de la cultura, de la literatura al cine o las artes escénicas, han dialogado con el libro y su legado. Un plan para toda la familia en el que es difícil aburrirse o sentirse ajeno, porque nos apela a todos. Más información aquí

La exposición dedicada a 'Alicia en el país de las maravillas' en CaixaForum.

La exposición dedicada a 'Alicia en el país de las maravillas' en CaixaForum. / ALBA VIGARAY

Los jardines también son cultura, expresión máxima del cuidado o el desdén, el refinamiento o la austeridad, del carácter y de la cultura, de sociedades, momentos históricos y personas. Lo sabía bien Umberto Pasti, autor de aquel maravilloso manifiesto botánico y catálogo de infinitos espacios vegetales que es el libro Jardines. Los verdaderos y los otros (Elba), estupendamente ilustrado por Pierre Le-Tan. Más allá de leerlo, que no es imprescindible pero sí recomendable, el plan aquí es visitar el Real Jardín Botánico vecino del Prado este sábado, cuando de 11 a 12:30h organizan una de sus visitas guiadas para conocerlo y disfrutarlo en primavera, contemplando cómo explota el color, tras meses de contención, a través de su colección de plantas vivas y sus invernaderos. Y si el tiempo acompaña, mejor todavía. Más información aquí

Vista del Real Jardín Botánico de Madrid.

Vista del Real Jardín Botánico de Madrid. / Cedida