Tostado y fundido
Adiós sándwich: Madrid se pasa al bikini y estos son los mejores
No solo los hay mixtos: también los encontramos de chicharrones, de solomillo o de ‘tartar’: todo cabe entre dos rebanadas de pan

Uno de los bikinis de The Bikini Bar. / The Bikini Bar
La historia de la nomenclatura del bikini-sándwich es cuanto menos curiosa. La prenda de baño, nacida en los años 40, se llamó así como protesta a las pruebas nucleares en el atolón Bikini de las islas Marshall. El nombre hizo fortuna por lo sonoro y acabó siendo el elegido por una sala de fiestas abierta en la Diagonal barcelonesa en 1953.
Lo importante en la sala Bikini era bailar pero, como todo el mundo sabe, moviendo el esqueleto entra hambre y algo había que ofrecer al público asistente. Los dueños decidieron elaborar un bocadillo que tenía evidentes vínculos por el 'croque monsieur' francés: jamón York y queso dentro de dos rebanadas de pan tostado. Lo llamaron “bocadillo de la casa” porque en el franquismo no estaba bien visto utilizar nombres extranjeros -aunque la sala se hubiera bautizado con un topónimo de Oceanía-. Fue un éxito y mucha gente empezó a pedir en otros locales “el bocadillo de la Bikini” y, al final, por aquello de la economía del léxico, “un bikini”.
Con el tiempo, el bikini se hizo mayor y pasó a ser, no solo de jamón y queso, sino de muchos otros ingredientes. Lo importante era que la estructura áurea de pan y pan con cosas en medio se mantuviera. Y a partir de ahí, creatividad al poder.
Lo curioso es que hasta época reciente, no se habían avistado bikinis (de los de comer, se entiende) fuera de Cataluña. En el resto del país los sándwiches -fueran mixtos o de cualquier otra cosa- eran, sencillamente, sándwiches sin más. Sin embargo, en los últimos años, el término a la barcelonesa ha hecho fortuna en territorios como Madrid, donde lo de pedir un bikini ha pasado, de sonar extraterrestre, a ser lo más normal del mundo. Aquí están algunos de los bikinis madrileños que más se llevan.

El bikini de Los 33. / Los 33
Los 33
Ningún otro sándwich (perdón, bikini) más deseado en Madrid que el que se sirve aquí (Plaza de las Salesas, 9). Se prepara a la parrilla y lleva ‘prosciutto’ fino y queso Havarti. Sus fans ma-tan por él y son capaces de comérselo en mesa o sobre un taburete improvisado en un rincón si hace falta. "Cuando decidimos traer a Madrid el primer sándwich mixto a la brasa, nos salió natural llamarlo bikini ya que Nacho nació y creció en Barcelona, dónde lo llaman así”. explica Sara Aznar, fundadora y propietaria de Los 33 junto a Nacho (Ventosa).

Uno de los bikinis de Rafa Zafra. / Bikini Bar
Bikini Bar
Imposible ser más explícito en el nombre de un local con el que el chef Rafa Zafra hace toda una declaración de amor a este irresistible bocado. La denominación de bikini tiene todo el sentido del mundo, teniendo en cuenta que Zafra, aunque sevillano de nacimiento, alcanzó el reconocimiento profesional en Barcelona. En la carta del Bikini Bar (NH Collection Madrid Eurobuilding. Padre Damián, 23) hay versiones tanto frías como calientes, con recetas como la de ‘tartar’ de chuleta madurada con mostaza y vinagreta de encurtidos o el de ‘pastrami’, ‘stracciatella’, pesto y rúcula. Los amantes del clásico de jamón y queso también lo encontrarán en la carta.

El bikini de solomillo de Amós. / Amós
Amós
La embajada en Madrid del chef Jesús Sánchez del restaurante Cenador de Amós -tres estrellas Michelin en la localidad cántabra de Villaverde de Pontones- también puede presumir de buenos ‘bikinis’ en su carta. Ubicado en el hotel Rosewood Villamagna (Paseo de la Castellana, 22), en el menú aparecen un bikini con pan de la pastelera Estela Hojaldre, de solomillo de vaca, queso cántabro Granja La Sierra y pimientos confitados. “La palabra bikini la adoptamos de la tradición de Cataluña para diferenciarlo del sándwich. Así lo distinguimos también de todos esos bocados que se ponen entre rebanadas de pan y que se consumen tanto en los hoteles”, comenta Sánchez, que añade que es “el bikini perfecto”.

El bikini de Manto. / Manto
Manto
En este restaurante (Avenida de los Andes, 34) perteneciente al Grupo Barbillón juegan a reinterpretar clásicos. Entre esos platos legendarios se encuentra el bikini de la sala Bikini (valga la redundancia. Por eso, en su carta hacen una especie de versión ilustrada donde le ponen jamón asado, queso ‘brie’ y trufa. Todo un ‘zasca’ para aquellos que dicen que el original nunca se puede superar…

El bikini de Asgaya cervecería. / Asgaya
Asgaya cervecería
El restaurante asturiano Asgaya es uno de los referentes en cocina fina del norte de la capital y desde hace algunas semanas cuenta con un hermano pequeño más informal en el número 8 de Ferraz, con una carta que es un ‘hall of fame’ del picoteo. Entre sus opciones hay un bikini de carrillera con salsa de pepinillos y queso. Atención, que ellos asegura que el nombre de bikini no es en homenaje al de la sala barcelonesa, sino porque su forma triangular recuerda a la parte inferior del traje de baño en dos piezas.

El bikini sin gluten de Tabanco Amores. / Tabanco Amores
Tabanco Amores
¿Hay algún bikini para los intolerantes al gluten? Los chefs Javier Goya (Triciclo) y José Fuentes (Kulto) lo tienen. Este dúo abrió hace unas pocas semanas Tabanco Amores (Santa Isabel, 38), un homenaje a la cocina del sur… pero sin gluten. Su bikini a la andaluza es francamente heterodoxo: “Lo llamamos bikini porque, sinceramente, el término vende más que un sándwich mixto”, explica Fuentes. En lugar de jamón York lleva chicharrones gaditanos, el queso es ahumado, incorpora una yema de huevo, manteca ‘colorá’, pimentón y una gotita de salsa Tabasco. El pan es de mollete y totalmente apto para celiacos.

Uno de los bikinis del recién abierto The Bikini Bar. / The Bikini Bar
The Bikini Bar
El universo del bikini se expande a su máxima expresión en este nuevo local recién abierto en Chamberí (Luchana, 10). Ofrecen muchísimos sándwiches para elegir a precios contenidos, entre los que se encuentran, aparte del canónico, otros de sobrasada, queso y miel o de mortadela ligeramente ahumada con queso Emmental. También se lanzan a la piscina con versiones dulces como la que incorpora plátano y crema de chocolate y avellanas, que haría las delicias del mismísimo Elvis Presley.
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